El líder norcoreano recordó que Pyongyang considera a Seúl el principal “enemigo” que busca “ocupar y destruir su territorio”. El presidente surcoreano alertó recientemente que Corea del Norte busca “provocaciones” de cara a las próximas elecciones.
Nada de armas ni amenazantes misiles, soldados que ni siquiera vestían tenidas de combate y vehículos motorizados en vez de tanques: así fue el inusual desfile militar efectuado este jueves 9 de septiembre, en horas de la madrugada en Pyongyang, para celebrar el 73er. aniversario de la fundación de la República Popular Democrática de Corea, más conocida en Occidente con un nombre que suena negativo: Corea del Norte.
El presidente chino Xi Jinping llegó a Pyongyang este jueves y fue recibido en el aeropuerto por Kim Jong-Un y su mujer. Se trata de la quinta cumbre entre ambos en diez meses, pero es la primera vez que un jefe de Estado chino visita Corea del Norte en 14 años. En estos dos días hablarán de la cuestión nuclear, el proceso de paz y la cooperación económica. Una visita que también constituye un mensaje diplomático a Estados Unidos.
La idea se enmarca en el proceso de paz emprendido por los líderes de Corea del Sur y Corea del Norte. De concretarse marcaría un hito en la historia de los Juegos Olímpicos de verano.
Luego de varios días de extrema tensión, las dos Coreas mantienen conversaciones de alto nivel este sábado. El encuentro, organizado en la localidad fronteriza de Panmunjon, empezó poco después de que expirara un ultimátum de Corea del Norte. Amenazó a su vecino con una “guerra total” si no cesaba sus operaciones propagandísticas en la frontera.
Kim Jong-un manifestó su voluntad de “hacer frente a las amenazas de Estados Unidos”, aumentando el arsenal nuclear de Corea del Norte tanto cuantitativa como cualitativamente. En tanto, el país americano mantiene a decenas de miles de soldados vigilando en la frontera de Corea del Sur, a la espera de un eventual ataque.