Señor Director:
Por años he escuchado a diario relatos de infieles y víctimas de infidelidades gatilladas por aburrimiento o insatisfacción sexual en el matrimonio. Resignarse a un matrimonio plano no había sido una opción para el infiel y ni hablar de “quedarse con las ganas”, y en vez de asistir a una terapia conjunta o por último divorciarse, algunos eligieron el peor camino, caro y arriesgado: la infidelidad.
Transgredir disimuladamente el deber de compromiso, lealtad, tolerancia y comprensión para con la pareja, en ocasiones participando en páginas web, que ofrecen una aventura con “total seguridad”, quizás cure momentaneamente su aburrimiento, inyecte adrenalina a su vida y consiga su minuto de extasis, pero de “yapa” quizás contraiga el SIDA, gonorrea, sífilis, entre otras infecciones letales, transmisibles al alternar entre varias parejas sexuales distintas.
¿Sabía usted que se estima que en Chile, aproximadamente 25.000 personas infectadas por VIH ignoran su condición? Entonces, ¿placer a qué costo?, ¿Soportar al infiel a qué precio? ¿De pasar el resto de la vida bien “ocupado” sobreviviendo a una terrible enfermedad? ¿Vale la pena?.
Como esta cuestionable conducta va en aumento, me pareció oportuno advertir su riesgo.
Ricardo Viteri Prado
Director Separadosdechile.cl
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