Las autoridades retomaron las negociaciones con los presos amotinados en una cárcel del sur de Brasil que mataron a cuatro presos en medio de la revuelta, dos de los cuales fueron decapitados.
Los amotinados mantienen como rehenes a dos guardias de la cárcel de la ciudad de Cascavel y la policía informó que podría haber muchos reclusos heridos.
Los amotinados exigen un mejor diálogo con la dirección de la prisión, comida de mejor calidad y una flexibilización del régimen de visitas.
La cárcel alberga a más de 1.000 presos cuando se desencadenó el motín, pero sólo tiene 928 camas.
En Brasil hay actualmente 548.000 presos y hacen falta 207.000 plazas suplementarias para evitar el hacinamiento, según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en el tema carcelario.