La tensión ha aumentado en la frontera entre Turquía y Siria desde que drones y cazas de las Fuerzas Armadas turcas comenzaran a bombardear las posiciones de las milicias kurdas la pasada noche del sábado en respuesta al atentado del anterior domingo en Estambul, que dejó seis muertos y más de 80 heridos.
Las aeronaves turcas han bombardeado decenas de posiciones en el norte de Siria y de Irak, donde el grupo armado kurdo PKK y las milicias kurdo sirias YPG mantienen sus bases. Han muerto más de 60 personas entre combatientes kurdos, soldados del Ejército sirio y cerca de una docena de civiles.
Los grupos kurdos han negado su participación en el atentado de Estambul y han calificado la acusación turca de excusa para justificar la intervención militar turca en el norte de Siria. Pero al mismo tiempo han prometido vengarse del ataque turco y, desde la tarde del domingo, han lanzado cohetes contra localidades del sur de Turquía. Esta mañana, uno de esos proyectiles ha alcanzado una escuela en la localidad turca de Karkamis. Han muerto tres personas, entre ellas un niño.
A su vez, el Gobierno turco ha afirmado que seguirá respondiendo a estos ataques endureciendo su castigo a los grupos que considera terroristas, lo que podría incrementar la escalada de violencia.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó este lunes que contempla lanzar una “operación terrestre” en Siria.
“No se trata de que esta operación se limite únicamente a una operación aérea”, declaró el jefe de Estado a los periodistas turcos que lo acompañaban en el viaje de regreso de Catar, adonde asistió a la ceremonia de apertura del Mundial de fútbol.
“Las unidades competentes, nuestro Ministerio de Defensa y nuestro estado mayor decidirán juntos sobre la potencia con que nuestras fuerzas terrestres” deben actuar, indicó el presidente, que indicó que se están realizando “consultas” al respecto.
“Ya lo hemos advertido: quienes nos molesten en nuestro territorio lo pagarán”, insistió.