Imágenes tales como cientos de personas agolpadas en las afueras de un centro comercial pronto a abrir serán parte del recuerdo de esta navidad y de cómo miles de adultos justificaban sus irracionales conductas aduciendo la necesidad de comprar el regalo de moda.
Pero más allá del pequeño Furby, un juguete que se ha modernizado con el paso del tiempo para ser una computarizada mascota virtual, o de las decenas de productos que se ofrecen en las que parecen inocentes publicidades, lo cierto es que desde hace muchos años una gran cantidad de familias chilenas se gastan lo que no tienen para entregar regalos a sus seres queridos.
Todos lo sabemos: el origen de la navidad dista mucho de la compra compulsiva de regalos. La fiesta cristiana que conmemora el nacimiento de Jesús, tomada desde una celebración pagana relacionada con el solsticio de invierno, o bien, calculada desde la aproximación de la concepción de Jesús, en sus orígenes era considerada como el momento propicio para acercarse en familia y conmemorar el nacimiento del hijo de Dios.
La irrupción del “Viejito Pascuero”, en tanto, se consolida en el siglo XX en Estados Unidos, lugar donde se crea un personaje que reparte regalos en la noche de navidad, inspirados en la figura de San Nicolás, sacerdote italiano que abandonó su tierra para difundir el cristianismo en Asia. Santa Claus sería entonces la constricción de Sanctus Nicolaus.
Nicolás de Bari, quien fuera Obispo de Mira, personaje de una enorme bondad y protector sobre todo de los más pequeños, inspira la leyenda que decía que por las noches repartía regalos entre los necesitados y los niños.
En el medioevo, la imagen de San Nicolás era la de un arzobispo de barba blanca que viajaba en un caballo, acompañado de un sirviente moro llamado Pedro el Negro. Santa Claus llegó al continente traído por los colonos holandeses, pero fue la literatura la que se encargó de hacerlo popular en el siglo XIX.
Más allá del origen de la tradición de regalar, para el Vicario de los trabajadores, Andrés Moro, es importante recordar a esta fecha como una celebración de la familia y el amor.
“Nadie niega que es importante y todos queremos dar algún gesto de cariño, lo importa es que recordemos que los gestos de cariño más importante somos nosotros mismos, que se expresa a través de algún símbolo. Lo más importante es nuestra presencia, por eso hay que evitar un consumo irresponsable que termina perjudicando y dañando mucho más que lo que puede hacer un pequeño regalo. También debemos preguntarnos dónde están tantos jóvenes, niños, adultos mayores, personas que están solas, que necesitan esta navidad un gran cariño”, explicó el sacerdote.
Las conductas de compra de los chilenos han sido analizadas desde distintas veredas. Un estudio realizado por Deloitte,
“Encuesta Navidad 2013”, organiza los hábitos de compras en esta época.
Un 65% de la población encuestada señaló que pensaba gastar más que la navidad anterior, donde 1 de cada 2, reconoce que gastará más de 12.500 pesos por regalo.
Para Hernán Calderón, presidente de Conadecus, la irresponsabilidad en la que se cae en esta época del año es parte culpa de los consumidores y también de una oferta que se vuelve irresistible.
“Claramente la publicidad incide en el comportamiento de los consumidores, pero falta responsabilidad de los consumidores. Los consumidores tienen que ser responsables, nuestro llamado permanente es que no se endeuden., que no compren más allá de lo que les permite su presupuesto, que hayan optado por comprar en efectivo y no en crédito por los altos costos que este tiene”, afirmó.
Analizando el escenario económico previsto para 2014, Calderón espera que los chilenos hayan hecho caso de los consejos de no endeudarse, en un ciclo que puede ser complicado para adquirir compromisos financieros a largo plazo.