El martes 31 de agosto, el Gobierno debía entregar una propuesta para ir en ayuda de las y los trabajadores de la cultura, pero el ofrecimiento nunca se concretó. Para los artistas, este retraso no es nuevo. Durante los últimos seis meses han intentado llegar a un acuerdo con Hacienda, pero los ofrecimientos nunca han generado consenso. ¿Los motivos? El exceso de “letra chica” y la presentación de ideas que “rayan en la irregularidad”.
El año recién pasado, los trabajadores y trabajadoras de la cultura y las artes debieron enfrentar uno de los momentos más difíciles de su trayectoria. Sin apoyos directos, los creadores se vieron sumergidos en una crisis profunda que se ha extendido en el tiempo. “Ya no sabemos qué hacer”, cuentan los dirigentes.
Las principales críticas a la iniciativa apuntan a que se trate de un préstamo a los trabajadores y trabajadoras.
A mediados de marzo, los trabajadores de las artes denunciaron que, producto de la pandemia, enfrentarían una crisis sin precedentes. Actualmente, esas inquietudes se han multiplicado, revelando sus primeras consecuencias: “Hay quienes no van a poder pagar los servicios básicos de este mes o del próximo”, dicen.