El sábado 21 de agosto recién pasado ocurrieron dos fenómenos climáticos absolutamente inusuales en ambos extremos de la Tierra: al mismo tiempo que en una base de la Armada chilena, en la Antártica, se registraba una sensación térmica de -42° C, al otro lado del mundo, en la Cumbre de Groenlandia (a 3216 mts. de altura) y donde siempre hubo sólo hielo, llovió –por primera vez desde que hay registros- durante horas.
La isla está institucionalmente unida a Dinamarca, a donde Trump tiene que ir en dos semanas, pero tiene el estatuto de territorio autónomo desde 1979.
Las consecuencias del enorme deshielo afectarán al mundo entero: los océanos podrían subir más de dos milímetros.
Dos obras acerca del lugar que la mujer ocupa en la sociedad coinciden esta semana en distintas salas de Santiago. Acá hablan sus directoras, Ángela Cabezas y Patricia Artés.