“Para mí, era como estar en el Municipal o en el Caupolicán. El Cariola es un teatro donde cualquier persona quiere estar, porque es grande y es famoso”. Así de enfático es Alfonso Rubio, guitarronero, poeta y payador de Pirque, sobre el evento que devolverá el tradicional arte de la palabra improvisada al escenario de ese recinto.
Ubicado en San Diego 246 y terminado en 1954, el Teatro Cariola tiene casi 1.200 butacas que en plena dictadura eran casi copadas por el público para presenciar a payadores como Jorge Yáñez y dos duplas de hermanos: Pedro y Fernando Yáñez y Santos y Alfonso Rubio. Esos espectáculos, varios de ellos organizados y transmitidos por la extinta Radio Umbral, forjaron un espíritu que tendrá una secuela el próximo sábado 18 de mayo cuando en ese escenario se presenten Manuel Sánchez, Guillermo “Bigote” Villalobos, Cecilia Astorga y el mismo Alfonso Rubio.
La paya es el canto improvisado en décimas que puede adoptar distintas formas: preguntas y respuestas, personificaciones, banquillos en que un “acusado” debe responder a los versos lanzados por los otros cantores y hasta cuecas creadas al instante.
“Iba mucha gente, se llenaba el Cariola. Todos mirábamos hacia el futuro para que se fuera la dictadura y llegara la democracia, entonces íbamos para un mismo lado.
Nosotros siempre nos dedicamos al canto cultural, especialmente con Santos, en lo que somos: campesinos. Los que eran más de la ciudad eran más comprometidos, pero por el mismo hecho de hacer los encuentros y tener a los payadores con esa raíz, la gente ya se identificaba. Necesitaba buscar su identidad y raíz. No era necesario hacer propagandas ni manifestaciones en el canto, estábamos todos claritos, entonces el canto popular se hacía nomás con lo que llegara y dijera la gente en los pies forzados”, recuerda Alfonso Rubio, quien admite que volver es especial: “Esos eran los escenarios de nosotros”, afirma.
En algunos de esos conciertos, que alcanzaron a extenderse a la década siguiente, se encontraba Manuel Sánchez, quien con 39 años ha destacado en la última década entre los actuales cultores de la paya y el guitarrón chileno. “Soy parte de ese público, el Cariola representa muchísimo para nosotros, porque es como la gran sala donde se han presentado los payadores”, dice hoy.
El mismo teatro acostumbraba a recibir a otros músicos ligados al folclor y al Canto Nuevo y así se convirtió en un espacio de resistencia: “Prácticamente eran arengas. En cada evento que se hacía, sobre todo los encuentros de payadores, la gente iba a una especie de catarsis, a expresarse, a gritar, a decir cosas y a sentirse identificada con lo que los payadores decían”, recuerda Manuel Sánchez. “En los ’80 era jodido decir palabras como compromiso o cambiar, pero lo más mínimo que se dijera, la gente lo agradecía muchísimo, porque se estaba tratando de recuperar algo y luchando de una manera distinta”.
El músico recuerda especialmente un encuentro a inicios de los ’90, en que conoció al que se convertiría en uno de sus maestros: “Yo estaba recién empezando y estuvieron Pedro y Fernando Yáñez y Santos y Alfonso Rubio. En ese evento conocí a Fernando, nos hicimos grandes amigos y seguimos trabajando juntos. Tuve la posibilidad de conversarles y es el recuerdo más vivo que tengo, porque me sirvió para conectarme y trabajar con ellos”, recuerda.
Años más tarde, según Alfonso Rubio, las cosas han cambiado demasiado: “Espero que la gente nos siga apoyando como siempre lo hizo. Ahora es más difícil, hay nuevas tecnologías y la gente no quiere salir mucho de sus casas. Antes todos andaban con ganas de salir a las peñas y recitales, había un motivo para estar en manifestaciones y viendo a los cantores. Eso se ha perdido”, lamenta.
No obstante, manifiesta su “esperanza” de que el encuentro del 18 de mayo sea el primero de varios: “Necesitamos saber que somos chilenos, que tenemos una raíz y que si no la cultivamos, vamos a morir explotados por un sistema que no nos pertenece. Qué mejor que el folclor y la música popular para saber bien quién somos y qué hacemos. Crecer es tarea de todos, de los cantores y de la gente”, explica.
Para Manuel Sánchez, a pesar de los contextos diferentes, hay cosas que permanecen: “Somos artistas populares y trabajamos con el pueblo. Nuestra forma de ver, vivir y pensar está estrictamente relacionada con el pueblo chileno y las injusticias sociales y un sinnúmero de cosas no cambian. Además que la gente siempre participa, es una posibilidad de expresarse, estamos interpretando al público que nos va a escuchar”, indica.
“Vivimos en una época distinta, con otros medios y con dictaduras distintas, en que no hay un personaje, pero está la dictadura de los medios sociales y de prensa, donde nos pretenden mostrar una realidad que no existe. Como nosotros estamos metidos en el mundo cotidiano, donde está el pueblo, estamos representando eso”, añade.
Acostumbrado a presentarse en escenarios pequeños a lo largo de todo el país, en encuentros de canto y paya que se realizan constantemente, Manuel Sánchez considera que es hora también de acercarse a espacios de mayor alcance: “Es necesario que esto se haga masivo y que el público que va a los espectáculos de payadores sea más. Se han hecho muchos encuentros en el Teatro Cariola, pero desde el 2000 para acá no se ha hecho nada y es importante que todos los payadores de Chile ocupen estos espacios, donde todos sean capaces de vivenciar eso. Ojalá que se marque un precedente y se sigan haciendo cosas en salas grandes”, concluye.