Al menos ocho detenidos y cinco personas heridas son el saldo de los incidentes en el centro de Río de Janeiro. La policía usó gases lacrimógenos para contener a decenas de manifestantes que accedían al área del desfile militar.

En Brasilia, en tanto, miles de personas se concentraron frente al Congreso Nacional para protestar contra la corrupción. La policía formó un cordón y usó spray pimienta para evitar que accedieran al edificio.

También hubo manifestaciones en ciudades del noreste del país como Fortaleza, donde se reportó una treintena de detenidos, y Maceió, donde las autoridades suspendieron el desfile conmemorativo ante una protesta.

Las manifestaciones en Brasil se remontan al mes de junio, donde un importante movimiento social salió a las calles exigiendo mejores servicios públicos y fin a la corrupción. Así, las protestas en un feriado nacional muestran una continuidad en el clima de agitación social.

La presidenta Dilma Rousseff, que participó del desfile sobre un auto descapotable en Brasilia, admitió en un mensaje el viernes que “existe un Brasil con problemas urgentes para vencer”, pero pidió evitar “que una capa de pesimismo”” cubra los progresos que ha hecho el país en los últimos años.