El obrero penquista se quemó a lo bonzo frente a la Catedral de Concepción como protesta ante la detención y tortura de sus hijos, María Candelaria y Galo, en manos de la CNI. “Fue también un acto de rebeldía”, afirmó la actual diputada Acevedo.
Este 11 de noviembre se cumplen 30 años de la inmolación de Sebastián Acevedo, obrero penquista que se quemó a lo bonzo frente a la Catedral de Concepción en protesta por no obtener información de sus dos hijos, detenidos y torturados por la CNI. Distintos homenajes conmemoran su memoria, además de criticar las escasas condenas por tortura en el país.