Desde la noche del lunes que la Casa Central de la Universidad de Chile permanece tomada por estudiantes, sumándose así a la serie de planteles de educación superior y secundaria que han sido ocupados en las últimas semanas.
La toma fue iniciada por un grupo de estudiantes de distintas facultades, pero luego respaldada por el consejo de presidentes de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), con un 54 por ciento de los votos.
Ante esto, el rector de nuestra casa de estudios, Víctor Pérez, se reunió el pasado jueves con dirigentes de la federación para pedirles que el edificio sea desocupado. “Es una acción que violenta la convivencia interna y pedimos a la FECH que desaloje el edificio. Confiamos en que esto se dé”, declaró la autoridad universitaria al diario El Mercurio.
El vicepresidente de la organización estudiantil, Fabián Araneda, respondió que la decisión de deponer la toma corresponde a los alumnos de la institución, que además suma a más de una decena de carreras paralizadas en forma indefinida: “Por parte de los estudiantes, la manera de que se baje la toma va a ser si las asambleas locales deciden que ya no es una herramienta de lucha. Nosotros no vamos a bajar la toma porque se nos pida desde rectoría, sino que tiene que ser un asunto bien analizado entre nosotros los estudiantes. Todo podemos conversarlo, pero para la Federación, la voz máxima la tienen los compañeros de base. Ellos decidirán si la toma está cumpliendo su objetivo o no”, explicó.
En esta línea, Fabián Araneda calificó la reunión con el rector como “de rutina”, en que las autoridades de la universidad manifestaron su rechazo a la toma, mientras los estudiantes plantearon sus argumentos para mantenerla.
Aun así, el dirigente admitió “que el rector lo pida, sobre todo a través de un medio que siempre es contrario a los movimientos sociales, es complicado”.
“Sin embargo, queremos enfatizar algo que le hemos dicho al rector y mediáticamente: este es un movimiento estudiantil, social y nacional y claramente la toma de la Casa Central cumple un rol mediático, simbólico y articulador. Nosotros vamos a ocupar esa herramienta y se irá evaluando por cuánto tiempo se va a tomar y bajo qué objetivos. Pero por mientras, como ha sido siempre la toma de la Casa Central, va a seguir cumpliendo esos roles”, afirmó.
Fabián Araneda argumentó que la toma de la Casa Central tiene un valor simbólico y mediático, además de ser útil para articular el movimiento universitario con los estudiantes secundarios, que ahí pueden realizar sus asambleas, y con organizaciones de trabajadores.
Cabe recordar que las funciones administrativas de la universidad se desarrollan en la Torre 15 debido a los daños que el terremoto de febrero de 2010 dejó en el inmueble, que solo es utilizado para ciertas ceremonias y sesiones del Senado Universitario, entre otras actividades.