“Estamos dispuestos a dialogar, pero no a volver a la política de los consensos. En Chile hay una mayoría clara que se manifestó a favor de esos cambios”, fueron las declaraciones del presidente del Partido Comunista y, a partir de este martes, vocero de la Nueva Mayoría, Guillermo Teillier, que sacudieron el escenario político.
Y es que la Nueva Mayoría cuenta con los votos en ambas Cámaras para aprobar los proyectos de ley sin que sufran mayores cambios en el debate parlamentario. Estos días, conceptos como la “aplanadora”, la “retroexcavadora” han estado presentes en el lenguaje político, expresando los temores de la oposición a no poder incidir en las reformas que plantea el programa de Michelle Bachelet.
Sin embargo, no todo el pacto político programático cuenta con la misma mirada, lo que abre un foco de diferencia entre sus distintos actores. El presidente (s) de la Democracia Cristiana, Fuad Chaín, sostuvo que cuando se quieren hacer cambios profundos se necesita de los mayores niveles de acuerdo posible.
“Entre los consensos y la falta de diálogo hay un camino enorme que recorrer. Yo creo en el diálogo y en la voluntad de construir acuerdos, por lo tanto, no le tengo miedo a conversar, no le tenemos miedo a dialogar, el propio ministro del Interior fue el que fijó la pauta y nosotros tenemos plena confianza en que el trabajo político del gobierno va a ser sobre la base del diálogo y buscar el entendimiento, dónde haya discrepancias, ahí serán las mayorías las que se expresen en el Congreso. No es necesario transar para llegar a acuerdos artificiales”, dijo el parlamentario DC.
En esa línea, el diputado socialista, Alfonso de Urresti, integrante de la mesa ejecutiva del partido, afirmó que esperan que la Alianza se sume al proceso y no trate de debilitar las propuestas, indicando que habrá diálogo y conversación, pero no se cederá en los principios básicos comprometidos a la opinión pública. En tanto, el presidente del PS, Osvaldo Andrade, sostuvo que la palabra “consenso” se demonizó y hoy solo genera inquietud, por lo que es mejor dejar de usarla.
Por su parte, el senador Jaime Quintana afirmó que los consensos siempre van a existir. Sin embargo, reconoció que si este debate se hubiera dado en otras condiciones no tendrían la Reforma Tributaria que hoy tienen. Además, se refirió a otro de los debates que deberán enfrentar y que causa polémica, la reforma Educacional.
“Creo que es el debate más ideológico de todos los debates que vamos a dar, hay algunos que no les gusta la palabra ideológico e ideológico viene de idea, nada más. Yo creo que en educación debiera ocurrir, es lo que ha señalado la Presidenta, un cambio de paradigma, una reforma estructural, algo profundo. No un enchulamiento al sistema educativo actual, de mala calidad, discriminador, segregador, seleccionador y que nos tiene en el último lugar del ranking de los países de la OCDE”, indicó el senador.
Aun así, en Educación la Nueva Mayoría cuenta con el quórum necesario para aprobar estos cambios con integridad. No es el caso de la anunciada Reforma Constitucional, donde se requieren 2/3 de los parlamentarios en ejercicio, con lo que necesariamente se deberá contar con el apoyo de la Alianza.
En este tema Teillier también sacudió las aguas, al afirmar que, junto a pasar por el Congreso Nacional, esta reforma debe ser validada por la ciudadanía, ante lo que la oposición sostuvo que el parlamento es la vía adecuada. Las dudas sobre la legitimidad del Congreso las expresó el diputado comunista, Hugo Gutiérrez.
“A mí me resulta muy complejo, lo digo derechamente, que la Nueva Constitución salga de un Congreso Binominal, creo que a nadie le da las confianzas necesarias que desde aquí pueda emanar la Nueva Constitución Política. Creo que estaríamos en el corto plazo de nuevamente debatiendo sobre la legitimidad de esta Constitución que es desagregada completamente de este Congreso Binominal”, explicó el diputado del PC.
En tanto, el presidente de la UDI, patricio Melero, hizo un llamado a la centroderecha a actuar como una oposición cohesionada, justa y firme que sea capaz de dialogar y fiscalizar. Es así como los partidos se están preparando para enfrentar una movida agenda en el marco de la presión parlamentaria que impone los primeros 100 días de gobierno.