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¿El quinto ministro de Energía?


Miércoles 28 de marzo 2012 12:49 hrs.


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Este mes de marzo, el Presidente Piñera cumplió dos años en el gobierno y en uno de sus frentes más críticos – la rebelión regional y la política energética-  acaba de renunciar su cuarto  Ministro de  Energía

¡Nadie ha logrado estar un año en el cargo y,  a estas alturas, no parece coincidencia.

Álvarez, sin ser experto en energía, logró reconocer públicamente las falencias del sistema eléctrico vigente; elaborar una estrategia  de desarrollo eléctrico; abrir conversaciones con  sectores más amplios que el empresariado y restablecer las relaciones  con el Congreso Nacional.

Esto fue particularmente cierto con la Comisión de Energía del Senado, a varios de cuyos integrantes  el entonces Subsecretario – ahora Ministro – Sergio Del Campo había  cuestionado, por lo cual la comisión  vetó a dicha autoridad como interlocutor válido.  Hoy, al  renunciar Álvarez,  el gobierno se queda sin interlocutor energético con el Senado.

Estamos sin duda frente a un remezón político, herencia y consecuencia del conflicto regional de Aysén. Pero también  a consecuencia de la conducción de  la política energética, cuya opción por el modelo de mega-centrales convencionales  está en el corazón de las reclamaciones de Aysen.

Si a ello sumamos la inclinación del Subsecretario Del Campo por el carbón (no olvidemos que salió en el año 2011 directo desde la gerencia general del proyecto Guacolda de AES-Gener para ejercer su nuevo cargo) y su confrontación con el Congreso -por oponerse reiteradamente a la moción parlamentaria de 20% de energías renovables para el 2020- estamos en problemas.

Actualmente, las iniciativas legales en materia energética están congeladas por el ejecutivo: no hay promulgación ni diseño reglamentario para la ley de net-metering. No hay patrocinio para la Ley 20/20. No existen programas específicos  y se redujo la partida presupuestaria que ayudaría a  concretar un 3% de eficiencia energética al año 2013 (la meta es 12%  al año 2020).

Tampoco se conocen borradores de ley para crear los centros operativos independientes que reemplacen los actuales CDEC, ni para hacer realidad la internalización de los costos de las centrales termoeléctricas. Y todo indica que la salida de Álvarez retrasara aún más la elaboración de estas reformas.

En este escenario de inmovilismo, que perpetúa la conducción  de beneficio privado  del desarrollo eléctrico, el Subsecretario sale al paso anunciando populistas rebajas de las cuentas de luz, debido al próximo inicio de operaciones de centrales a carbón  (omitiendo que las emisiones de contaminantes aumentarán) y promete más reducciones, si  los años venideros son lluviosos y aumenta la generación hidroeléctrica.

A todas luces, existen demasiadas coincidencias para no advertir un diseño burdo, que permita al oligopolio energético nacional, cuyos intereses están muy bien representados en el Ministerio de Energía,  continuar con  el statu quo, invalidando lo que la sociedad chilena, el Congreso Nacional e incluso algunos sectores del propio gobierno propusieron reformar.

En este contexto, es imposible no recordar a Di Lampedusa y su Gatopardo, respecto de los poderes fácticos  en Chile  (este caso, del negocio de la energía)  “Todo tiene que cambiar para que todo siga igual”.

Así las cosas, el segundo tiempo de Piñera en el ámbito de la energía no se ve auspicioso.