El movimiento estudiantil no ha tenido tiempo para recreos desde 2006. Diversas generaciones han sumado fuerzas levantando banderas con profundas demandas: educación gratuita, calidad, mejores infraestructuras, fin al lucro, frenar el endeudamiento, desmunicipalización y potenciar la educación pública.
Muchos advierten que estos meses serán de espera ante la llegada del nuevo gobierno en marzo de 2014. Desde la actual Federación de estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) se ha advertido: “Si los cambios que se vienen no se ejecutan con la participación del movimiento, las movilizaciones tendrán que ir en ascenso”.
Andrés Fielbaum, presidente de la FECH, advirtió que la “reforma educacional viene sí o sí, por eso el objetivo es garantizar que esa reforma sea fiel a las demandas que se han escuchado en las calles durante los últimos tres años”.
Para el dirigente estudiantil, el movimiento “deberá mantener su convicción y autonomía del gobierno de turno, porque en 2014 van a existir muchos guiños”. Las federaciones, profesores y apoderados tienen que impedir que “les pasen gato por liebre”, concluyó Fielbaum.
Efectivamente, este escenario tendrá nuevos rostros. Takuri Tapia es el presidente electo de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile (Feusach); esta semana se inició la campaña en la Federación de la Universidad Católica (FEUC) para elegir a sus renovados líderes; y luego de las elecciones del 17 de noviembre será el turno de la FECH.
El actual presidente de la FEUC, Diego Vela, asegura que las movilizaciones deben seguir porque “si no estamos en las calles los cambios no llegan”. Agregó que esta mirada debe ser clave al momento de elegir las nuevas dirigencias, porque el proceso social que se dará en el siguiente mandato presidencial “será el cimiento de los próximos 20 años”.
Futuro de la “primavera de Chile”
Las demandas del sector educacional tomaron cuerpo en una manifestación secundaria que reventó en 2006, la llamada “revolución pingüina”, al inicio del gobierno de Michelle Bachelet. Sin soluciones definitivas y con un acuerdo político del llamado duopolio, las demandas seguían en deuda.
Al avanzar los años, aunque con menos notoriedad, las manifestaciones no paraban. Tanto secundarios como universitarios seguían convocando a protestas por los temas pendientes. Marchas en regiones y en Santiago, en este último en zonas de la capital no acostumbradas. En 2008, estudiantes comenzaban las marchas en el metro Tobalaba para avanzar por la comuna de Providencia hacia el ministerio de Educación, contra la Ley General de educación (LGE).
Cuando el mandato del Presidente Sebastián Piñera cumplía un año, el movimiento estudiantil unía más energías. La manifestación social explotó durante todo 2011 con masivas marchas en la capital y en otras ciudades del país. Los lazos de este sector se extendían a otros actores, como el de los trabajadores y ambientalistas.
¿Serán esas señales y las demandas no resueltas una bomba de tiempo para la nueva o nuevo Jefe de Estado? Teniendo en cuenta que la multitudinaria respuesta en las calles sigue su curso, aunque a algunos ya no sorprenda, lo cierto es que después de un largo camino la llamada “primavera de Chile” llegó para quedarse.
Cada paso que se ha avanzado está impulsado por millones de gestos. Muchos han sido testigos y sacan sus propios balances y proyecciones.
Camilo Ballesteros, presidente de la Feusach durante 2011, manifestó que “el mundo político tendrá que jugar su rol, pero lo nuevo, lo importante y lo potente es que la ciudadanía esté ahí en el día a día exigiendo y participando en los cambios que se puedan producir”.
El ex dirigente estudiantil dijo entender que existen falencias, pero agregó que “si las vamos discutiendo una por una nos quedamos estancados”. Concluyó que hoy día es clave evaluar cómo se proyecta esta posibilidad de generar un cambio más profundo: tener una nueva Constitución.
“El 2014 tiene que estar enfocado en avanzar hacia grandes cambios en la educación chilena. Y éstos se tienen que dar siendo capaz de comprender lo que la ciudadanía demanda, pero ellos también deben entender que la democracia implica hacerse cargo y no tan solo votar cada cuatro años”, comentó Ballesteros.
Para Noam Titelman, líder de la FEUC en 2012, hay un rol fundamental de las dirigencias estudiantiles, pero también de todos los actores que se van haciendo parte de este cambio que finalmente ha modificado el sentido común. Advirtió que los “temas que antes parecían naturales, hoy no lo son… cosas que eran aceptables, ahora no lo serán. El nivel de exigencia con que se va a enfrentar el próximo gobierno va a ser mucho mayor”.
“Hay un antes y un después en estos tres años. Después de 2011 ha sido el abordaje de toda una generación que ha superado los traumas de la dictadura y la transición. Esto plantea un objetivo a largo plazo y estructural, que es cambiar el paradigma, y esto se proyecta. No se acaba este año y seguro se va a mantener avanzando cada año un poco”, manifestó Titelman.
El líder los estudiantes de la Universidad Católica durante el año pasado agregó que una de las grandes lecciones en 2011 fue la importancia de la unidad con otros sectores para avanzar en las demandas. “Los estudiantes solos no son capaces”, aseguró y concluyó “que si bien han existido avances en esa unidad, todavía falta mucho por trabajar en ese vínculo”.
Las expectativas y los análisis quedan atentos a esta cuenta regresiva.