Cleonice Vieira de Moraes, de 54 años, una barrendera que inhaló gas lacrimógeno lanzado por la policía contra manifestantes en la ciudad de Belén, estado de Pará, murió de un paro cardíaco y es la segunda víctima mortal de las manifestaciones que sacuden a Brasil desde la semana pasada, informaron fuentes oficiales.
La primera víctima fue un joven de 20 años que murió atropellado el jueves a la noche en la ciudad de Ribeirao Preto (estado de Sao Paulo) en una de las manifestaciones en demanda de mejores servicios públicos que movilizaron a más de un millón de brasileños en más de 80 ciudades del país.
El aumento de las manifestaciones en número de gente y ciudades, varias con escenas de violencia, llevó a la presidenta Dilma Rousseff a cancelar un viaje a Japón y convocar una reunión de emergencia de su gabinete para este viernes.
Movilizaciones multitudinarias
Los Indignados Brasileños se tomaron las calles en Sao Paulo, Rio, Brasilia y decenas de ciudades para expresar su descontento ante una serie de demandas que, luego de que se revirtiera el alza del pasaje, ahora comienzan a tomar forma y expresarse en un petitorio amplio de los Movimientos Sociales de todo el país.
Conversamos con Carlos Bittencourt, del Instituto Brasileiro de Análises Sociais e Econômicas (Ibase), quien coincidió también que el proceso social está en transformación en este país y se refirió a las características de la generación que está movilizada “creo que la cosa pasó a una nueva fase, pero lo más importante es que sale a la calle una nueva generación que no tiene vinculación con las instituciones tradicionales de la izquierda de Brasil. Esta generación está muy descontenta con todo y eso se fue acumulando y queda claro que su molestia no era sólo por 20 centavos”, aseguró.
La movilización fue impactante. En Sao Paulo y Río se cuentan unos 600 mil manifestantes, aunque algunos hablan incluso de un millón de ciudadanos en las calles. En Sao Paulo murió un joven, de 20 años debido a un atropello y en Rio la violencia marcó la pauta con enfrentamientos constantes con la Policía.
Sin embargo, la convocatoria del movimiento sorprendió a ciudadanos de otras naciones, uno de ellos fue Guillermo Ortega de Paraguay “me impresionó la cantidad de gente que está en la calle, primera vez que participo en una movilización de este tipo, en mi país sólo pueden movilizarse 10 mil o 20 mil personas, en cambio acá sentí una fuerza de que es posible aglutinar a varios sectores”.
Por otro lado, el Uruguayo Victor Baqueta, vivió varios años en Brasil, por lo que conoce bastante del proceso social y político de este país. Baqueta sostuvo que estas movilizaciones son comparables a la salida de la dictadura y profundizó en el daño que ha hecho a Barsil, y a diversos países de Latinoamérica, la concentración del poder y la escaza participación ciudadana.
Baqueta añadió que los gobiernos denominados “progresistas” sólo han prolongado la vida del modelo, pero que se ha llegado a un punto en que esa situación “no da más” y en Brasil ya comienzan las primeras señales.
“Es una explosión, afirmó”, que, como todas, comienza por pequeños detalles como el alza del pasaje” y añadió que “esto es el comienzo de una nueva etapa del movimiento social y popular de Brasil, y es muy difícil anterior que va a suceder”.