La paralización de la mina Radomiro Tomic de Codelco – que provocó la suspensión temporal de las faenas y la salida del gerente general, Francisco Carvajal – fue el puntapié inicial de un fuerte proceso de movilizaciones que se viene al interior de la cuprífera y que terminará con un paro nacional antes de fin de mes.
Precisamente la división norte de la empresa, que agrupa a los yacimientos de Chuquicamata, Gabriela Mistral, Radomiro Tomic y Ministro Hales, anunció un paro para este miércoles, cuya principal actividad será una marcha que partirá en Hales y concluirá en el centro de Calama. La protesta ya cuenta con la adhesión de la Asamblea Ciudadana de Calama y se erige como la “primera manifestación de fuerza” de los trabajadores.
Y es que los sindicatos – tanto de obreros como de profesionales – de la principal compañía minera del país ya están moviendo sus piezas para denunciar la situación cada vez más precaria de las divisiones y la gran disconformidad que existe con la plana ejecutiva de la estatal.
La principal razón de la insatisfacción de los empleados de Codelco se relaciona con la “tercerización” o externalización de las labores. En los últimos años y con el objetivo de abaratar costos, la compañía comenzó a dejar en manos de contratistas funciones que antes estaban a cargo del personal de planta. De esta forma, empezaron a llegar profesionales y operarios jóvenes sin experiencia, mal pagados y que no acceden a los tradicionales beneficios que entrega la corporación.
La falta de experiencia ha sido un factor determinante en las fallas de seguridad que han desencadenado el aumento de accidentes fatales, como el que desató la paralización del fin de semana en Radomiro Tomic. Esto porque en la minería, los años trabajados se convierten en un activo importantísimo, tal como lo son las horas de vuelo para los pilotos.
Esta externalización de las funciones estratégicas no distaría mucho de la privatización encubierta que ha sido denunciada en reiteradas oportunidades por los trabajadores.
Un escenario que ha influido también en la baja productividad que presenta la compañía, toda vez que el clima laboral se ha visto deteriorado por el constante miedo a ser desvinculado y por la campaña que existiría para validar la disminución de tamaño de algunas faenas como Chuquicamata.
La mina a rajo abierto más grande del mundo, pasará a ser explotada de forma subterránea a fines de esta década, lo que implicará la aplicación de planes de retiro para 2 mil 151 empleados. Y si bien, el mecanismo habría sido consensuado, los trabajadores plantean otras salidas como la reubicación en otras divisiones más nuevas como Andina.
Bajas leyes
El caso de Chuquicamata sirve para ilustrar la situación de algunos de los yacimientos más antiguos que posee Codelco. Este fin de semana, se informó que – por primera vez en 103 años – “Chuqui” cerró con pérdidas de 233 millones de dólares durante 2012. Ejecutivos aseguraron que el resultado negativo se explica por problemas estructurales de productividad y además por las bajas leyes del mineral que se extrae. La “ley” del mineral se relaciona con el grado de concentración de los recursos en comparación con los costos de extracción. Es así como en la actualidad se estaría gastando más en sacar el poco cobre que queda, lo que afecta directamente el valor comercial del producto.
En una situación similar se encontraría El Salvador. En 2005 Codelco determinó el cierre de esta división, que ha finalizado su ejercicio con números rojos en los últimos años. Sin embargo, en 2011 y bajo la administración de Michelle Bachelet, se decidió mantener la producción debido al alto precio del cobre que hacía que todavía fuera conveniente explotar el metal, aún cuando su ley fuera baja.
El yacimiento precordillerano de Atacama hoy replica el mismo escenario tercerizado del resto de las divisiones, aunque su situación es un poco más compleja. Algunos de los proyectos más importantes que se proyectaban a largo plazo quedaron en pausa, luego que se rechazara la instalación de centrales termoeléctricas en la costa de la región, como Castilla. De esta forma, la demanda energética de la división quedó en vilo y sometida a los altos precios de un mercado monopolizado.
En ambos casos se ha tratado de justificar la fuga de recursos y los malos resultados financieros con la aplicación de los millonarios planes de retiro de los trabajadores. Sin embargo, estos programas no quitan un porcentaje importante de la torta en comparación con otros costos asociados a la producción. Por lo demás, todos los acuerdos logrados en las negociaciones colectivas deberían estar contemplados, al menos, en los presupuestos anuales de la corporación.
Ejecutivos en la mira
“Mala administración”. Así de tajante es la evaluación de los trabajadores a la hora de buscar responsables por esta eventual crisis. Y los dardos apuntan directamente al presidente ejecutivo de Codelco, Thomas Keller.
Es que algunas de las decisiones más cuestionadas que han marcado el rumbo de Codelco en los últimos años han venido de su mano. Keller habría sido el impulsor del “negociado”, que terminó con la compra del 24, 4 por ciento de la Disputada de Las Condes, después de un bullado enfrentamiento con la transnacional Anglo American. Fuentes al interior de Codelco indicaron que este episodio había desatado incluso la salida del ex presidente ejecutivo, Diego Hernández, quien había abogado por validar la opción de compra de Codelco del 49 por ciento de los papeles de dicha veta. Este litigio se podría haber llevado a tribunales y podría haberse resuelto en cuatro años. Un plazo que no se quiso esperar, pese a los beneficios que podría haber tenido una mayor participación accionaria.
Y el descontento corre desde Keller hacia abajo. Personas sin experiencia en cargos claves, consolidación de la externalización y una política de persecución laboral alimentada en el miedo al despido son los principales cargos que pesan sobre los gerentes generales y otros directivos de las distintas divisiones.
Un primer round que fue ganado por los trabajadores luego de salida de Francisco Carvajal de la gerencia de Radomiro Tomic. Pero ahora llegó el momento de demostrar la fuerza que tienen los dirigentes al interior de una de las empresas con las tasas de sindicalización más altas del país. ¿Será posible revertir el rumbo que ha tomado la compañía que produce el “sueldo de Chile”?
Foto portada: elmensajero.cl