Por el corresponsal de RFI en Tel Aviv, Daniel Blumenthal.
Casi cuatro semanas transcurrieron desde que Benyamin Netanyahu recibió el mandato presidencial para formar un nuevo gobierno después del triunfo electoral el 4 de noviembre.
El acuerdo coalicionario alcanzado este jueves 1° de diciembre entre su partido, el Likud, y los otros partidos, religiosos ortodoxos y religiosos nacionalistas, aún no ha sido firmado.
En su esmero por formar un gobierno que le ayude a esquivar los juicios en su contra por soborno, Netanyahu otorga autoridad a algunas de las figuras más extremistas del mapa político israelí.
El ministerio de Seguridad Nacional, a cargo de la policía, estará en manos de Itamar Ben Gvir, un activista nacionalista y provocador quien en su juventud robó la insignia del automóvil del entonces primer ministro Isaac Rabin y declaró que “como hasta el emblema”, podrá llegar también hasta Rabin. Un año más tarde, ese primer ministro artífica del primer acuerdo con los palestinos fue asesinado.
Bezalel Smotrich, futuro ministro de Finanzas
Un rabino homófobo y racista estará a cargo de muchos de los futuros contenidos de la educación infantil.
Bezalel Smotrich, un diputado de ultraderecha investigado en el pasado por los Servicios Secretos por sospechas de actos de terrorismo contra la población árabe será ministro de Finanzas pero además manejará los estipendios a los colonos judíos en los territorios ocupados en Cisjordania.
Frente a todos ellos, una oposición derrotada y fragmentada hará lo imposible para evitar que Israel no modifique su rostro irreversiblemente.