“Sismo del cambio de mando” sería la gran réplica que esperaban especialistas

La réplica de mayor intensidad desde el terremoto del 27 de febrero se registró este jueves con 7, 2 grados Richter, en medio de más de una docena de sismos de mediana intensidad en la zona centro y sur del país. Según sismólogos, se trataría de la gran réplica que se esperaba producto del reacomodamiento de las placas terrestres.


La réplica de mayor intensidad desde el terremoto del 27 de febrero se registró este jueves con 7, 2 grados Richter, en medio de más de una docena de sismos de mediana intensidad en la zona centro y sur del país. Según sismólogos, se trataría de la gran réplica que se esperaba producto del reacomodamiento de las placas terrestres.

La réplica de mayor intensidad desde el terremoto del 27 de febrero se registró este jueves con 7, 2 grados Richter, en medio de más de una docena de sismos de mediana intensidad en la zona centro y sur del país. Según sismólogos, se trataría de la gran réplica que se esperaba producto del reacomodamiento de las placas terrestres.

Han pasado más de diez días del terremoto que azotó al país el pasado 27 de febrero y las réplicas no cesan. Pero justo en momentos en que se celebraban las actividades del cambio de mando, se vivió la de mayor intensidad, con 6,9 grados en la escala de Richter a las 11:39 horas de la mañana, según el Servicio Sismológico de Chile.

Sin embargo, este movimiento telúrico no fue el único, ya que a pocos minutos  se registró un nuevo sismo. A las 11:55 horas con una magnitud de 6,7 grados de Richter y su epicentro tuvo similar ubicación al anterior, en las cercanías de Litueche. Además el Servicio Geológico de Estados Unidos informó sobre un tercer movimiento de 5,9 grados registrado a las 12:06 horas, con un epicentro a 80 kilómetros al oeste de Rancagua.

Durante la mañana, cuando faltaban nueve minutos para las 8, ya se había sentido un movimiento de 5 grados en la misma región. Esa sería la primera de las al menos trece réplicas que se sentirían en el día.

Producto de esta serie de temblores, la Oficina Nacional de Emergencias y el Servicio Hidrográfico de la Armada (Shoa) decretaron alerta de maremoto entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. La advertencia se mantuvo hasta cerca de las 16:00 horas, cuando los organismos especializados aseguraron que ya no había riesgo. 

Los expertos creen que la de las 11:39 horas fue la denominada “gran réplica principal”, esperada siempre después de un terremoto y que, en promedio, es un grado menor al sismo de mayor intensidad.

Para el sismólogo y profesor de la Universidad de Chile, Armando Cisternas, la ruptura de las placas que ocasionó el terremoto del pasado 27 de febrero cambió la estructura de varias zonas que se están reacomodando, lo que ocasiona estas réplicas.

“Una vez que se produce el sismo principal, éste rompe una superficie sumamente grande, en este caso son algo así de 350 kilómetros de largo por unos 120 kilómetros de ancho y esa superficie cambia totalmente la situación y quedan zonas sometidas a esfuerzos adicionales que poco a poco se van liberando y van produciendo otros terremotos que son mucho más pequeños que el principal, pero en algunos casos se pueden dar unas réplicas bastante fuertes”, indicó Cisternas.

Para el geólogo y académico de las Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Alfredo Lahsen, “las réplicas del gran terremoto pueden mantenerse por un periodo bastante prolongado, cuatro o cinco meses, incluso. No hay posibilidades de saber si estas réplicas podrían llegar a tener una intensidad tan alta como para crear mayores problemas, pero sismos cercanos a 8.8 difícilmente podrían producirse, aunque superiores a 7 grados Richter pueden constituir un serio problema”.

Lahsen aclaró que “no existe un conocimiento lo suficientemente exacto como para determinar” la intensidad que tendrán las réplicas.

Por otra parte, Cisternas indicó que todo Chile está expuesto a sufrir terremotos  y que la ocurrencia de un fuerte movimiento telúrico puede facilitar la generación de otros, aún cuando ya se liberó gran cantidad de energía con el del 27 de febrero.

“En todo Chile, incluso en la región que ya se rompió, hay fallas que se pueden mover. Sabemos que en Chile hay enormes cantidades de zonas que pueden tener terremotos más adelante. Ahora, si viene un terremoto grande, esto puede ayudar a que otros terremotos que están preparados se produzcan, pero en este caso lo que se está moviendo son los alrededores de la gran zona que se rompió con el terremoto principal, más sectores en el interior que han quedado todavía expuestos a sufrir un movimiento adicional, pero esas rupturas van a ser más pequeñas que la ruptura grande”, sostuvo Cisternas.

El sismólogo destacó que  fue una buena medida dar una alerta de maremoto por prevención, pero que es difícil que con un terremoto de 7 grados exista un maremoto similar al que destruyó toda la zona costera del  centro sur.

“Es una magnitud que muy difícilmente podría desencadenar un maremoto local. Podría causar un deslizamiento de terreno en el fondo marino y ese deslizamiento podría ocasionar un maremoto, pero ese maremoto sería muy local, tendría mucha menos energía que el gran maremoto producido por la ruptura misma”, dijo Cisternas.

Hasta este miércoles las réplicas del terremoto sumaban casi 300 y aunque algunas han registrado magnitudes de 6,8 grados y prácticamente la mitad de ellas ha superado los cinco grados, la Onemi insistió que no habían reportes que indicaran nuevos movimientos de altas magnitudes.

Lo positivo es que la población de la costa del país reaccionó rápidamente ante estos nuevos movimientos y huyó a los cerros.

En este sentido, el encargado del programa de seguridad de la Asociación Chilena de Seguridad, Mario Reyes, indicó que esto es lo mejor, no sólo por el peligro de un maremoto, sino también porque los que los riesgos de derrumbes son altos.





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