Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) celebradas en Argentina el pasado domingo 11 de agosto, se mostraron más como una gran encuesta nacional, que como un anticipo cierto y definitivo de lo que puede acontecer en las legislativas de octubre próximo o en las presidenciales del año 2015.
Luego de los resultados entregados en estas primarias – la segunda desde que se instaló el sistema el año 2009 –votó el 76% de los argentinos legalmente habilitados para sufragar, en un universo de votantes de 30,5 millones; se ratificó al cristinismo y su Frente Para la Victoria (FpV) como la primera fuerza política del país con un cercano 30% del total de votos nacionales. Esto, a pesar que no fue el conglomerado más votado en los cinco distritos con más electores del país donde la dispersión de votos y la fragmentación de la oposición, no permite conjeturar una candidatura que pueda poner en peligro el triunfo del oficialismo en octubre próximo.
El balance electoral no trajo mayores sorpresas. El FpV y el Justicialismo en general sigue siendo una fuerza de alcance nacional, con amplio apoyo en aquellas provincias en que el peronismo históricamente ha gobernado. Como también comprobó, que en aquellos distritos donde se esperaba un desempeño menos favorable y con dificultades para el oficialismo dicha situación se concretó, léase: Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Capital Federal.
En el ámbito opositor se levantaron ciertas esperanzas por el caudal de votos obtenidos por el frente renovador de Sergio Massa, la UNEN de Carrió y Solanas, el apoyo a Hermes Binner en Santa Fe pero que no significan, hoy, un peligro cierto a las aspiraciones del cristinismo por la fragmentación que vive la oposición. La Unión Cívica Radical sigue siendo la segunda fuerza nacional, pero sigue sin dirimir su división interna entre un liberal progresismo y el conservadorismo que es encarnado por el cordobés Oscar Aguad, el senador mendocino Ernesto Sanz o el ex Gobernador de Mendoza y ex presidente del primer período de Cristina Fernández, Julio Cobos.
En la Ciudad de Buenos Aires, el Partido Propuesta Progresista (PRO) de Mauricio Macri mantiene su dominio pero ha sido amenazado en sus pretensiones por la votación obtenida por Sergio Massa. Lo interesante de Capital Federal es la disputa por el tercer senador, que estaría entre Daniel Filmus del FpV – actual parlamentario – y el representante de la UNEN, Pino Solanas
Junto al FpV emergió como una figura “ganadora” la del Intendente de la localidad de Tigre, el ex jefe de gabinete Kirchnerista y hoy líder del Frente Renovador, Sergio Massa quien logró posicionarse como una alternativa viable en la interna peronista, para las elecciones del octubre próximo. Massa, con un 13,5% del total nacional de votos válidos superó a la carta oficialista representada por el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. Sus votos y su discurso pueden representar el mayor peligro para el cristinismo si logra aglutinar a los grupos anti K y construir así una mayoría más vasta.
Massa, quien fue Jefe de Gabinete del primer gobierno de la Sra. K. ha sido levantado como una carta política posible de competir con el oficialismo y para ello cuenta no sólo con el beneplácito y apoyo de líderes peronistas opositores al gobierno, sino también amplia cabida en los medios de comunicación en pugna con Cristina, considerándosele como el único político capaz de enfrentar al actual esquema de poder en Argentina.
La segunda fuerza nacional –que es el radicalismo más aliados– aún no tiene un líder que pueda darle un eje de oposición política, que entregue un rumbo claro a la amplia dispersión de votos opositores. La UNEN de Lilita Carrió, Pino Solana y Martin Lousteau – que es un experimento de alianza porteño principalmente – sacó una gran votación en Capital Federal, pero no en el ámbito nacional. Igual hecho acontece con el socialista Hermes Binner quien ha triunfado en Santa Fe, pero tiene escasas posibilidades de trascender nacionalmente., a pesar del 17% de apoyo obtenido en las presidenciales del 2011.
Por otra parte, la figura del diputado Francisco de Narvaez o del jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri y su PRO tampoco representan un imán que agrupe al mundo opositor. Más aún, los pronósticos señalan que el PRO podría bajar su caudal de diputados quedando a la deriva en el espacio opositor. Y en este marco, no sólo está dispersa la oferta electoral opositora, sino que también la opinión pública-mediática no kirchnerista que tiene profundas diferencias entre sí.
NECESIDAD DE CAMBIAR EL DISCO DURO
Aunque el FpV, siga siendo el único conglomerado con representación en los 24 distritos electorales, tal constatación no deja de lado el llamado de atención que el electorado argentino le dio a Cristina Fernández en materia de mejorar de aquí a octubre y al año 2015 en materia de seguridad ciudadana, en la marcha económica del país – materias tributarias e inflación- y, sobre todo en la mejora de la gestión y la administración pública.
Analía del Franco, investigadora política Analogías –Investigación y Estrategia sostiene que “las elecciones de medio término como la PASO sirven ante todo para “relajar” al electorado y que pueda votar con mayor libertad. En las elecciones ejecutivas, ya sea para gobernador, intendente o presidente se achican las opciones ya que se prefiere a candidatos con respaldo y autoridad de conducción. El FpV, si bien ostenta otra vez el lugar de la fuerza que resulta más votada, en todo el país, perdió peso en distritos de importancia. Y recibe apoyo en aquellas provincias donde las bondades de las políticas públicas se han dejado sentir con fuerza. Le cabe a la oposición, de aquí a octubre, demostrar qué cosas harían o promoverían llegados al Parlamento. Y es que sólo con un voto antikirchnerista no alcanza. Al oficialismo le cabe la lectura de los resultados y analizar sus propias debilidades”
Por su parte, el analista Julio Gambina sostiene que las PASO del domingo 11 de agosto mostraron un sistema político del bipartidismo que está en tránsito en sus dos variantes “el peronismo y el radicalismo. Ambos siguen contando con la mayor representación institucional. Los primeros oscilan entre oficialistas y oposición. Los segundos apelan a alianzas con fuerzas políticas afines que incluyen a peronistas descontentos. A eso le llamo crisis política en Argentina. Es un fenómeno que trasciende los porcentajes electorales y que explica la variabilidad de los guarismos de una elección a otra. La caída Kirchnerista del año 2009, la resurrección del 2011 y la baja en este 2013. Como sube y baja Narvaez, Cobos u otros líderes”
Si en algo coinciden los observadores políticos argentinos es que estas primarias son un llamado de alerta al cristinismo. En orden a cambiar si su objetivo es obtener una mayoría legislativa en octubre, que permita la posibilidad de cambiar la constitución y generar la perspectiva de tener un nuevo período presidencial de la Sra. K o levantar opciones presidenciales cercanas al proyecto iniciado por el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, que parecen estar representadas por el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.
Mario Wainfled, afirma que “el Kirchnerismo recibió un alerta, que sabe mirarlas con atención y responder. Sus reacciones pueden ser impredecibles o de manual…lo que no es habitual es que se paralice o no replique algo. La señala crítica del electorado es un incentivo para la acción, máxime en el peculiar diseño que tuvieron las PASO. La elección de cargos legislativos es en octubre, el oficialismo necesita cargar en su disco rígido lo que dijo el escrutinio. Para el Kirchnerismo es clave mantener el quórum propio en ambas cámaras pero…le vendría muy bien acumular algo más…el apoyo de los humildes es uno de los factores que hace del FpV la fuerza hegemónica desde hace casi diez años. Otros, claro, con la centralidad y el liderazgo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que no tiene parangón entre sus rivales, ni siquiera en el escenario de dispersión que asomó estos días”
Si bien los medios de comunicación argentinos han querido presentar estas primarias como una pugna entre Massa e Insaurralde – que viene a ser una lucha interna peronista – lo cierto es que la pugna va más por el lado de la visión de país en torno a volver al kirchnerismo primitivo o reforzar el kirchnerismo representado por Cristina, lo que se expresa en la amplia dispersión del Justicialismo y la búsqueda de aliados de radicales, socialistas u otros referentes políticos, justamente, en las filas del peronismo disidente.
El sociólogo de la UBA, Ariel Goldstein afirma que “en la PASO y las elecciones de octubre próximo, lo que está en juego se remite a diferenciar entre un primer kirchnerismo y un segundo kirchnerismo trazada en forma subrepticia por Sergio Massa quien sostiene que Kirchner representó un país en serio caracterizado por la rigurosidad macroeconómica y la gestión. El segundo Kirchnerismo sería aquel más conflictivo e identificado con la Sra. K. Massa reivindica ese primer kirchnerismo a través del papel que debe cumplir la gestión y la administración estatal eficiente” Así, para Goldstein, esta PASO, las elecciones de octubre próximo y las presidenciales del 2015 significan la lucha entre dos interpretaciones sobre el proceso político argentino. Una, la de Cristina que sugiere que el Kirchnerismo ha avanzado de manera progresiva hacia una mayor democratización del conjunto de la sociedad y otra visión en que el Kirchnerismo perdió su inicial competencia en la administración y gestión pública por desviaciones ideológicas y que hay que recuperar.
Las primarias celebradas masivamente en Argentina el pasado domingo 11 de agosto – que contó incluso, por primera vez con la participación de jóvenes votantes entre los 16 y 17 años – iniciaron el camino, no sólo hacia la renovación parcial de las cámaras legislativas (24 cargos para senadores y 127 para diputados) sino que significa el inicio de un periplo de más largo plazo: las presidenciales del 2015. Todas ellas parte de esta disputa por dirimir, ya sea la continuidad del proceso reformista iniciado el año 2003 con el fallecido Néstor Kirchner o el término de ese proceso con una Cristina Fernández con posibilidades de reelección o reemplazada posiblemente por la candidatura de un Martín Insaurralde.
Las PASO abrieron el tiempo de la necesaria reflexión en todas las alianzas políticas, sobre todo en el cristinismo que deberá abocarse a reunir el caudal de votos suficientes que le permitan obtener una mayoría parlamentaria que concrete el objetivo mayor: lograr un cambio constitucional que lleve a Cristina Fernández a un tercer período presidencial.