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Horst Paulmann: Un gigante con pies de barro

“Los pasos del Elefante: El imperio de Herr Paulmann”, es el último libro publicado por Ediciones Radio Universidad de Chile. Una biografía no autorizada que desmenuza la figura del “rey del retail” en nuestro país, desarrollada por los periodistas Paulina Andrade y Marcelo Cerda. Lo invitamos a conocer un adelanto exclusivo de este texto que será presentado el próximo miércoles 26 de octubre en la Sala Master.

Loreto Soto

  Viernes 21 de octubre 2011 19:53 hrs. 
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La revista América Economía situó a Cencosud como la segunda empresa más grande de nuestro país después de la minera estatal Codelco. Y es que durante 2010 el holding que controla los supermercados Jumbo y Santa Isabel, la tienda Paris, la hiperferretería Easy y centros comerciales como el Alto las Condes y el Florida Center, anotó ventas por sobre los 13 mil 200 millones de dólares,  a sólo tres mil millones de diferencia de la cuprífera.

Sin embargo, mientras las utilidades de Codelco constituyen el denominado “sueldo de Chile”, las de Cencosud llegan a parar directamente a los bolsillos de Horst Paulmann, el inmigrante alemán que ese mismo año duplicó su fortuna personal, que alcanza nada menos que los 10 mil millones de dólares.

Por lo mismo, Paulmann pasó a encabezar los listados de los grupos económicos más poderosos de América Latina, de la mano del boom del comercio minorista impulsado por la explosión de las tarjetas de crédito, la apertura de los mercados y la consolidación de la denominada sociedad de consumo.

Ningún otro momento de la historia ha sido mejor para ser un retailer. Sin embargo, en una industria altamente competitiva, sólo los empresarios más audaces logran triunfar y dar vida a verdaderos imperios comerciales, que desde hace ya varios años se expanden más allá de las  fronteras chilenas.

Pero el estrepitoso éxito de Cencosud está íntimamente ligado con la peculiar personalidad de su dueño. Una historia que queda plasmada en el libro de los periodistas Paulina Andrade y Marcelo Cerda “Los pasos del Elefante: El imperio de Herr Paulmann”, publicado por Ediciones Universidad de Chile y cuyo adelanto exclusivo presentamos a continuación:

I. UN GIGANTE CON PIES DE BARRO

Una piedra y dos presidentes

La semana del lunes 19 de enero de 2009, el empresario chilenoalemán Horst Paulmann Kemna tomó una de las decisiones más difíciles de su vida. Ese día se convenció de que debía detener la construcción de uno de sus proyectos más antiguos: Costanera Center. El mega centro comercial está en su mente desde 1986, año en que compró cerca de 4 hectáreas de terreno a la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) por un valor de mil 219 millones 398 mil 213 pesos de la época.

De la boca del empresario lo supieron su gerente general corporativo, Daniel Rodríguez; el por entonces responsable de la división inmobiliaria de Centros Comerciales Sudamericanos (Cencosud) Víctor Ide, y el gerente del proyecto, el ingeniero de nacionalidad argentina Bernardo Hopp.

De acuerdo a versiones de prensa la decisión fue tomada en conjunto con el resto del directorio, que por entonces incluía a sus tres hijos, Manfred, Heike y Peter y a los empresarios Sven Von Appen, Bruno Philippi, Roberto Philipps y Cristián Eyzaguirre. No obstante, y como suele ocurrir al interior de la compañía, el peso de la resolución habría recaído principalmente en los hombros de Paulmann.

Luego, fue el turno de la Presidenta y de los ministros Andrés Velasco, de Hacienda, y Sergio Bitar, de Obras Públicas (MOP), a quienes “don Horst” llamó personalmente. ¿La razón? Además de la importancia que tenía Costanera Center para el MOP, por cuanto representaba una obra de tamaño e impacto sin precedentes en la capital, para el gobierno de Michelle Bachelet significaba también asumir que uno de los empleadores privados más importantes de Chile había sucumbido finalmente a la crisis económica.

De acuerdo a Sergio Bitar, quien negoció directamente con el empresario el financiamiento de algunas de las mitigaciones viales que requería la implementación del proyecto, la explicación dada por Paulmann en ese minuto se relacionó con la magnitud de la deuda que enfrentaba la compañía. “Si mal no recuerdo me dijo que ascendía a más de dos mil millones de dólares y, en ese contexto, el principal problema era que lo que pensaba vender o arrendar no se iba a concretar tan pronto y, por lo mismo, no tenía cómo enfrentar en el corto plazo sus necesidades financieras”, precisa el ex ministro de Obras Públicas.

La paralización de las obras implicaba un despido inmediato de más de 800 trabajadores. Esto adquiría ribetes más complejos aún, si se considera que entre diciembre y enero ya se había despedido a cerca de 750. De acuerdo a Francisco Guzmán, ex gerente de asuntos corporativos de Cencosud, en el momento culmine de la crisis en Costanera Center sólo había 70 obreros: un 2,6 por ciento de la cantidad que alojaba la construcción a mediados de 2008, cuando había alrededor de dos mil 700 personas, la misma cantidad que trabajaba en Metro S.A a fines de 2007, cuando la empresa debió aguantar los embates de la fallida implementación del Transantiago.

Cuando el comunicado oficial de la compañía llegó a manos de la prensa, el miércoles 28 de enero, las principales autoridades involucradas ya estaban en poder de la información. Sin embargo, la mayoría de los obreros debieron conformarse con lo que se dio a conocer a través de los diarios y la televisión chilena. Y, en medio de todo este tumulto, Paulmann se dirigía a las cercanías del Lago Llanquihue para tomarse unos pocos días de vacaciones.

Aunque el chileno-alemán no alteró los que hasta ese momento eran sus planes previos, lo duro del golpe fue difícil de disimular. Así lo constata uno de sus ex ejecutivos, quien durante ocho años formó parte de su círculo más cercano y, por lo mismo, pudo experimentar de primera mano cómo afectó al empresario la detención de Costanera: “Tuvo que despedir a dos mil 500 trabajadores y estaba destruido. No puede ser de otra forma y no es un cliché. Yo lo veía, a veces, sentado con la cabeza agarrada a dos manos y me decía: ‘no puedo creerlo, tener que sacar a toda esa gente, todas las familias que están detrás, esto no puede ser, lo tenemos que reactivar lo antes posible”.

Estos dramáticos momentos parecían enterrar toda la pompa que rodeó la ceremonia de colocación de la primera piedra realizada el 3 de marzo del año 2006, cuando el controlador de Cencosud señalaba emocionado a la prensa: “Nuestro sueño de hace 20 años se hace realidad” calificando además a la obra como el hito comercial más imponente de Santiago y de todo el Hemisferio Sur.

Al acto asistió como invitado especial el entonces presidente Ricardo Lagos Escobar. Estaban presentes también Cristián Labbé, alcalde de Providencia, varios otros actores del mundo político y empresarial y, liderando a la plana ejecutiva de la compañía, Laurence Golborne, gerente general corporativo de Cencosud hasta fines de 2008.

En la ceremonia, el ambiente fue en todo momento de camaradería. Tanto así, que en un determinado momento Paulmann invitó a la concurrencia a entonar el Cumpleaños Feliz en honor al entonces mandatario. Éste, a su vez, agradeció al empresario por “haber apostado por Chile”.

Sobre aquel día reflexiona Fernando Felbol, quien se desempeñó durante casi cinco años como gerente de centros comerciales de Cencosud: “En ocasiones como ésa, tú te das cuenta de la fuerza de don Horst, porque él pensó que no bastaba sólo con hacer la ceremonia, sino que tenía que ser con Ricardo Lagos ahí. Él fue quien lo llamó y le pidió que asistiera. Y demás está decir que no era muy fácil coordinar la agenda de un gobernante, menos cuando estaba a punto de terminar su mandato”. A pesar de eso, Lagos aceptó gustoso la invitación. Es más, de acuerdo al testimonio del ejecutivo, en la ocasión el empresario y el político se trataron en todo momento de“ presidente” a “presidente”.

Bien es sabido que las dificultades nunca han sido un freno para el carácter obstinado del chileno-alemán. Las medidas de seguridad requeridas para que la ceremonia se realizara en el epicentrode la construcción eran solo un detalle para Paulmann. No contento con ello, en la jornada sorprendió a los asistentes al desaparecer por unos instantes y regresar montado en una retroexcavadora hasta el punto donde se arrojarían las primeras paladas de tierra.

Fiel a su estilo, el empresario seguramente pensó que la ocasión ameritaba algo espectacular, considerando además que el área inmobiliaria es una de sus grandes pasiones. Tanto así que figura en la memoria del año 2005 como gerente de la división inmobiliaria y de centros comerciales, supeditado paradójicamente a la gerencia general corporativa de Golborne. Respecto de los orígenes de Costanera Center, Fernando Felbol recalca además que “como proyecto, es muy antiguo. Don Horst debe tener planos desde antes de la construcción del Alto Las Condes”.

Lo anterior es confirmado por el arquitecto Yves Besançon, miembro de la oficina de arquitectos Alemparte, Barreda y Asociados, encargada del diseño de la obra desde fines de los 80. El profesional cuenta que el proyecto que desarrollaron junto a Paulmann entre 1988 y 1993 era de 400 mil metros cuadrados, 300 mil menos que la dimensión actual. “Tenía cuatro torres, un centro comercial, estacionamientos subterráneos: el concepto, muy parecido al de hoy, pero la ciudad muy distinta. Un Santiago con muchos menos autos, bastante menos denso y que en el año 1993 tenía en este sector una actividad mucho menor”, explica el arquitecto sobre lascondiciones iniciales en que Costanera Center fue aprobado por la municipalidad de Providencia.

Eran los primeros pasos de un gigante. La obra, que aspira a convertirse en una “mini ciudad” con hoteles de lujo, spas, tiendas comerciales, restaurantes, oficinas, supermercado, cines y otroscentros de entretenciones, considera una inversión total de 600 millones de dólares, de los cuales hasta fines de 2009 Cencosud había invertido 250. No deja de impresionar que el costo total de Costanera Center representa más del 50 por ciento de lo que se gastó durante todo el gobierno de Michelle Bachelet en infraestructura y equipamiento de la red hospitalaria pública, es decir, unos 317 mil millones de pesos.

El proyecto tiene un tamaño equivalente a cuatro veces el Alto Las Condes y la Gran Torre Costanera, su principal símbolo, ostentará la misma altura de la Torre Eiffel (300 metros), convirtiéndose así en la más alta del Cono Sur.9Y las marcas no se detienen ahí. Paulmann no escatimó en esfuerzos para que aquella torre, la número 2, fuera diseñada por el reconocido arquitecto de origen ar gentino César Pelli, quien cuenta en su currículum con obras como las Torres Petronas de Kuala Lumpur, hasta 2003 las más altas del mundo, con 452 metros; y la Torre de Cristal en Madrid, de 294 metros de altura.

Como uno de los arquitectos en jefe de la obra, Besançon manejó de cerca la llegada de Pelli a Costanera Center. Cuenta que, luego de varios años sin tocar el proyecto y “gracias al cambio de la normativa que se dio aproximadamente en 2003”, al abordarlo nuevamente se dieron cuenta de que la Gran Torre podía ser muy, muy alta. “La más grande de Chile, de todas maneras y, a medida que avanzábamos, tal vez también la más alta de Sudamérica”. Pero, de acuerdo al profesional, costó convencer de esto último a Paulmann. Besançon lo atribuye a que el empresario es “la persona más prudente y ponderada que yo he conocido. No hace nada que sea una estridencia o que implique presumir”.

Cuando Paulmann se decidió, le preguntó al profesional si se ofendería al contratar a un arquitecto de renombre, ojalá experto en rascacielos, para el diseño de la torre 2: “Capté inmediatamente loque él quería: tener a cargo del proyecto a la oficina de arquitectos más importante de Santiago y también a un arquitecto de importancia internacional en el caso de la Gran Torre. Yo le dije que lo encontraba sensacional”.

Besançon tuvo entonces la misión de elaborar una lista de candidatos junto a otros profesionales de Alemparte, Barreda y Asociados y al gerente de arquitectura de Cencosud, Gustavo Pino. CésarPelli estuvo desde siempre en el primer lugar: “Nos interesaba por varias razones: primero porque había hecho las torres más grandes del mundo hasta ese momento y además hablaba castellano y siempre es más fácil entenderse con alguien en tu idioma materno”.

En una ocasión, el empresario viajó a Nueva York para discutir personalmente con el profesional argentino el diseño final. Según Besançon, lo de Paulmann y la oficina de Pelli fue amor a primeravista: al primero le encantó el método de trabajo del arquitecto y que le ofreciera varias propuestas de diseño para la Gran Torre. “Y, casualmente, eligió justo la que nosotros queríamos, con el diseño más sencillo y elegante”.

Era lo que le faltaba a Costanera para darle ese aire de grandiosidad que logró contagiar incluso a los trabajadores que desde el 3 de marzo de 2006 llegaban diariamente a las siete de la mañana a la faena: “Yo sentía que estábamos armando una ciudad, o que estaba en Hong Kong. No te dabas cuenta de cuántas personas trabajaban contigo, ni las veías, hasta que llegaba la hora de almuerzo y Costanera Center se convertía en un hervidero. Los casinos no daban abasto. O de repente mirabas para arriba, hacia la Gran Torre y, simplemente, no lo podías creer”, recuerda entusiasta Iván Montenegro, quien se desempeñó, entre mayo y octubre de 2008, como carpintero y jefe de cuadrilla de la torre 3, que tendrá 41 pisos y una altura de 170 metros. Esa sensación de irrealidad que se plasma en las palabras de Iván y que parecía rodear a todo el proyecto no tardaría en cristalizar.

La presentación de “Los Pasos del Elefante: El imperio de Herr Paulmann” se realizará el próximo miércoles 26 de octubre a las 19:30 horas en la Sala Máster de Radio Universidad de Chile ubicada en Miguel Claro 509.

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