El trabajo de 15 organismos del Gobierno e instituciones privadas se concretó en el documento de recomendaciones titulado <Antes, durante y después de sismos y terremotos>, que quieren transformar en un manual de cabecera para las familias chilenas y las instituciones del Gobierno, para así disminuir los riesgos de accidentes asociados a un sismo de mayor intensidad.
El director de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI), Ricardo Toro, informó que este manual puede ser retirado en todas las oficinas regionales de este organismo, o bajado desde la página web: www.onemi.cl. El funcionario de Gobierno dijo que esto va acompañado de simulacros de terremoto realizados en distintos puntos de Chile. El 26 de noviembre próximo es el turno de la Región Metropolitana.
En este sentido, el funcionario del organismo de emergencia señaló que “esto es parte de la campaña de simulacros que ha tenido la Onemi durante este año que trabajamos los macro simulacros en la zona norte, centro y que acabamos de terminar en la zona sur, y específicamente en la Región Metropolitana vamos a tener un simulacro a nivel integral del plan de seguridad escolar, donde van a participar todos los establecimientos educacionales bajo este plan de seguridad escolar”.
Por su parte, Jean Marie Walker, profesional de la División de Protección Civil de la ONEMI que trabajó en la elaboración de este manual, llamó a sacar del imaginario la creencia de que los marcos de puertas son un lugar seguro en caso de sismo. “Este lugar depende de cada casa y la familia debe definirlo”, dijo el funcionario.
En esa línea dijo que “el marco de la puerta actúa como si fuera un fusible, es un disipador de la energía del sismo, es la parte menos resistente de un muro, por lo tanto, puede tender a deformarse, a colapsar en algunos casos, por lo tanto, no es seguro colocarse debajo del marco de la puerta”.
En la mirada más global sobre el comportamiento del Gobierno luego del terremoto y maremoto del 27 de febrero de 2010, el director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, informó que el Gobierno ha entregado –desde marzo a la fecha- recursos frescos para la instalación –en los próximos 3 años- de 65 nuevas estaciones de medición de sismos, de las cuales ya han instalado 7 en lugares como: cordillera de Santiago, Cajón del Maipo, Concepción, termas de Panimávida y Valparaíso.
Por esto, el experto de nuestra casa de estudios indicó que “nos han entregado un cantidad de 1.700 millones de pesos para la operación y 400 millones para una etapa inicial de fortalecimiento de las comunicaciones. Nosotros recibíamos a través de una glosa del programa de riego símico 250 millones, una cosa totalmente distinta es otra escala. Hasta el momento llevamos del orden de 7 estaciones nuevas conectadas a nuestro sistema y la instalación de muchas estaciones que requiere Chile demorara unos dos o tres años más”.
Pese a este avance presupuestario, la directora de la Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas, Marcela Sánchez, advierte que al país le falta demasiado en materia de conciencia ciudadana e institucional. “Aunque hay avances, las autoridades volvieron a construir en zonas afectadas por el maremoto, lo que denota que no hay aprendizaje”, dijo la geógrafa de la Universidad Católica.
En este sentido, la directora de la organización ligada a la geografía explicó que “si es que estamos preparados, yo diría que no, hemos progresado, sí. No obstante, falta mucho en materia de educación y mayor conciencia todavía, basta ver en algunos sectores costeros en la región del Biobío, que fueron muy afectados por el maremoto que causó más daño, se destruyeron viviendas e infraestructura y finalmente se volvieron a construir donde mismo. Qué paso en Japón en respuesta al maremoto, no se construyó más en esos lugares que fueron construidos”.
La Sociedad Chilena de Ciencias Geográficas realiza esta semana, en la Universidad del Biobío en Chillán, el XXXIV Congreso Nacional de Geografía, en el cual, según la experta, se ha evidenciado la falta de contenidos asociados al territorio y sus particularidades en la malla curricular que el Ministerio de Educación entrega a los liceos y escuelas, lo que constituye un punto débil de las políticas públicas destinadas a asumir que vivimos en un país de importantes eventos naturales.