Jordi Planas es coordinador en Cataluña de programas de educación popular sobre derechos humanos. Por su parte, Jordi Roig es profesor, ambos integrantes de la Red Mundial de la Agenda Latinoamericana. Acaban de llegar de un recorrido por el norte, donde conocieron situaciones como Freirina, Calama y Tocopilla, cuna del futbolista Alexis Sánchez, hoy en el Barcelona, quien manifestó su apoyo a una comuna paralizada. Pero este es apenas un dato en la convicción de dos españoles buscando inspiración latina.
Los vientos de revolución también refrescan la política ibérica. Por otro lado, la crisis financiera despierta una demanda histórica en Cataluña, la separación del estado español y lograr un gobierno autónomo. En esta línea, la derecha ha cedido a favor de esta causa, y ya se trabaja en un proceso constituyente, además de la propuesta de autoridades locales para llamar a un referéndum. En Chile, organizaciones como la Comisión Ética contra la Tortura y otras organizaciones sociales, han servido de anfitrión a su desplazamiento.
¿Cuál es la situación social en España, luego de la crisis y el levantamiento social?
(J. Planas): En Cataluña, y en el resto de España, estamos viviendo una situación de emergencia, caótica, de ver cómo un país del imperio puede llegar a una crisis sistémica, a una estafa. A mi modo de entender, no es nada más que una excusa esto de la crisis, para que los poderosos, la gran banca, las multinacionales, puedan adquirir aún más poder.
¿Qué rol juegan los Indignados en el escenario político ante esta crisis?
(J. Planas): Tenemos un sistema que está cayendo, y hay que rebelarse, pero también hay que presentar alternativas. Los Indignados, los movimientos sociales que ahora están despertando, son signo de esperanza. Es indispensable para cambiar este sistema una educación popular en derechos humanos, este trabajo se hace desde la coherencia, y para nosotros, la Agenda Latinoamericana es la herramienta de lucha de rebelión, para abrir los ojos, a nosotros nos sirve para dar mística, abrir los ojos de la gente, y saber por qué este mundo funciona así.
¿Cuál fue la experiencia personal –y en Cataluña- respecto del movimiento Indignados?
(J. Planas): Estuve con los Indignados al principio, y se juntó mucha gente distinta. Era importante dar un apoyo a la inquietud de los jóvenes, pero me indigné contra los indignados, respetando su forma de actuar. Creo que no podemos dimitir de la política, hay una política de vocación, que puede ser una actividad noble, aportar a través del arte de gobernar un país. Entonces de golpe, los Indignados cortan todo con los partidos políticos, sin espacio para un debate, para discutir en las asambleas, con una línea horizontal para ir madurando. Este radicalismo sin partidos no tuvo flexibilidad, y ahora se han ido creando partidos políticos de gente que viene de estos colectivos, generando un debate interesante, que era necesario, poner en cuestión el sistema político existente.
¿Qué cambios se ven en la juventud, afectada por un alto índice de desempleo?
(J. Roig): La crisis hace que los jóvenes no vean alternativas, y el independentismo es una alternativa, es la utopía de un estado nuevo, nuevas posibilidades. Siempre los partidos que están a favor de la independencia aprovechan esto para comparar la economía fiscal, ya que se produce más de lo que se recibe desde el Estado español. La Generalitat no tiene la capacidad de recoger los grandes tributos, y todo sistema tributario pasa por Madrid. Si nos podemos autogobernar y financiar, si tenemos nuestro ministerio de Hacienda, la cosa puede funcionar mejor.
INDEPENDENCIA DE CATALUÑA
¿Cuál es el impacto de este levantamiento social en la histórica consigna catalana?
(J. Roig): Los Indignados y el proceso independentista son dos procesos diferentes. Tienen gente activista de movimientos sociales, que también suma a los independentistas. En Cataluña existe la izquierda independentista, además de otra izquierda que no niega el derecho a la autodeterminación, pero no tiene esto como una prioridad. El tema de Cataluña, el problema catalán, ha subido de tono debido a la crisis. Es el primer tema de preocupación política, quizá para no hablar de temas económicos, una cortina de humo para no centrarse en la grave crisis económica. A pesar de ello, creo que son movimientos que no tienen porqué estar vinculados.
En esta línea, ¿cómo se levanta la idea, en respuesta al poder central en Madrid?
(J. Planas): En Cataluña hay un sentimiento más independentista, fruto del mal gobierno del PP, muy de derecha, entonces si tenemos un gobierno de extrema derecha en Madrid, en Cataluña no estamos muy contentos, porque está recortando nuestras libertades básicas, y nos está oprimiendo económicamente. Esto hace nacer un sentimiento en toda la opinión pública catalana, a favor del independentismo.
(J. Roig): El independentismo catalán ha subido con el paso de los años. Incluso del Partido Popular, que es una fábrica de independentistas, porque su discurso es tan anticatalán que provoca esta postura.
Habitualmente los nacionalismos en Europa se están vinculando con sectores políticos de ultraderecha ¿Cuáles son las diferencias entre esos vínculos y el nacionalismo catalán?
(J. Roig): Antes era patrimonio de la izquierda, y ahora la derecha catalana, que tiene un partido (Convergencia y Unión), tiene un sector poderoso que es independista con total libertad. Incluso el presidente de la Generalitat, tiene la idea de convocar un referéndum para convocar a la autodeterminación, y hay un interés de empresarios catalanes por promover la autodeterminación, pero no de todos.
(J. Planas): Hay un independentismo cerrado, egoísta que sólo mira por la economía, y otro que es solidario, que tiende a la autonomía, la independencia, para ser más ciudadano del mundo, y buscar que todos podamos vivir dignamente. Pero en este momento, dada la agresión del gobierno central de Madrid, estos dos sentimientos se unen para reivindicar el derecho a la autodeterminación, es decir, pedimos un referéndum para que el gobierno catalán se autoconvoque. Si por una independencia, pero no por algo económico, tampoco partidario de monarquías o ejércitos, atenido a la comunidad europea, que se mueve por el tema económico.
En Chile, la ciudadanía se ha movilizado a favor de una Asamblea Constituyente. ¿Se ha planteado una instancia similar en Cataluña, en función de este proceso independista?
(J. Planas): En Cataluña hay un aire fresco, un proceso constituyente, que es movido por dos personas que no son políticas. Una hermana benedictina y el presidente de Justicia y Paz, que lideran un proceso constituyente de unidad, aunando esfuerzos, alternativas, no sólo denunciando la situación, sino avanzando en la línea de izquierda, de política de servicio y no de servirse.
(J. Planas): Este proceso no sabemos como va a terminar, pero sí esperamos que llegue a buen puerto, con un planteamiento político claro, y operativo. Por eso no podemos dividirnos de la política, sin dimitir de esta mala política. Si empezamos a discutir cosas pequeñas, necesitamos un denominador común, entre el que cree y el que no cree, si se inspira con espíritu cristiano o marxista, hay que unir esfuerzo, sólo así podremos vencer un sistema que no funciona, un sistema donde personas mueren de hambre.
LA CONEXIÓN LATINOAMERICANA
¿Qué conceptos destacas del levantamiento de los jóvenes a nivel global?
(J. Planas): Antes decíamos ‘nuestra libertad termina donde comienza la del otro’, pero ahora la libertad se da cuando los demás también son libres, entonces hay que generar una libertad mayor. En nombre de la libertad se han cometido grandes inequidades, entonces hay que entender el concepto. Esto está muy capitalizado y a veces da un contrasentido de la real libertad.
¿Qué conexión se da entre los movimientos sociales de España, hacia América Latina?
(J. Planas): Está floreciendo esta esperanza a pesar de la situación caótica que vive España. Nosotros que hemos sido colonizadores, seguimos siendo colonizadores, y ahora les necesitamos. Tenemos un 50% de jóvenes sin derecho ni a ser explotados, sin trabajo, eso lo vamos a pagar muy caro. ¿Cómo funciona un sistema que todo lo mira del poder y el dinero? No podemos esperar nada, entonces hay que cambiar corazones y mentes.
¿Cómo se ve desde España la expansión iberoamericana de empresas europeas?
(J. Planas): No hay conciencia todavía respecto de entender el colonialismo en América Latina y el Tercer Mundo. Hay una multinacional como Endesa que está haciendo atrocidades en Chile y nosotros tenemos el deber de denunciarlo, no sólo a los pueblos indígenas. No existe una conciencia y ese es el trabajo que estamos haciendo, y la gente acá debe saberlo también. Dónde ponen sus dineros, en qué banco, a qué telefónica, porque así están colaborando con este genocidio.
¿Conoce el debate sobre la demanda autonómica mapuche? ¿Qué paralelos podrían hacerse con la situación de Cataluña?
(J. Planas): En Cataluña no hay una persecución tanto política como militar, ya gozamos de cierta autonomía. Se enseña el catalán en las escuelas, en la educación prima el catalán tanto como en los periódicos, pero no tenemos una agresión armada. No existe como ocurre con el pueblo mapuche, y eso que los mapuches son un pueblo pacífico, tal como nosotros. No somos gente agresiva, tal como en el País Vasco, donde hubo una reivindicación militar, una lucha armada para defender sus derechos, pero en Cataluña no.
¿Qué procesos políticos rescatan del escenario regional en Sudamérica?
(J. Planas): Hay países que son ejemplos como Ecuador, o Bolivia que sigue avanzando, pero España da pasos de cangrejo. Todos los avances a nivel social han ido cayendo. Quizá cuesta entender, pero un país enriquecido se cae verticalmente. Hay gente que perdió la esperanza, no podemos nunca perder la esperanza, pero no hay confianza. Hay gente deprimida, que ha ido a pedir préstamos hipotecando la casa, luego pierden la casa y deben seguir pagando los intereses bancarios. Hay una dependencia de la caridad, que es perder la dignidad.
En esta línea, ¿qué mirada surge de Cataluña respecto del avance de la Unión Europea?
(J. Roig): Hay un miedo que viene desde el estado español, que si Cataluña es independiente y salga de Europa, no será querida, porque es de los estados nación, y si salimos de ello nos enfrentamos a un escenario peor, como un país paria, insignificante, perdiendo el prestigio, por decirlo de alguna manera.