El senador electo por Santiago Oriente, Manuel José Ossandón, mantiene su férrea crítica al Gobierno por la derrota en la presidencial y señala que los electores juzgan la continuidad de quien está en La Moneda. A su juicio faltan mea culpa pero sobran hipótesis por este momento de la Alianza. Entrevistado por Patricio López en el Semáforo, indica que serán los políticos “de convicciones” los que marcarán esta nueva etapa de la derecha.
¿Cómo crees que se ve desde afuera la guerra de declaraciones que hoy existe al interior de la Alianza?
Se ve mala, pero es comprensible. Cuando hay una derrota tan fuerte como la que tuvimos, quedamos todos machucados. Y viene un proceso de reflexión, pero nosotros como partido hemos tenido una especie de bombardeo desde fuera, que pretende destruir o minimizar el partido, pero es una institución que lleva muchos años, es el único partido de derecha que llevó a un Presidente de la República.
¿Cómo ves la crítica que surge de sectores liberales y, además, militantes que se han ido de RN?
Una de las gracias que tiene este partido es la pluralidad. Es un partido donde han compartido por años liberales y conservadores, logrando éxitos como la presidencia de la República. Entonces ahora que digan que hay que separarse, casi como descubriendo la pólvora. Además, son personas que muchos de ellos no asumen el nuevo período y ya están planteando eso. Me parece mal que una persona ocupe un cupo y después se vaya. Al decirlo educadamente, se ve feo.
Es una estrategia que viene de La Moneda, pensando en 2017. Cuando dicen que quieren apoyar la centroderecha es por no decir que no son de derecha y están en este sector por un tema económico, nada más.
Para que esta relación fluya, tiene que haber terreno abonado. Se ha hablado de la dificultad imposible de superar en el partido para resolver las diferencias entre liberales y conservadores. ¿Cuál es tu impresión ante las reales posibilidades de convivencia en el futuro?
Hay dos ejemplos. Lily Pérez que es liberal, ocupó el cupo de Sergio Romero que era un conservador. El presidente Piñera es liberal y es presidente de la República. Hoy, por proyectos personales, están tratando de minimizar el partido desde que partió este gobierno. Los que quieran irse que se vayan, la libertad es absoluta. Pero hoy, me llama un militante y dice que en Concepción dicen que el diputado Sauerbaum había sido invitado a la nueva fundación del Presidente. Por otro lado tenemos Evópoli, que nos pidió un montón de cupos y se les dieron, les fue mal y salió sólo un diputado. Había todo un tema de futuro y están levantando militantes, no hay pacto de trabajo. Entonces si la gente no cumple su palabra, contra eso no hay nada que hacer. El grueso está en ser un partido democrático, la directiva actual ganó con un 88%, no se impuso.
Dado el resultado para el sector, ¿este nivel de distancia entre sector y ciudadanía tiene que ver con un factor o situaciones más complejas?
Nada en la vida es de un solo color, hay muchos factores. Al sector le fue muy mal, pero no se ha pronunciado ningún mea culpa. El gran responsable con los partidos es el Gobierno, porque cuando la gente va a votar a la presidencia ve si sigue o no el sistema, y somos todos responsables. Pero a RN no le fue mal, recuperó las dos senaturías más grandes de Chile, aumentó sus diputados. Pero el sector, y muchas personas importantes, no quieren una reflexión del porqué nos equivocamos”.
¿Y en qué se equivocó el sector?
La respuesta es que cuando el Presidente decidió un gobierno de excelencia al margen de los partidos políticos, cavó su propia tumba. Los partidos son formas de reunir gente convencida en objetivos comunes, con redes sociales y en la calle. Eso permite anticiparse a los conflictos. Freirina, Aysén, Coyhaique, Magallanes, son ejemplos que van dinamitando las bases de un gobierno. Otro ejemplo es el tema de refundar la derecha, con la sabiduría máxima, pero los dos dirigentes de Evópoli son Hernán Larraín Matte, que estaba a cargo de la imagen del Presidente y del Gobierno, entonces le fue mal en su trabajo. Y el otro, Felipe Kast, fue ministro de políticas sociales, en sectores vulnerables de la población donde a nivel electoral nos volaron la cabeza.
Se acrecentó la distancia entre sentidos comunes de la Alianza y la ciudadanía. Están los temas comunes, pero también los temas valóricos. ¿Cómo ves tú esos temas que tienen que volver a conectarse?
Todos tenemos posiciones. El sentido común tiene que ir amarrado a tus valores y tus principios. En RN se ha respetado la diversidad y cada uno vota según su conciencia. Yo creo, al revés de lo que se dice, en el futuro próximo saldrán los políticos de convicciones, capaces de defender lo que piensan, porque la gente está aburrida de políticos que piensan una cosa y dicen otra. Hay políticos en la calle que están preocupado de la delincuencia y educación, pero cuando le preguntan por la solución, escuchan discursos que no cambian nada. Seamos más pragmáticos y busquemos soluciones, en ello entra una oposición constructiva para que al gobierno le vaya bien.
Respecto del hospital de Puente Alto, se inauguró hace una semana, llegó el Presidente Piñera y ayer el alcalde Codina dijo que todo fue un montaje y ahora no hay nada. ¿Cuál es tu posición ante esta demanda pública?
Yo paso todos los días por ese terreno y había visto que no pasa nada. Es un error político que no gana nada con anuncios rimbombantes, ese proyecto tiene problema de planos. Cuando se hace una ceremonia como esta, cuando se llevan hasta la primera piedra y el ministro dice ‘acá parten las obras’, y a las dos horas se llevan todo, la gente empieza a reclamar y yo entiendo al alcalde Codina. Si haces la misma ceremonia y muestras el proceso real, no es problema, pero acá son especialistas para traer problemas gratis.
¿Esto es letra chica?
No, porque el proyecto va y se va a construir. Pero hacer una noticia refundacional no es bueno, es mejor explicar el proceso y los plazos. No es necesario mover esas máquinas. Se hizo mucho hincapié en una situación que no era cierta, y la gente reclama porque llega al terreno y ve un sitio vacío, y el alcalde no tiene porqué pagar la culpa de algo que no tiene nada que ver.