Nelson Caucoto: Los gobiernos postdictadura no tuvieron fuerza para hacer desaparecer la impunidad

En conversación con Radio Universidad de Chile el abogado Nelson Caucoto se refirió a la justicia y el accionar de los gobiernos postdictadura. A su juicio, se pudo haber hecho mucho más, sin embargo, y pese a la tardanza cree que la justicia va bien encaminada.

En conversación con Radio Universidad de Chile el abogado Nelson Caucoto se refirió a la justicia y el accionar de los gobiernos postdictadura. A su juicio, se pudo haber hecho mucho más, sin embargo, y pese a la tardanza cree que la justicia va bien encaminada.

Hoy se conmemora el 41 aniversario del Golpe de Estado de 1973. Como cada año, en aniversario del 11 de septiembre se recordará a las víctimas de la dictadura con actos y homenajes que mantienen vivo su recuerdo.

Sobre la dictadura y la postdictadura, impunidad y justicia, conversó con Radio Universidad de Chile el abogado de derechos humanos Nelson Caucoto.

¿Usted imaginó que 25 años después de finalizada la dictadura, la gran mayoría de los detenidos desaparecidos sigan sin ser encontrados o que  muchos casos sigan en la impunidad los actos cometidos por los militares y el silencio de las Fuerzas Armadas? ¿Con qué sabor se queda después de este tiempo?

Hay que distinguir algunos periodos. Durante la época de la dictadura, hasta su fin, no teníamos ninguna expectativa de avance en la investigación de las causas. Por lo tanto, sabíamos que no tendríamos noticias de los detenidos desaparecidos.

Hoy, probablemente, tampoco podemos satisfacer esa interrogante, todavía no sabemos dónde están los detenidos desaparecidos, pero hay señas que en su gran mayoría fueron lanzados al mar. Ello no ha impedido que la acción judicial continúe hasta la fecha.

Después de diecisiete años sin ninguna investigación con resultado, recibimos con mucha esperanza los gobiernos democráticos, pero esa esperanza se fue diluyendo con el tiempo, puesto que durante –al menos- los primeros siete años posteriores seguíamos en la misma situación. Es decir, con regímenes democráticos, donde se seguía aplicando la amnistía, la prescripción, la incompetencia de los tribunales de justicia.

Hasta 1997 seguíamos con este caudal de impunidad que fue declinando lentamente hasta el año 2000. Entre el 2000 y 2014 las cosas cambiaron positivamente para las víctimas, para la sociedad chilena, puesto que se pudo investigar con el instrumental de jueces con dedicación exclusiva que permitió avanzar en las causas de tal modo que en tres años llegamos a 400 procesamientos. De manera que estamos llegando tarde al quehacer de la justicia, pero a pesar de su demora, ha permitido abrir espacios a la verdad y a la justicia, en menor grado a la reparación.

Hoy se dictan nuevos procesamientos, en estos días se está trabajando en ello. Mi sabor actual es de mayor optimismo, todavía podemos hacer mucho más, pero hay que destacar que los tribunales están a toda máquina tratando de cerrar estos capítulos sobre bases sólidas, no de impunidad abierta.

¿Qué se puede decir desde el punto de vista institucional o político respecto del sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil?

Ese es un tema siempre latente. Nos hubiera gustado que estas Fuerzas Armadas, con el advenimiento de los gobiernos civiles, se sometieran a la decisión del jefe de Estado. Tuvimos momentos difíciles en los comienzos del mandato del Presidente Aylwin, con mucho ejercicio de boinazos, movimientos al interior de las filas y con un Pinochet siempre presente y con mucha gravitación en las Fuerzas Armadas.

Hoy ha desaparecido Pinochet, indudablemente esperaríamos que ese sometimiento hacia lo civil se hubiera potenciado con una mayor colaboración para esclarecer los crímenes del pasado, eso no ha sido así. Si las Fuerzas Armadas quisieran colaborar ya lo hubiesen hecho mucho tiempo atrás.

¿Los gobiernos sucesivos al de la dictadura pudieron hacer más para el esclarecimiento de la verdad y en el ejercicio pleno de la justicia?

Indudablemente, pero hay que enfatizar algunos periodos. El del Presidente Aylwin fue recibido con mucho optimismo por parte del mundo de los derechos humanos, al tiempo vimos como todos esos anhelos de verdad y justicia no se realizaron, porque paralelo a estos gobiernos constitucionales existía un poder militar muy asentado y gravitante en la sociedad chilena y asentados en los poderes fácticos de la sociedad. Desde esa perspectiva se entiende que en ese gobierno había mayores dificultades que hoy. No debemos olvidar que en esa época se vivió un sentido de co-responsabilidad política y social, donde las organizaciones de derechos humanos no levantaron muy fuerte sus consignas para no desestabilizar un régimen que recién se estaba asentando.

Con posterioridad se pudo haber hecho mucho más. Las fuerzas gobernantes fueron reticentes, se cohibieron y salvo algunos esfuerzos como el informe Retting o la comisión Valech, no se hizo más. En el plano de la resolución de los crímenes no hubo un mayor impulso o fuerza para hacer desaparecer la impunidad.

¿Qué responsabilidad política tuvo la derecha en la dictadura  y cómo ve la posibilidad de que ellos pudieran haber reparado políticamente los errores cometidos durante el periodo?

Yo me quedaría con la expresión de cómplices pasivos de Sebastián Piñera. En ese plano ubico a la derecha y lo sintetizo en una oración: si la derecha hubiera hecho lo que tenía que hacer en ese periodo, como lo hacen hoy que se alzan como defensores de la vida, si hubiesen tenido algún rasgo, alguna iniciativa, se hubieran opuesto a los crímenes cometidos en la dictadura, las cosas hubieran sido muy diferentes.

No cabe ninguna duda de que el concepto acuñado por el Presidente Piñera tiene mucho sentido, mucha significación y yo creo que lo dirige a las fuerzas que lo llevaron a él al gobierno.

¿Cómo podría haber sido esta país si los temas de verdad y justicia hubieran avanzado mucho mejor?

Este país habría sido tan distinto que incluso esta conversación de hoy sería inoficiosa porque habríamos zanjado una parte importante de la historia del país de una manera civilizada. Si hasta hoy los tribunales hacen un tremendo esfuerzo es porque no se hizo en el pasado. Estamos haciendo tardíamente una tarea que se pudo haber hecho desde la instalación de los gobiernos democráticos.

Eso no nos quita que en toda la temática de la resolución Chile da señales con signos azules. Podría ser gran exportador de cómo ha ido resolviendo este tema.

Al compararse con la realidad de todo el continente donde existieron estos regímenes, Chile es el país que más ha avanzado concretamente en el tema de la justicia. Creo que el Poder Judicial se ha impuesto en su tarea de defensor de las personas lo que permite que tengamos juicios abiertos y en plena actividad, con sentencias y procesamientos, todos los días desde un tiempo a esta parte.





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