Este domingo vence el plazo para que las universidades que cumplen con los requisitos para acceder a la gratuidad a partir de 2016 manifiesten su voluntad para participar en el proceso.
En ese contexto, y luego que esta semana el Congreso aprobara la ley corta sobre gratuidad, considerando además el complicado paso de la cuestionada glosa presupuestaria por el Tribunal Constitucional, pareciera que en el Ministerio de Educación miran el futuro con más optimismo.
Precisamente su ministra, Adriana Delpiano, a seis meses de haber asumido sus funciones, advierte que “no sé si solo con un trabajo prelegislativo habríamos logrado ponernos de acuerdo. Hace unos años, hablar de gratuidad era prácticamente imposible, no había piso para eso”
Asimismo, como parte de una entrevista en El Mercurio, insiste en que “nunca se planteó sacar a las tres universidades estatales” del beneficio de la gratuidad. “Lo que se planteó fue encontrar una fórmula distinta para el traspaso de los recursos, y después eso fue desechado”. A esto agrega que “el gran debate, y lo entendió la derecha, es que solo el Estado puede tener la responsabilidad de mejorar las universidades estatales”.
En cuanto a la posibilidad de presentar dos iniciativas de ley, que apunten al marco regulatorio de la educación superior, así como al nuevo sistema de financiamiento, la ministra anticipa que se presentará un proyecto. “Hay un tema que está pendiente, que no sabemos si va en la ley general o como ley específica, que tiene que ver con un conjunto de elementos pedidos por los parlamentarios y que para nosotros es una necesidad, que es alivianar las condiciones de funcionamiento de las universidades del Estado”.
Esto, según Adriana Delpiano, respecto del conjunto de restricciones que no tienen las universidades privadas. “Las compras públicas, el paso por Contraloría, la necesidad de refuerzos para poder incentivar el retiro de sus académicos, etc. Eso no está definido”.
Junto con lamentar los bajos ingresos que existen en el país, producto de la mala distribución de los mismos, advierte que la gran meta es haber comenzado con la gratuidad, donde las condiciones de la economía nacional determinarán el proceso de avance. “Cuando se hizo el programa de gobierno, con este planteamiento, teníamos el cobre a cuatro dólares la libra. Cuando tienes la mitad de ingresos se aplana el logro del objetivo, se lentifica, independientemente de la Reforma Tributaria”.
Además, anticipa que durante la última semana de diciembre el Ejecutivo enviará al Congreso el proyecto de reforma a la educación superior. Una discusión que para la secretaria de Estado tomará muchos meses, e incluso el año completo.
De hecho, asegura que la futura ley tendrá un foco en la garantía, en la regulación y en el financiamiento. “Aquí hemos encontrado una modalidad de financiamiento, pero así como la glosa tuvo su debate y su sello de discusión en términos de cómo se avanza en gratuidad, en la ley larga el sello está puesto en otro lado, en cuál es la institucionalidad que el país se da para garantizar que no exista ninguna institución no acreditada”.
En ese sentido, aclara que “el diálogo se va a dar donde se tiene que dar, en el Congreso, porque no hay más tiempo”, anticipando que buscarán los mayores acuerdos posibles.
Respecto de su futuro, la ministra no lo duda. “Nadie se hace famoso siendo ministro de Educación. No necesito hacerme famosa tampoco. Al final del período solo veo un tejido y mis nietos como posibilidad”.