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Y tú… ¿lo tomas en serio?


Martes 20 de julio 2010 13:04 hrs.


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Los resultados de la encuesta de caracterización socioeconómica nacional, popularmente conocida como CASEN, han desatado una querella de “expertos” tan interesante como un tour invernal de los vestuarios del club deportivo de Empedrado. Ocurre que un año sí y el otro también, al personal le pasan gatos por liebres:  estadísticas truchas muestran que la copia feliz del edén se ha transformado en Jauja, -una suerte de cuerno de la abundancia y guarida del crecimiento-, sin que ningún periodista, político o economista se de el trabajo de explicar la cuchufleta.

La noción del PIB es tan carente de significado que solo un subnormalito osaría tomarla en cuenta. Nuestro ministerio de Hacienda y el Banco Central están llenos de subnormalitos, de acuerdo, pero ese no es plan. La noción de PIB, que recubre el valor añadido de los bienes y servicios producidos en un país en el curso de un año, fue introducida en los EEUU durante la Gran Depresión para medir la rapidez con que se hundía la economía yanqui. Simon Kuznets, inventor del PIB, reconocía que “el bienestar de una nación no puede ser deducido de una medida del ingreso nacional como el PIB”. Justo para darte un ejemplo: todo lo que British Petroleum gastará para limpiar el desastre provocado en el Golfo de México, será sumado al PIB de los EEUU. En nuestro caso, la nube de mierda que recubre Santiago contribuye significativamente al crecimiento de nuestro propio PIB.

Del mismo modo “pobreza”, “umbral de pobreza”, o “indigencia”, son construcciones estadísticas que solo sirven para esconder la pelota. El “umbral de pobreza” es un nivel de ingresos por debajo del cual un hogar es considerado “pobre”. De modo que si fijas el  “umbral de pobreza” en cinco mil pesos mensuales… casi no hay pobres. Por el contrario, si el umbral lo fijas en doscientos mil pesos, la cantidad de pobres es enorme. La cifra de doscientos mil pesos no es un invento mío: Eurostat, -el organismo europeo que se ocupa de estadísticas-, define el “umbral de pobreza” como una renta inferior al 60% de la mediana estadística. Hoy por hoy, el ingreso que se sitúa en la mediana estadística chilena es de unos 330 mil pesos. Si calculas el 60% llegas a los  200 mil pesos que te comento.

Pero los tigres del Mideplan que manipulan estos datos fijan lo que llaman “la línea de pobreza” en pinches 64.134 pesos mensuales si eres “urbano”, o $ 43.242 si eres “rural”. Como puedes ver estamos lejos de las definiciones del primer mundo al que Michelle y Sebastián pretenden pertenecer. Justamente. En Francia hay cuatro millones de pobres si aplicas la definición local, o bien ocho millones si aplicas la definición europea. Del mismo modo la Inglaterra de Margaret Thatcher y de Tony Blair disminuyeron el desempleo modificando 20 veces la definición de desempleado.

La Concertación de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet “redujo” la pobreza y la indigencia gracias a chamullos estadísticos. Para no ser menos, Piñera y Larraín inventan su propia pomada no menos mentirosa. Tatán había prometido “crear un millón de empleos y crecer al 6% anual durante 12 años”, estafa que ahora cambia por la de terminar con la pobreza en el término de su gobierno.

Una estadística de la que nadie habla tiene que ver con la repartición de la torta: el famoso PIB que Chile produce cada año. En la actualidad, -gracias a la Concertación y a la Alianza-, un 38% va a la remuneración del trabajo, y un 62% a la remuneración del capital. En los países del primer mundo la proporción es exactamente la inversa: un 62% para el trabajo, y un 38% para el capital. Si Tatán fuese un tipo serio, debiese transferir 24 puntos porcentuales de PIB hacia el mundo del trabajo: o sea unos 43 mil millones de dólares por año. Y efectivamente terminaría con la pobreza.

Pero tú no tomas en serio a Tatán, ¿Ah?, ¿Ah, que no lo tomas en serio?