Otra vez las Isapres

  • 19-11-2009

En días pasados un gran titular en la prensa anunciaba que las Isapres dejarían de lado a partir de marzo determinadas condiciones que limitan el acceso a dichos seguros privados. Lo harían a través de una autorregulación, vale decir ellas determinarían qué problemas y en qué condiciones.

Las Isapres han sido tradicionalmente instituciones mezquinas que no han dudado en maximizar ganancias a costa de sus usuarios. El último ejemplo fue cobrar una prima adicional a todos sus cotizantes por la puesta en marcha del AUGE, en circunstancias que de sus usuarios sólo el siete por ciento lo han utilizado.

Por qué entonces esta aparente generosidad. La fecha de implementación es obvia, allí sabrán con qué gobierno se entenderán y, por lo tanto, que franquicias o fiscalizaciones pueden esperar. 

Pero aparte de la fecha, las Isapres muestran una nueva actitud, por primera vez son proactivas y eso es lo más sospechoso. Las veces anteriores sus reacciones tardías les significaron sacrificar su menguado prestigio y perder numerosos cotizantes que migraron a Fonasa.

La anticipación de esta vez se puede explicar por la reciente publicación de un estudio de la Superintendencia de Salud respecto a lo que se conoce como la población cautiva de las Isapres. Son cautivas aquellas personas que tienen alguna enfermedad o son mayores de 60 años y que al cambiarse de Isapre pierden beneficios de sus programas. Su única alternativa es irse a Fonasa.

Las Isapres respecto a estos cautivos se protegen. Asumen que les saldrán más caros y, por lo tanto, les suben la prima, tienen que pagar mucho más mensualmente.

¿Por qué entonces el anuncio? El estudio de la Superintendencia demuestra que la mayoría de los cautivos son mayores de 60 años sanos y que las Isapres lucran más con ellos que con el resto de los cotizantes. La prima que ellos pagan es superior a los gastos que generan. Además la mayoría de las enfermedades que tienen son AUGE, por lo que están cubiertas por un fondo de compensación inter isapre, algo que la derecha no quiso aprobar entre las Isapres y Fonasa.

Si una Isapre tiene muchos cautivos enfermos reparte la carga con las otras y como la prima de los cautivos es lucrativa ya no es necesario invitarlos a desafiliarse. De allí el anuncio de eliminar las preexistencias, se trata de impedir una nueva fuga de cotizantes hacia Fonasa, usuarios que ahora ya eran lucrativos para los seguros privados.

En una encuesta reciente de la Universidad Diego Portales el 54 por ciento de las personas se mostraron en desacuerdo con que las Isapres siguieren siendo privadas, el año pasado quienes así opinaban eran sólo un 44 por ciento. Esto indica que las sospechas de la ciudadanía respecto al beneficio de las Isapres siguen siendo altas.

Un nuevo gobierno progresista debería seguir preocupado del comportamiento de esta industria y la mejor manera de hacerlo sería dinamizando nuevamente a Fonasa, transformándolo en una alternativa atractiva para todos los chilenos y chilenas. Un Fonasa fuerte dejaría en las Isapres sólo a aquellos que con o sin seguro pueden costearse en cualquier parte una atención privada.

Esa es la lectura que han hecho los directivos de las Isapres y de allí su interés por lavar la imagen, pero sólo desde marzo. No vaya a suceder que el nuevo gobierno les resulte amigable, en cuyo caso este anuncio mañoso y pseudo filantrópico pasaría al olvido.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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