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Voto: ¿Un deber o un derecho?

En medio de la tramitación del proyecto de ley de inscripción automática y voto voluntario, expertos han llamado la atención respecto de lo contraproducente que puede ser que el sufragio no sea obligatorio, ya que se podría producir una menor participación ciudadana y una elitización del padrón electoral.

Loreto Soto

  Lunes 19 de diciembre 2011 19:52 hrs. 
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Un debate a nivel político, técnico y académico ha generado el proyecto de ley de inscripción automática y voto voluntario, que debe ser despachado esta semana para poder estar operativo en las próximas elecciones municipales.

Y es que, según han planteado algunos expertos, la clase política ha adquirido dos posiciones frente a esto: Una estrategia más obstructiva que respondería al escenario incierto que va a acarrear el nuevo padrón electoral, pero a la vez de poca cautela en relación a las implicancias que podría tener, por ejemplo, que el sufragio ahora sea voluntario.

En entrevista con la segunda edición de  RadioAnálisis de nuestra emisora, la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Claudia Heiss, afirmó que el proceso de implementación de este mecanismo ha sido “excesivamente lento”, lo que a su juicio, sería un problema de voluntad política.

“Se ha exagerado la dificultad técnica de la reforma. En Bolivia esto se hizo muy rápidamente y nosotros tenemos un sistema bastante eficiente. Los recuentos de votos son rápidos y por eso mi impresión es que hasta el momento lo que ha retardado la aprobación de estas normas no es algo técnico, sino que de voluntad política, de temor a la incertidumbre que se va a generar con el cambio en las reglas del juego”, comentó.
La experta agregó que no se ha puesto suficiente atención a los estudios y a la experiencia internacional que existe en la materia, que indicaría que la falta de un voto obligatorio podría incluso perjudicar el sistema democrático.

“Los trabajos empíricos de política comparada muestran que los países que han cambiado del voto obligatorio al voluntario tienden a concentrar el sufragio en sectores con más ingresos y mayores niveles de educación, que son más conscientes del efecto de su participación en la política y eso generaría un efecto antidemocrático. Pero además existe un argumento normativo que es la idea fundamental del republicanismo que es que la participación ciudadana implica hacer algo por la comunidad, es decir, cumplir con un deber cívico, que sugiere que participar en política no es sólo un derecho sino que un deber”, afirmó la académica.

La especialista en instituciones políticas precisó que la obligatoriedad no significa que las personas tengan que votar necesariamente por un candidato, sino que es concurrir a las urnas y manifestarse en ellas incluso a través de sufragios nulos y blancos.

Sin embargo,  el director del programa Vota Inteligente de la Fundación Ciudadano Inteligente, Manuel Aris, valoró la iniciativa pues aseguró que obliga a los políticos a encantar a los electores con mejores propuestas que inviten a participar de los comicios. Además indicó que el aumento del padrón también podría acarrear beneficios.

“No calificaría este proyecto como una reforma que no va a generar cambios. Tiene la potencialidad de que produzca una modificación en el sistema político. En cierta medida tiende a fortalecer la democracia porque abre la posibilidad a que personas que no habían hecho el trámite y que estaban marginadas ya no lo estén. Los individuos pueden ejercer su derecho a voto si es que consideran atractiva la propuesta de algunos políticos”, indicó.

De todas formas, los expertos advirtieron que es necesario abordar los alcances de lo que se ha denominado como “Teoría del Salame”, donde cambios parciales podrían “ser peor que la enfermedad, llevándonos a un sistema político menos coherente que el que tenemos hoy”, dijo la académica de la Universidad de Chile.

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