En Chile somos malos lectores. Mientras la Unesco afirmó que el 51 por ciento de los chilenos lee en promedio cinco libros al año, posicionándonos como segundo país lector en la región después de Argentina, el estudio de comportamiento lector indicó que un 84 por ciento de la población no entiende lo que lee.
Independiente de las estadísticas, ahora el foco está puesto en el contenido ¿Qué es lo que leemos los chilenos? Biografías de Felipe Camiroaga, novelas de Letelier y libros de autoayuda de Pilar Sordo encabezaron la lista de libros destinados a las bibliotecas públicas.
Por primera vez el proceso de selección incorporó a más de 250 bibliotecarios y profesores para elegir los títulos, equivalentes a cuarenta mil ejemplares que llenarán las estanterías.
“No basta tener libros para ser lectores”
La Directora de la Corporación Lectura Viva, María Graciela Bautista, apuntó la diferencia entre fomentar la lectura ocasional y la formación de lectores permanentes. En ese sentido, consideró insuficiente los criterios selectivos.
“No es lo mismo formar lectores temporales que lectores para la vida. Si lo que se quiere es formar lectores para la vida, se deben tomar en cuenta otros aspectos importantes y en eso no da lo mismo leer cualquier cosa. Propiciar encuentros con la literatura es otra cosa, porque ésta contribuye a formar el gusto estético, a crear mayores posibilidades de conectarse con la diversidad de sentidos de un texto literario. La literatura es una forma de comunicación, sensibilización y nos permite observar más críticamente la realidad para contribuir a su transformación. Sin embargo, estos aspectos no los tiene cualquier tipo de lectura”, dijo Bautista y agregó que “no basta tener libros para ser lectores. Hace falta preguntarnos sobre qué es la lectura y cómo se construye el lector”.
Para Berta Concha, dueña de la editorial Liberalia, la lista de libros no constituye una sorpresa. Si bien valoró la iniciativa democrática de otorgarles voz a los funcionarios, apuntó que la falta de acceso a las bibliotecas y la escasa oferta de títulos son sólo parte de un problema mayor.
“Todas estas figuras llegan a las personas a través de la televisión, como únicos referentes culturales. Pienso que esto es un problema cultural y con la lectura que es mucho más profundo. El tema de fondo es que aquí en Chile no lee casi nadie, además de que la oferta, en general, es bastante precaria y limitada y que los impuestos como el IVA son terribles, por lo tanto somos un país felizmente condenado a tener miles de bibliotecas, no 450 como es hoy día”, afirmó Concha.
Finalmente, el sociólogo Alberto Mayol, autor de la investigación “La lectura como práctica cultural”, se refirió a la precariedad de las políticas públicas en esta materia. Iniciativas como vincular el cine a la literatura son parte de las ideas que propone.
“El problema de la lectura es cómo se engancha con la cotidianidad, cómo se vincula con el día a día de las personas. La lectura es una más de las prácticas sociales y de consumo cultural que se deben fomentar y en este tema Chile está al debe por completo. No hay políticas públicas y esto no se puede hacer con medidas sueltas, sino que debe ser una política integral que establezca pasos a través de los cuales las personas van quedando inmersas en el mundo de la lectura de modo que se genere un incentivo real”, señaló Mayol.
El sociólogo se refirió a la necesidad de una estrategia y un plan de desarrollo cultural que permitan desde diversos ángulos enlazar, por ejemplo, los espacios públicos con la práctica de leer.
Entre los diez primeros títulos escogidos por bibliotecarios y profesores, figuran las dos biografías de Felipe Camiroaga con 189 solicitudes. También destacó el libro erótico Cincuenta sombras de Grey, además de autores como Pablo Simonetti, Isabel Allende y Pilar Sordo.