Organización comunitaria: Una amenaza para la institucionalidad

En un tradicional barrio de Ñuñoa se levantó un nuevo proyecto de recuperación comunitaria de espacios, el que podría venirse abajo ante las intenciones del municipio. El hecho pone en perspectiva el surgimiento de estas iniciativas, las que académicos y sus propios participantes aseguran son recibidas como una amenaza para la institucionalidad.

En un tradicional barrio de Ñuñoa se levantó un nuevo proyecto de recuperación comunitaria de espacios, el que podría venirse abajo ante las intenciones del municipio. El hecho pone en perspectiva el surgimiento de estas iniciativas, las que académicos y sus propios participantes aseguran son recibidas como una amenaza para la institucionalidad.

El Centro Comunitario Villa Olímpica lleva cerca de seis meses organizando a los vecinos en la reutilización de un espacio que quedó inutilizado luego del terremoto del 2010, donde hoy se realizan distintas actividades culturales abiertas a la comunidad.

El mismo lugar físico pudo haber sido un estacionamiento, una plaza u otro proyecto. Pero pese a la iniciativa vecinal, el alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, piensa instalar un Centro Comunitario de Salud Familiar (CECOF). Los dirigentes piensan que sin la intervención que significó la ocupación, esta posibilidad jamás se habría dado para el histórico conjunto residencial.

Tusy Urra, presidenta del Centro Comunitario, asegura que el proyecto está en conocimiento de la comunidad y de las autoridades y emplazan al edil a convocar a los vecinos a una discusión, ya que esperan que el CECOF funcione a la par su proyecto.

“Es una gran oportunidad y se la está farreando. Nosotros como vecinos hemos estado siempre abiertos, hemos buscado todas las instancias de conversación, hemos presentado nuestro proyecto. Él desconoce  que lo hayamos presentado, dice que esto no se le comunicó y eso es totalmente falso, porque existe la comunicación directa de parte nuestra como vecinos al presentar este proyecto. Además estamos constituidos legalmente, somos una organización social comunitaria y tenemos derecho a tener un espacio donde llevar a cabo nuestras actividades”, manifiesta.

Dirigentes de la Villa Olímpica reconocen que su caso no es único. Se suman a ellos la Nueva Escuela de Renca, desalojada por la alcaldesa Vicky Barahona; la Escuela Comunitaria República Dominicana, administrada durante este año por los apoderados luego de su cierre y ahora adjudicada a otro proyecto; y la recuperación vecinal del Liceo Metropolitano de Adultos en el barrio Matta Sur de Santiago, que fue igualmente desalojada por orden de la municipalidad.

Foto frontis.

Rayen Alday, dirigente de Recuperacción Comunitaria, organización tras esta iniciativa, explicó que hay una importante organización vecinal fortalecida con la desocupación forzosa y agregó que distintos sectores sociales están encontrando una nueva forma de organización con estos espacios.

“Nos estamos dando cuenta de que nosotros no necesitamos de una institucionalidad para llevar a cabo nuestros proyectos, nuestros ideales, nuestros sueños. El mismo hecho de que el colegio donde nosotros quisimos estar llevaba cuatro años botado responde también a una lógica de cómo funcionan hoy día las comunidades y la misma manera en cómo ellos han respondido con el desalojo, también habla del miedo que hay detrás de esto”, afirma.

El historiador Sergio Grez cree que la férrea  oposición que los ministerios han mostrado frente a este tipo de proyectos se remite a que constituyen una amenaza para el tipo de Estado que funciona en Chile.

“El Estado actual, subsidiario y neoliberal, no permite que la ciudadanía desarrolle, más allá de unos pasos iniciales estas experiencias, porque ve con miedo que esto se pueda replicar a un nivel más masivo y de esta manera se cuestione en la práctica y no solamente en la teoría, el tipo de Estado que tenemos”, explica.

El proyecto de salud en la Villa Olímpica es similar a lo instalado en la Nueva Escuela de Renca, que si bien son iniciativas valiosas para las comunidades, en ambos casos ocurren cuando surgen espacios de control comunitario.

Gaspar Salazar, dirigente de la comunidad ñuñoína, lamentó el bloqueo sobre este tipo de iniciativas.

“Es bonito ver cómo hay mucha gente que viene a participar a pesar de no tener una intención de voto o una intención política pero sí tiene las ganas de hablar con el vecino, de hacer cosas por su comunidad, y eso es lo que nosotros estamos aquí viendo, que eso crece día a día. Es una pena que en vez de apoyarnos intenten bloquearnos, sin preguntarnos, sin preguntarle a la comunidad”, expresa.

Los grupos de Recuperacción y del Centro Comitario de la Villa Olímpica aseguran que las medidas de presión hacia las autoridades para mantener estos espacios vienen desde los propios vecinos.

COLEGIO}

Mientras, en el caso de la Escuela República Dominicana de la Florida, se adjudicó un proyecto el grupo Inti Illimani, para impulsar un establecimiento de educación artística, aunque a través de un comunicado aseguraron que “si esa misma comunidad y sus legítimos dirigentes nos lo solicita, retiraremos nuestro proyecto que nunca tuvo otro objetivo que el bien común”.





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