Las negociaciones han ido avanzando con lentitud, pero con más éxito del esperado, porque se ha llegado a acuerdo en dos temas clave. El primero es una reforma rural bastante profunda, que pasa por la restitución de grandes extensiones de tierras a campesinos que fueron expulsados de la zona debido al conflicto. Además, se ha propuesto una gran inyección de recursos para ese sector.
El segundo, recién anunciado, se relaciona con la participación política de la guerrilla una vez desmovilizada en la vida pública. Los otros cuatro puntos de la agenda también contienen desafíos, ¿Cómo se va a enfrentar el narcotráfico en las regiones de conflicto?, o ¿de qué forma se calculará el número de víctimas para la reparación de una guerra de más de 60 años?
El proceso va bien encaminado, aunque hay quienes quieren impedir una salida a través del diálogo. Hace pocos días el ex presidente Álvaro Uribe, afirmó que las FARC tendrían un plan para matarlo, lo que pondría en tela de juicio la supuesta “buena fe de los rebeldes”. Esto correspondería a una jugada más en contra de los acuerdos, según indicó el analista internacional Raúl Sohr.
“Cuando decía que hay enemigos de la paz, uno de los enemigos de un acuerdo con las FARC es el propio ex presidente Álvaro Uribe, que estaba involucrado en una lucha a muerte con las FARC y él sería partidario de una victoria militar aplastante sobre los insurgentes. Y este atentado, según ha dicho el propio presidente Santos, es una historia antigua, son planes que conocía desde hace mucho tiempo, por lo tanto entraría en toda esta situación de generar desconfianza”, expresó.
Por su parte, el ex embajador chileno en Colombia y en Cuba, Gabriel Gaspar, indicó que en el diálogo nada está acordado hasta que se llegue a un concilio global, por lo que la guerrilla no se ha desmovilizado. Por esta razón, hablar de “falta de voluntad” por no bajar las armas es una falacia bajo las reglas de estas negociaciones.
El sociólogo indicó que, para comprender lo que está ocurriendo, hay que observar los procesos paralelos. Entre ellos, la amplia movilización de diversos sectores críticos que golpeado la popularidad del Gobierno, además de las elecciones parlamentarias de abril del 2014 y las presidenciales de mayo. ¿Cómo se articula esto con los avances hacia la paz?
“El presidente va a concurrir a la elección pero va a aprovechar el proceso electoral de realizar una suerte de referéndum que permita que la ciudadanía opine si se avanza o no en el proceso de paz, si se aceptan las bases que ya están acordadas, como el tema de tierras o de participación política, en definitiva, si con ocasión de la votación para presidente la ciudadanía se pronuncia también sobre el proceso de paz”, explicó.
Ésta parece ser la oportunidad inmejorable de resolver el conflicto más prolongado de América Latina. Además, cabe recordar que nuestro país y Venezuela son acompañantes de las conversaciones, lo que Gabriel Gaspar consideró un reconocimiento que se debe retribuir. “Si me preguntan, se debiera redoblar la cooperación para que fructifique el acuerdo de paz”, afirmó.
Para Sohr, Chile asume este rol desde la postura en la que es percibido en América Latina: como un aliado muy estrecho de Estados Unidos, país que ha apoyado al gobierno colombiano con el llamado “Plan Colombia”, que ha entregado siete mil millones de dólares, de los cuales un 80% es para apoyo militar y sólo un 20% para fines civiles, lo que multiplicó la capacidad de los militares colombianos. “En ese sentido, EE.UU. es responsable en gran medida de la victoria que ha obtenido el ejército de Colombia y que forzó a las FARC a negociar”, sostuvo Sohr.
Ambos analistas coincidieron en que, de llegar a un acuerdo, se daría gradualmente el inicio de la construcción de la paz, más que el fin inmediato del conflicto. Sin embargo, ven con optimismo el proceso, considerando que Colombia ya vivió en los años noventa, la desmovilización de un movimiento guerrillero, el M19, que se reincorporó a la vida política y permitió la realización de una Asamblea Constituyente que generó el Estado Moderno de Colombia.