“Queremos recuperar nuestros moáis”, dice con gran ánimo el alcalde de Isla de Pascua, Pedro Edmunds, a Radio Universidad de Chile.
El edil está liderando un proyecto que pretende recobrar los doce monolitos patrimoniales que se encuentran en diversas ciudades del país, como también en el extranjero, desde hace varias décadas, sin que el Estado los reclame para que sean resguardados en su lugar de origen.
El trámite comenzó el año 2012, luego que la municipalidad de Rapa Nui se reuniera en un cabildo donde la comunidad solicitó que el Plan de Desarrollo de la Isla tuviera un capítulo de recuperación de las piezas en cuestión.
Edmunds explica que en ese contexto “lo que debe hacer el Estado es, dentro de una situación de cordialidad y de cordura, apoyar estas ideas que tienen una lógica y un destino que va a potenciar a la etnia en la cultura material e inmaterial, por tanto la obligación del Estado es provocar en la ciudad querer que esto se produzca porque es positivo para la comunidad”.
Primeros trámites
El trabajo de recuperación se inició con el moái de Viña del Mar que se ubica en la calle 4 Norte, frente al Museo Fonck.
Lo anterior, porque sostiene que este proyecto se inició “hace varias décadas” cuando “nosotros observamos el poco cariño y poco respeto que ha tenido la ciudadanía continental respecto a los moáis cuando aquel estaba en la costanera de Viña y era un pasar de buses por el lado que le echaban humo, perros que los orinaban. Entonces, eso nos indicó que no hay un respeto ni lugar digno donde estén ubicadas nuestras piezas”.
Los representantes de Isla de Pascua cuentan con el apoyo del Consejo de Monumentos Nacionales para obtener las figuras. Algunas de ellas se encuentran en Santiago, La Serena, Viña del Mar, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, el Vaticano y Rusia.
El único que ha vuelto a la isla es el que hasta el año 2009 se encontraba en Argentina. “Queremos recuperarlos todos, porque cada uno de ellos son imágenes de nuestros ancestros que en algún momento cumplieron un objetivo mientras estaban en vida”, dice. Y agrega que “queremos que regresen a su casa, a su lugar de origen, y al que nosotros veneramos. Donde tienen que estar”.