Hace casi noventa años, los agricultores de la provincia de Ñuble soñaban con un sistema que les asegurara el riego de sus cultivos durante las constantes sequías de la zona en verano. Así nació el proyecto del Embalse Punilla, que ha sido prometido por casi todos los gobiernos del siglo XX y los dos últimos gobiernos de la Concertación.
En el papel el proyecto busca beneficiar a más de 25 mil personas que viven de la agricultura en la provincia, repartidos en más de 65 mil hectáreas que cubren varias comunas como San Fabián de Alico, San Carlos, San Nicolás, Coihueco y Ñiquén, entre otras.
Según Obras Públicas, el embalse -ubicado en el Río Ñuble- tendrá una capacidad de 650 millones de metros cúbicos y además permitirá la construcción de una central hidroeléctrica de, al menos, 90 megawatts que entregará energía al Sistema Interconectado Central.
La Junta de Vigilancia del Río Ñuble nació en 1956, agrupando a agricultores y empresarios agrícolas con la finalidad de defender la idea de la construcción del embalse Punilla, ante la falta de una obra de regulación para el riego.
Su presidenta, Margarita Letelier sostuvo que la construcción del proyecto es una “necesidad imperiosa” que sólo “traerá incontables beneficios” a los habitantes, a la agricultura, al turismo, al comercio y a la industria hidroeléctrica.
A lo largo de los años, la iniciativa ha contado con el patrocinio de algunos parlamentarios, como el senador por la zona, Hosaín Sabag, quien indicó que el proyecto es conveniente para la región.
En los últimos años, sin embargo, se ha creado un frente ciudadano que se opone a la propuesta, liderada entre otros, por el senador Alejandro Navarro y varios alcaldes de la provincia.
Uno de ellos es Cristián Fernández, alcalde de San Fabián de Alico, comuna donde estaría ubicado el embalse, quien asegura que el proyecto inundará entre mil 700 y tres mil 500 hectáreas de una zona natural que cuenta con una riqueza vegetal y animal única en Chile sin entregar beneficio alguno para su comuna.
Juan Bustos, vocero del comité No al Embalse Punilla, agregó además que el proyecto ha considerado poco o nada a la ciudadanía en el proceso de evaluación ambiental en el que está desde el año 2004.
Según explica Rodrigo López, encargado del Programa de Biodiversidad de Codeff, el proyecto tampoco es claro al momento de detallar si el embalse contempla construir una o más centrales hidroeléctricas o si estas serán o no de pasada.
Esta semana incluso, las agrupaciones interpusieron un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Chillán para paralizar las obras del proyecto con un nuevo argumento: según un estudio realizado por Sernageomin, el embalse estará situado en un falla geológica que sufrió importantes cambios después del terremoto del 27 de febrero pasado, lo que no entrega garantía de seguridad para una obra de esta magnitud.
Hace casi noventa años, los agricultores de la provincia de Ñuble soñaban con un sistema que les asegurara el riego de sus cultivos durante las constantes sequías de la zona en verano. Así nació el proyecto del Embalse Punilla, que ha sido prometido por casi todos los gobiernos del siglo XX y los dos últimos gobiernos de la Concertación.
En el papel el proyecto busca beneficiar a más de 25 mil personas que viven de la agricultura en la provincia, repartidos en más de 65 mil hectáreas que cubren varias comunas como San Fabián de Alico, San Carlos, San Nicolás, Coihueco y Ñiquén, entre otras.
Según Obras Públicas, el embalse -ubicado en el Río Ñuble- tendrá una capacidad de 650 millones de metros cúbicos y además permitirá la construcción de una central hidroeléctrica de, al menos, 90 megawatts que entregará energía al Sistema Interconectado Central.
La Junta de Vigilancia del Río Ñuble nació en 1956, agrupando a agricultores y empresarios agrícolas con la finalidad de defender la idea de la construcción del embalse Punilla, ante la falta de una obra de regulación para el riego.
Su presidenta, Margarita Letelier sostuvo que la construcción del proyecto es una “necesidad imperiosa” que sólo “traerá incontables beneficios” a los habitantes, a la agricultura, al turismo, al comercio y a la industria hidroeléctrica.
A lo largo de los años, la iniciativa ha contado con el patrocinio de algunos parlamentarios, como el senador por la zona, Hosaín Sabag, quien indicó que el proyecto es conveniente para la región.
En los últimos años, sin embargo, se ha creado un frente ciudadano que se opone a la propuesta, liderada entre otros, por el senador Alejandro Navarro y varios alcaldes de la provincia.
Uno de ellos es Cristián Fernández, alcalde de San Fabián de Alico, comuna donde estaría ubicado el embalse, quien asegura que el proyecto inundará entre mil 700 y tres mil 500 hectáreas de una zona natural que cuenta con una riqueza vegetal y animal única en Chile sin entregar beneficio alguno para su comuna.
Juan Bustos, vocero del comité No al Embalse Punilla, agregó además que el proyecto ha considerado poco o nada a la ciudadanía en el proceso de evaluación ambiental en el que está desde el año 2004.
Según explica Rodrigo López, encargado del Programa de Biodiversidad de Codeff, el proyecto tampoco es claro al momento de detallar si el embalse contempla construir una o más centrales hidroeléctricas o si estas serán o no de pasada.
Esta semana incluso, las agrupaciones interpusieron un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Chillán para paralizar las obras del proyecto con un nuevo argumento: según un estudio realizado por Sernageomin, el embalse estará situado en un falla geológica que sufrió importantes cambios después del terremoto del 27 de febrero pasado, lo que no entrega garantía de seguridad para una obra de esta magnitud.
Hace casi noventa años, los agricultores de la provincia de Ñuble soñaban con un sistema que les asegurara el riego de sus cultivos durante las constantes sequías de la zona en verano. Así nació el proyecto del Embalse Punilla, que ha sido prometido por casi todos los gobiernos del siglo XX y los dos últimos gobiernos de la Concertación.
En el papel el proyecto busca beneficiar a más de 25 mil personas que viven de la agricultura en la provincia, repartidos en más de 65 mil hectáreas que cubren varias comunas como San Fabián de Alico, San Carlos, San Nicolás, Coihueco y Ñiquén, entre otras.
Según Obras Públicas, el embalse -ubicado en el Río Ñuble- tendrá una capacidad de 650 millones de metros cúbicos y además permitirá la construcción de una central hidroeléctrica de, al menos, 90 megawatts que entregará energía al Sistema Interconectado Central.
La Junta de Vigilancia del Río Ñuble nació en 1956, agrupando a agricultores y empresarios agrícolas con la finalidad de defender la idea de la construcción del embalse Punilla, ante la falta de una obra de regulación para el riego.
Su presidenta, Margarita Letelier sostuvo que la construcción del proyecto es una “necesidad imperiosa” que sólo “traerá incontables beneficios” a los habitantes, a la agricultura, al turismo, al comercio y a la industria hidroeléctrica.
A lo largo de los años, la iniciativa ha contado con el patrocinio de algunos parlamentarios, como el senador por la zona, Hosaín Sabag, quien indicó que el proyecto es conveniente para la región.
En los últimos años, sin embargo, se ha creado un frente ciudadano que se opone a la propuesta, liderada entre otros, por el senador Alejandro Navarro y varios alcaldes de la provincia.
Uno de ellos es Cristián Fernández, alcalde de San Fabián de Alico, comuna donde estaría ubicado el embalse, quien asegura que el proyecto inundará entre mil 700 y tres mil 500 hectáreas de una zona natural que cuenta con una riqueza vegetal y animal única en Chile sin entregar beneficio alguno para su comuna.
Juan Bustos, vocero del comité No al Embalse Punilla, agregó además que el proyecto ha considerado poco o nada a la ciudadanía en el proceso de evaluación ambiental en el que está desde el año 2004.
Según explica Rodrigo López, encargado del Programa de Biodiversidad de Codeff, el proyecto tampoco es claro al momento de detallar si el embalse contempla construir una o más centrales hidroeléctricas o si estas serán o no de pasada.
Esta semana incluso, las agrupaciones interpusieron un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Chillán para paralizar las obras del proyecto con un nuevo argumento: según un estudio realizado por Sernageomin, el embalse estará situado en un falla geológica que sufrió importantes cambios después del terremoto del 27 de febrero pasado, lo que no entrega garantía de seguridad para una obra de esta magnitud.
