Cara, sucia e inestable es la energía en Chile, tal como lo demuestra Raúl Sohr este libro, donde da cuenta de distintos procesos, políticos e históricos, que nos han llevado a construir un modelo energético que hoy está vulnerando nuestra propia seguridad nacional, ya que nos genera una fuerte dependencia del combustible extranjero.
En esta línea, el senador RN Antonio Horvath al presentar esta publicación afirmó que “el modelo energético actual es claramente un desastre” y añadió que el texto explica con claridad los escandalosos procedimientos que han ido estableciendo un verdadero oligopolio, y en algunos casos monopolio, que controla la totalidad del mercado.
Y no sólo eso, señaló Raúl Sohr, explicó cómo el Estado se ha mantenido al margen de una necesaria planificación estratégica.
“El Estado ha sido reducido en Chile a un rol absolutamente secundario y se le impide tomar iniciativas, de manera que los privados, que están muy contentos con las empresas que tienen, básicamente hidroeléctricas, carbón y petróleo, no tienen mayor interés en hacer otras inversiones en este momento y el Estado está completamente amarrado de manos a un rol subsidiario, por lo tanto, Chile está en una situación absurda, en que teniendo una serie de recursos no los está explotando porque legalmente no se le permite hacerlo al Estado”, explicó el autor del texto.
Además, Sohr sostuvo que el interés del Estado en las energías renovables no convencionales, que son conocidas también como “energías limpias”, es meramente simbólico, ya que no invierte los recursos necesarios para su desarrollo.
Con esto coincidió José Ignacio Escobar, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables (ACERA), quien señaló que “Chile tiene las condiciones potenciales de probablemente poder ser líder sudamericano y de los líderes mundiales en el desarrollo de energías renovables, porque somos prácticamente el único país, al menos que tenemos información concreta, que tenemos todas las fuentes renovables dada nuestra extensa y peculiar geografía, que puede ser factible de explotar. Nosotros tenemos el desierto de Atacama al lado del desarrollo minero, al lado de las ciudades, tenemos mareomotriz en toda la costa, tenemos eólica en toda la costa, tenemos mini hidráulica de pasada en todo el faldón cordillerano, tenemos geotérmica, el país con más volcanes activos en el mundo. Somos realmente ricos en energías del futuro”.
El especialista añadió que, “pese a esta riqueza hoy estamos con una matriz conformada en un 70 por ciento de carbón, gas y petróleo y que ha importado más del 98 por ciento de nuestros combustibles”. Esto, cuando existe el compromiso internacional del Estado de reducir su huella de carbono para combatir los efectos del cambio climático.
Un escenario que en nada favorece al común de los chilenos, que pagan la segunda energía más cara de Sudamérica
Por su lado, la ecologista y directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, dijo “lo que ha ocurrido es que el sector energético, al igual que en muchas áreas del sector minero se ha impuesto sobre las regiones sin beneficiarlas, sino que al contrario, vemos que están los grandes proyectos conviviendo con las comunidades más pobres de Chile y eso junto con la energía más cara y sucia no da para más. Creo que políticamente es enormemente importante que libros como este puedan mostrar al público masivo, que es lo que realmente está ocurriendo y cuáles son las cosas que hay que cambiar”.
Y justamente, para Raúl Sohr, uno de los principales temas que plantea este libro es la exclusión sistemática de la ciudadanía en este tipo de decisiones que son vitales para el desarrollo nacional y la necesidad de recuperar ese grado de participación perdida.