El sociólogo e integrante del Observatorio del Libro y la Lectura de la U. de Chile, abordó los grandes desafíos que tiene el mundo del libro en nuestro país. Uno de ellos, la digitalización.
Uno de los ataques más recientes se dio nada menos que sobre la que probablemente es la pieza de arte más famosa del mundo, la “Mona Lisa” de Leonardo da Vinci en el Museo del Louvre, donde un grupo de activistas le lanzó sopa a fines de enero.
La crisis sanitaria remeció buena parte del tejido que, durante los últimos años, había generado un desarrollo sostenido de las prácticas artísticas y culturales en el país. Por ello, la próxima administración no sólo deberá recomponer ese entramado, sino que también, abordar la precariedad de las y los trabajadores de las artes, impulsar la ley de patrimonio cultural y consolidar una institución que, ante la pandemia, se volvió ausente.
Durante la Convención Constitucional uno de los temas ineludibles serán los derechos culturales. A partir de este debate, podrían discutirse aspectos como el acceso a la cultura y el patrimonio, el derecho a la identidad cultural y la dignidad de las y los trabajadores de las artes, entre otros. Sin embargo, esa discusión se vislumbra de forma compleja, sobre todo por la multiplicidad de aspectos que surgen como urgentes: “Los derechos culturales todavía están en un segundo plano”, dicen desde el Observatorio de Políticas Culturales.
La Encuesta de Participación Cultural del 2017 demuestra que diversos espectáculos culturales no llegan a las regiones del país y complican la situación laboral de los artistas y gestores culturales. Al respecto de esta situación, iniciativas como Miradoc intentan democratizar el cine y para su directora, Flor Rubina, se trata de un público que responde a la curiosidad.