Estudiantes exigen “reforma mayor” a próximo ministro de Educación

A casi dos meses de que asuma la Presidenta Electa Michelle Bachelet, el cargo de ministro de Educación genera incertidumbre entre los estudiantes, considerando el anuncio de una inédita reforma en el área, así como la rotativa que ha caracterizado esta cartera en los últimos dos períodos presidenciales.

A casi dos meses de que asuma la Presidenta Electa Michelle Bachelet, el cargo de ministro de Educación genera incertidumbre entre los estudiantes, considerando el anuncio de una inédita reforma en el área, así como la rotativa que ha caracterizado esta cartera en los últimos dos períodos presidenciales.

El Ministerio de Educación no ha pasado inadvertido en los últimos años. Las movilizaciones sociales, con los estudiantes universitarios y secundarios como protagonistas con demandas por una educación pública, gratuita y de calidad, han removido el ambiente político, afectando directamente a las autoridades y generando constantes rotativas en esta división de gobierno.

Por ello, para los distintos actores de la educación no es indiferente quién será la o el próximo responsable que encabece el Mineduc, destacando el aspecto de los conflictos de intereses, un tema recurrente en administraciones anteriores.

Para Naschla Aburman, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), junto a una necesaria reforma estructural que requiere instalar los temas en las bases y dialogar con quienes realmente corresponda discutir, la decisión de quien sea ministro es una oportunidad para mostrar una señal clara de cuáles son las intenciones reales para avanzar en la reforma educacional.

“No es una decisión que tenga que tomarse sólo pensando en dejar contento a los partidos políticos, sino en la línea de avanzar en la reforma estructural que Chile necesita. La persona que ocupe ese cargo debe tener un compromiso con el cambio estructural y su sentido social, en función de alcanzar así la idea de un derecho garantizado”, señala.

Los cuestionamientos hacia los conflictos de intereses y el lucro son recurrentes entre los actores de la educación cuando se piensa en las futuras autoridades del Ministerio, tal como lo plantea Moisés Paredes, vocero de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones), para quien el perfil de quien asuma la cartera en marzo está más que claro.

El dirigente indica que “el perfil es una persona que conozca de educación, no podemos tener un tecnócrata o un ingeniero. Alguien que conozca de labor docente y desmunicipalización, entonces las personas ajenas al mundo de la educación quedan descartados”.

La necesidad de reconstruir un sistema de educación estatal en todos los niveles es compartido por el académico Rodrigo Cornejo, investigador del Observatorio Chileno de Políticas Educativas (Opech) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.

Según el experto en educación, la evidencia científica, que debiera iluminar las decisiones políticas, ha llegado a la conclusión de que los modelos de mercado en educación son un fracaso, lo que se suma al consenso social de la necesidad de cambiar el modelo vigente, pero que se enfrenta a la negativa de la élite chilena de ceder en éste ámbito.

Cornejo señala que “el modelo educativo chileno tiene una importancia hacia la gobernabilidad. La competencia excesiva del mercado deriva en seres humanos que aceptan la competencia como algo natural, quienes concentran la propiedad del mercado deben estar dispuestos a ceder, y eso lo veo complicado”.

La ministra de Educación, Carolina Schmidt, replicó que es necesario avanzar en todos los niveles, parvulario, escolar y superior, destacando que la preocupación de un ministro debe apuntar a mejorar la educación en todos ellos.

Recordemos que durante el gobierno de Sebastián Piñera, además de la actual ministra, se han sucedido a la cabeza del Mineduc Joaquín Lavín, Felipe Bulnes y Harald Beyer. En tanto que en el anterior mandato de Michelle Bachelet los responsables de la cartera fueron Martín Zilic, Yasna Provoste y Mónica Jiménez, es decir, siete autoridades en un lapso de ocho años.





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