En abril comienza la preparación de juicio oral por los atentados al fundo Pissú Pisué, en Río Bueno, donde se investiga la participación de Cristián García, Félix Delgado y al comunero argentino Francisco Jones Huala en la quema de un fundo privado, donde también están acusados, en calidad de encubridores Alex Bahamondes y los machis Tito Cañulef y Millaray Huichalaf .
Los acusados han sostenido, en reiteradas oportunidades, que el juicio tiene la finalidad de acallar la lucha por la defensa del Río Pilmaiquén, donde se instalaría la Central Hidroeléctrica Osorno de la empresa Osorno S.A, que inundaría terrenos ancestrales, entre los que se encuentra un cementerio mapuche y un espacio sagrado denominado “Ngen Mapu Kintuante”.
[Antes de las preguntas, la machi se presenta…]
Mari, mari, mi nombre es Millaray Huichalaf, yo soy machi el Roble-Carimallín, una de las comunidades que está en constante lucha con la Central Hidroeléctrica que se va a instalar en el río Pilmaiquén. Hace más de un año ya nos vimos envueltos en un proceso judicial a lo que nosotros llamamos la criminalización de la protesta mapuche, de la gente que asume roles. En el caso mío, yo fui vocera el tiempo que se generó más conflicto y me tocó asumir la representación de mi comunidad, que estaba en completa contradicción con la Central.
Entonces la defensa de ese espacio derivó en esta acusación y posterior investigación judicial…
Si, nosotros hace más de ocho años que comenzamos la lucha de defensa del Río Pilmaiquén y siempre en contra del sistema imperante que hay hoy y que es el sistema capitalista, que llega y se instala en nuestro territorio, con toda su cultura ajena, con toda su forma de vida ajena a la vida tranquila que nosotros llevábamos. Entonces acusamos a la Central Hidroeléctrica de ser la terrorista o de sembrar el terror en la comunidad, porque las centrales no son de allí, los camiones no son de allí, las maquinarias, cuando detonan o dinamitan el río, tampoco lo son.
Para nosotros esto es una matanza que se nos está haciendo a pedacitos. No nos quedó otra cosa más que levantarnos, tratar de organizarnos y sacar la voz, y en ese sacar la voz yo me vi envuelta, junto con otros comuneros de allá de El Roble y gente que nos iba a apoyar, en un montaje político- judicial, el cual logró silenciar mi voz al momento de mantenerme en prisión.
Yo estuve cuatro meses en la cárcel de Alta Seguridad de Valdivia, sin tener pruebas, sin haber cometido delito, nada más que defender el espacio ceremonial de Kintuante. De hecho siempre hice público que si querían juzgarme por eso lo pueden hacer por defender la tierra, por querer seguir existiendo, pero no podrían crear el montaje gigante que crearon, en un lugar que era completamente ajeno a nuestra reivindicación, porque el fundo Pisú Pisué no está dentro de nuestras reivindicaciones territoriales, pero fue lo que detonó todo el tema de la persecución, porque hasta ese momento no podrían haberme tomado detenida, además de por usurpación violenta, que tenía causas por eso, pero allí se ve claramente porqué yo y no otros dirigentes, si no teníamos incidencia en ese conflicto.
¿De quién es ese fundo y qué terrenos reivindican ustedes?
De Piwonka y Biewer, unos alemanes, como es la realidad de allá del sur. Nosotros estamos reivindicando un territorio amplio sí, donde se encuentran ciertos fundos. Estamos trabajando en el fundo de Lumaco que es de propiedad de los Meyer y en el fundo que está dentro de la comunidad que también está en reivindicación de tierras, que son más de 500 hectáreas y principalmente enfocados en la lucha contra las Centrales que cada vez se están instalando más en el sur.
Antes de que fueran llevados a juicio, algunos dirigentes de las comunidades aledañas me manifestaron su preocupación por la lucha que se llevaba y me expresaron que tenían miedo porque las cosas podían radicalizarse, ¿Cómo evalúas esto?
Después de lo que pasó con los Luchsinger Mackay, con la detención de un Machi, acción de la cual todos tenemos distintos puntos de vista, en particular a nosotros no nos vino bien, porque después de eso pasaron 20 días y se metieron a mi casa. Fue una de las cosas que cimentó el terreno para las policías, la ANI, no tengan temor de llegar y meterse en casa de una autoridad tradicional, porque ya los machi estaban bajo el ojo de la represión y de la justicia.
Un machi es una figura social, espiritual y una figura incluso a veces política dentro de la sociedad mapuche, una sociedad que nosotros estamos reconstruyendo. En el mundo mapuche, en el movimiento, hay diferentes puntos de vista, nosotros claramente estamos por la defensa de un espacio, por la reconstrucción de nuestra nación, como gente mapuche, asumiendo roles tradicionales como machi, werkén, lonko, weichafe, y si hay algún momento en que hay que utilizar la autodefensa o la violencia mapuche nosotros no vamos a titubear en hacerlo porque, como decíamos, ¿quiénes son los que vienen a instalar la violencia primero que nosotros?
En esa lógica, nosotros no vamos a caer en el juego del sistema, de entrar a negociar con la central, de entrar a que nos mitiguen y vender nuestra espiritualidad. Si es necesario pasar la cárcel, si es necesario vivir perseguidos es porque, lamentablemente, el Estado no ha sido capaz de resolver este conflicto en Pilmaqiuén, que es un conflicto político, donde el Estado tiene las facultades de hacerlo. Nosotros estamos dispuestos al diálogo, no así a la negociación de nuestros espacios. Creo que es bastante distinto entrar en diálogo o debate político a entrar a vender nuestros espacios…
¿Y cómo ves lo que ha sucedido con el machi Celestino Córdova y la condena pública por parte del mismo Estado en ese caso?
En el movimiento mapuche no todos tienen la misma opinión, pero en el caso mío, el caso nuestro, no nos vino bien el tema noticioso, el tema de los machi. Yo no justifico la violencia desmedida, sea el caso que sea. No justifico la muerte. Nosotros estamos hoy día enfrentados a un escenario con un par de personas, de agricultores asesinados y donde se cuestiona la participación de los mapuche. Yo no digo que lo haya hecho él, pero no sé si en estos momentos nos viene bien como movimiento mapuche en general. A nosotros en el sur nos vino muy mal, tuvo repercusiones que todavía vivimos.
Se ha hablado de los encarcelamientos de machis como una especie de atentado contra las autoridades tradicionales, contra la espiritualidad del pueblo mapuche, ¿compartes esa mirada?
Hay servicios de inteligencia que trabajan para el Estado, que nos han estudiado a fondo. Hay antropólogos, sociólogos y están los mejores allí. Se han dado cuenta de dónde sale la fuerza, de dónde los mapuche se alimentan espiritualmente y quienes somos estos entes entre la tierra y la gente. Si hoy es un delito, yo creo que los machi van a ser muy mirados y no me cabe la duda de que más adelante más machis van a ser encarcelados por ejercer la labor que hacemos, y que no se ha podido cortar, aunque estemos en medio de este mundo occidental, porque cuando un machi entra en trance es algo imparable, allí no habla castellano, eso habla de la esencia de nosotros, que la gente no se puede olvidar.
Nosotros tenemos informes de inteligencia de la ANI. A mí me seguían desde mucho antes de que empezaran los atentados. Ahora tenemos un juicio y allí van a poner todas las pruebas adelante, e informes de inteligencia que a mí me espantan, porque supuestamente vivimos en un país democrático, donde se respetan los derechos de los pueblos originarios y vemos como nos discriminan, como hay que interponer recursos legales para que no se nos inunde, para que se nos consulte solamente. Es totalmente descabellada la violencia política contra nuestro pueblo.
Algunos especialistas en temas indígenas dicen que, en paralelo coexiste otra estrategia, encarcelar a los dirigentes jóvenes, ¿Te hace sentido?
Totalmente, porque hoy día en el mundo mapuche hay un renacer, hay un renacer espiritual y un renacer de los roles ancestrales. Y es la juventud la que está levantando esa bandera. Están levantando el kultrún, las macanas, entonces tenemos proyección como movimiento, como pueblo y se quiere dar condena ejemplificadora a luchadores jóvenes, como es el caso mío o de diferentes personas.
El juicio se aproxima…
Ya se cerró la investigación, después de haber pasado cuatro meses en detención en una cárcel de alta seguridad, sin tener pruebas de nada, es algo muy duro para nosotros, especialmente para mí como machi, el que me encierren, me saquen de la comunidad, de mi rewe, no es solamente un daño a mí, sino que a toda la comunidad, a mi familia, yo tengo una hija. Pero nosotros siempre a sabiendas y con la dignidad de que somos luchadores mapuche, que peleamos por algo que es nuestro, por la restitución de nuestro territorio.
Bueno, se cerró la investigación después de más de un año. Ahora viene la preparación de juicio, ya fue la presentación de los alegatos que van a hacer, se presentaron las pruebas para el juicio. Ahora se presentan en público en la preparación de juicio, dicen que hay más de 150 pruebas, según el Ministerio Público y la Fiscalía. Hoy día tenemos en contra a los querellantes de la Gobernación, que son del Ministerio del Interior. O sea nos damos cuenta de que no es un juicio delictual, sino que es un juicio político dirigido especialmente hacia mí y hacia la comunidad que ha resistido.
Según las nuevas autoridades ya no se utilizará la Ley Antiterrorista, con lo que decae la llamada judicialización de la protesta, ¿Tienen alguna esperanza o desconfían de la propuesta?
Nosotros no le creemos al gobierno entrante de la Nueva Mayoría, ya que hay que recordar que en el anterior periodo de Michelle Bachelet hubo operaciones de inteligencia potentes que desbarataron o rompieron movimientos importantes dentro del mundo mapuche. Se dieron varias condenas ejemplificadoras a dirigentes importantes de nosotros, al mismo tiempo se asesinó y la violencia fue desmedida, se actuó de forma súper dura.
Bachelet sabe cómo tener a la gente callada, o sea socialmente parece no haber solución, ella sólo crea reformas, entrega bonos y hace cosas que no dan una solución real. Nosotros emplazamos una vez más al gobierno de Michelle Bachelet que si quiere hacer el gesto, si quiere demostrar que busca solucionar políticamente el conflicto, de un paso y desmilitarice la zona en resistencia, haga una devolución territorial de las zonas ancestrales mapuche, no solamente las que están con títulos avalados por el Estado, sino que recuerde dónde están pisando, que sin tener títulos la gente es legítimamente dueña de sus espacios y que libere a los prisioneros políticos mapuche, que han luchado por defender la tierra, no han matado a nadie. Entonces, eso serían gestos ya como para sentarse a dialogar con el gobierno.
¿Qué te parecen los gestos del nuevo Intendente de La Araucanía Francisco Huenchumilla, el pedir perdón a los mapuche y la disposición al diálogo?
Nosotros ya no creemos en las bolitas de dulce que están tirando. Si quieren hacer un gesto deberían no aprovecharse de dirigentes como se está haciendo con Temucuicui ahora, ya que siempre se nos está tratando de manipular, gente que ha dado una lucha en el mayor punto de la zona roja en conflicto. Eso no va a acabar con las demandas. O sea si se quiere generar un clima de cordialidad y respeto debería hacerse una transformación a fondo y una devolución de territorio mapuche que se está reclamando desde los títulos antiguos.
En tu paso por la capital, ¿Cuál es el mensaje a los mapuche y a los ciudadanos chilenos?
Al pueblo mapuche, especialmente a nuestra gente que hoy día está en las ciudades o que está ajena quizás al conflicto, a que no tengan miedo a regresar al campo, porque es el territorio donde nosotros podemos ejercer nuestro derecho y podemos ser mapuche.
Y a la gente chilena, que apoyen, que es una lucha justa. Que si no son mapuche recuerden el territorio donde están hoy día generando vida, generando familia. Que el aire no es para nosotros no más, la tierra no es para nosotros no más, la lucha que hoy día emprendemos en defensa de los ríos, los árboles, de los seres que nadie defiende, con los que nosotros tenemos que convivir y que nos dan vida, como el agua, también son para ustedes, para los chilenos…
Y nada más, que solidaricen con la lucha de resistencia en el río Pilmaiquén, que entiendan que para nosotros es un genocidio que está instalándose del sistema que nos quiere transformar. Hoy día nosotros no vivimos como en Santiago, si es que llegara la central, dependeríamos de esa industria, nos contaminaría nuestras aguas, ya no tendríamos la riqueza que antes teníamos.