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Barrio Lastarria-Bellas Artes: ¿comenzó la decadencia?

Columna de opinión por Julio Hurtado
Miércoles 6 de junio 2012 10:27 hrs.


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El barrio que se desarrolla desde la calle Lastarria hasta el parque Forestal y el Museo de Bellas Artes, constituye un lugar maravilloso dentro de la ciudad. Posee una dotación física extraordinaria, formada por edificios de excelente arquitectura, acompañados por casas antiguas. Posee además el privilegio que casi no hay ninguna torre, predominan las fachadas corridas. Está al lado del centro y posee una gran conectividad.

Es un barrio en que hay una interesante mezcla funcional y diversidad social. En este lugar hay viviendas, oficinas y comercio diversificado, tales como librerías, disquerías, cafés, restaurantes, bares, tiendas, almacenes, cines, teatros y galerías. Es un lugar en que además se hace evidente la tolerancia cultural.

Sin embargo, producto del crecimiento económico, de la acción sin control del mercado y de la ausencia del sector público, este lugar de la ciudad comienza a presentar los primeros signos de decadencia y deterioro. Es preocupante que este barrio siga los pasos de los barrios Suecia y Bellavista, en los cuales, la acción descontrolada del mercado los llevó a su decadencia y cuasi desaparición.

Es así que podemos apreciar que casi todas las ventanas y puertas que dan a las calles se están convirtiendo en negocios; los primeros pisos se convierten en tiendas; y, los pisos superiores, en oficinas. Por lo tanto, cada vez habita menos gente en este barrio. Por otro lado, las veredas están siendo invadidas por comercio ambulante y las calles han sido cooptadas por cuidadores de autos.

Cabe preguntarse, ¿cuánto tiempo resistirán económicamente los almacenes, las disquerías y las librerías la presión por convertirse en restaurantes?

Debemos tener en cuenta que los barrios tienen un punto de equilibrio (fluencia). Un barrio, para seguir siendo viable, no se puede llenar solamente de discotecas o de restaurantes. Lo ideal es la variedad funcional y la diversidad social. El mercado por sí solo no es capaz de garantizar esta variedad, la cual hace más rica y democrática a la ciudad, sino que es necesaria la planificación, producto del acuerdo de los sectores público y privado y de la población organizada.

Para este caso, y para todos los barrios de la ciudad, es necesario el diseño de micro seccionales que definan consensuadamente las capacidades de los barrios y no dejar su desarrollo solamente a las fuerzas del mercado, porque ello nos lleva necesariamente al deterioro y posterior desaparición del atractivo de esos lugares, empobreciendo de esta manera a la ciudad. El destino de los barrios Suecia y Bellavista nos demuestran lo real de esta afirmación.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.