En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la investigadora del CONICET con sede en la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), profesora adjunta de Economía Política Internacional e investigadora asociada del Transnational Institute (TNI) Luciana Ghiotto, abordó la puesta en marcha del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico para Chile, apuntando a las consecuencias que su aplicación acarreará para el país.
Al respecto, Ghiotto afirmó que en términos arancelarios, el TPP no va a beneficiar en ningún modo de forma directa a Chile, dado que el país ya cuenta con tratados de libre comercio con todos los países socios. Algo que venía advirtiendo antes de asumir su actual cargo el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), José Miguel Ahumada, relevó la académica.
“Eso significa que cuando nos dicen el dato de cuántos productos entran a otras economías del TPP con rebajas arancelarias, uno tiene que poner en duda y hay revisar el anexo y en todo caso ver producto por producto cuáles son los productos beneficiados y a qué economías. Realmente en ese sentido hay que decirlo: El TPP no representa un salto cualitativo para la economía chilena”, adujo.
Asimismo, destacó que “los productos a los cuales se refiere este supuesto beneficio de acceso a mercados de los países miembros del TPP, tiene que ver con que son materias primas y productos del extractivismo. Son materias primas sin ningún valor agregado en Chile, es decir que el pueblo chileno no le pone ningún valor agregado a esos productos”.
A mayor abundamiento, explicó que “estamos hablando siempre de la canasta exportadora de Chile que son salmón, maderas, arándanos, paltas -cobre por supuesto, pero eso va con aranceles especiales- entonces lo que tenemos acá, es que los que se benefician con ese supuesto salto arancelario del TPP no es el pueblo chileno, sino que los grupos exportadores que ya de por sí controlan la cadena productiva del arándano, del salmón, las paltas y de la madera”.
De tal manera, señaló que “lo que hace este tratado es profundizar o empujar un modelo productor chileno vinculado con la producción en materias primas y el nulo valor agregado de estos productos en el momento de la exportación”.
Por otro lado, Ghiotto cuestionó los presuntos beneficios que el Tratado trae para la ciudadanía, considerando los que a su juicio son compromisos supra-comerciales y que restringen la acción de la política pública.
“No nos tenemos que olvidar y eso es lo que los medios de comunicación masivos no van a decir, que el TPP también es un tratado sobre servicios y sobre propiedad intelectual: los derechos de propiedad intelectual de las farmacéuticas, las empresas de agro-biotecnología, los derechos y las nuevas ganancias para las empresas vinculadas a las empresas del comercio electrónico, que es en realidad, el manejo discrecional de nuestro uso de internet y nuestro uso de plataformas”.
“Son 30 capítulos que tiene el Tratado Transpacífico y cuando los medios de comunicación se concentran en aranceles, están solamente viendo los anexos del primer y segundo capítulo, nada más. Nadie habla de los otros 28 capítulos que tienen efectos en su mayoría muy fuertes para el acceso de la población a la salud, a los medicamentos, al agua potable, a la educación y también a otros nuevos recursos como el tema de internet”, advirtió.
En otra arista, la investigadora descartó que -como afirmó el ministro de Hacienda, Mario Marcel- el tratado ayude a acarrear mayor tecnología al país a raíz de las normas ligadas a la inversión extranjera. Ello porque, según indicó Ghiotto, el Tratado no contempla obligación alguna a los inversores extranjeros respecto a los Estados concurrentes, sino su plena libertad de acción.
“Hemos visto lo reacias que han estado las contrapartes en el TPP de generar estas side letters que vimos que se impulsó como una estrategia de salvataje del ahogado gobierno de Boric para poner coto al acceso de los inversores extranjeros al mecanismo de solución de controversias entre inversores y Estados. No funcionó porque precisamente uno de los capítulos centrales de este tratado es el capítulo de inversiones y ese capítulo es el que permite el libre accionar y la libertad total del inversor extranjero frente a los Estados”.
En esa línea explicó que “estos capítulos se convierten en una especie de candado a la acción del Estado y a su capacidad de poner condiciones, por ejemplo de obligar en las inversiones transferencia tecnológica o cualquier otra obligación o requisito de desempeño que el Estado quiera poner al inversor extranjero”.
Con esas consideraciones, Ghiotto calificó como una “falacia” plantear que los tratados de inversión, y en este caso, el capítulo de inversiones dentro del TPP, trae beneficios para los Estados en términos regulatorios sobre la inversión extranjera.
“Más bien son el otorgamiento de la libertad total para la acción del inversor extranjero con respecto a dónde colocar su inversión, por cuánto tiempo y que cualquier acción regulatoria del Estado puede ser comprendida como una acción expropiatoria por parte del inversor y de ese modo comenzar una demanda en el arbitraje internacional”, subrayó.
Finalmente, apuntando a la actual administración, Ghiotto lamentó que se esté “perdiendo la ventana de posibilidad en este gobierno de Boric de abrir el proceso de discusión sobre el sistema de protección de inversiones”.
“Éste era el momento en que Chile podía poner un freno a este juego de la libre inversión, de los derechos exorbitantes para los inversores extranjeros. Podía con esto revisar su sistema de protección de inversiones, revisar los efectos de los tratados de libre comercio y poner otras pautas en la negociación como han hecho otros países como Sudáfrica, Ecuador, Indonesia y Nueva Zelanda mismo, que han dicho no a los derechos exorbitantes o a estos privilegios que tienen los inversores extranjeros”.