La Cumbre sobre el Clima que se celebrará en Nueva York y a la que asistirán más de 145 presidentes y jefes de Estado no es una reunión formal pero, a pesar de que no es vinculante, será el espacio para negociar el acuerdo sobre Cambio Climático que tiene que ser aprobado a finales de 2015, en una conferencia en París.
Desde Chile asistieron a la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que se enmarca este encuentro climático la Presidenta Michelle Bachelet, el canciller Heraldo Muñoz y el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier.
La Cumbre del Clima, solicitada por Ban Ki-moon, busca fomentar la voluntad política y llamar a la acción a los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con miras al diseño de un nuevo protocolo que reemplace al de Kioto, cuyas negociaciones se iniciarán en diciembre, en Lima, y terminarán en París, en 2015.
El encuentro se realiza en preparación a la Conferencia de las Partes de diciembre en Lima, que va a poner las bases del contenido del futuro acuerdo climático. Respecto de la importancia de esta cita, la investigadora del Centro de Ciencias del Clima de la Universidad de Chile, Pilar Moraga, señaló la relevancia del contexto en que se efectuará, porque es el Secretario General de Naciones Unidas quien hace un llamado a los líderes políticos y económicos para avanzar en la definición de los compromisos de los Estados, en una perspectiva de conseguir un acuerdo significativo en 2015.
En cuanto al incumplimiento de los objetivos planteados en el Protocolo de Kioto, dijo que los instrumentos que previó no han sido suficientes para resolver el problema, además, de la falta de voluntad política suficiente para implementar medidas que sean más eficaces.
La investigadora explico la responsabilidad que tiene Estados Unidos como uno de los principales países emisores de contaminación planetaria, pero que se marginó de cualquier obligación internacional de reducir sus emisiones.
“Estados Unidos, como todos sabemos, firmó la Convención, pero no suscribió finalmente el Protocolo de Kioto, por lo que no tiene obligaciones vinculantes dentro del marco de la Convención, es decir, el principal emisor de gases de efecto invernadero no tenía obligaciones en el marco internacional”, explicó.
Pilar Moraga añadió que la gran responsabilidad actual de Estados Unidos es que hay una disputa con China, porque si bien este país no ha sido el responsable original del problema, sí es un gran contribuyente de las emisiones actuales. La “pelea” entre estas dos grandes potencias es que ninguno se va a comprometer más de lo que el otro esté dispuesto a hacer.
La investigadora explicó que uno de los temas que se está discutiendo con mayor fuerza es el tema de la adaptación, porque si bien se pensó que la mitigación a través de la estabilización de gases invernadero en la atmósfera iba a solucionar el problema, no se reparó lo suficiente en el daño que ya estaba hecho.
Pilar Moraga afirmó que hoy se está en una situación peor y se sabe que la adaptación tampoco va a ser suficiente porque se van a producir cambios radicales, por ejemplo, en el caso de Chile. Uno de esos cambios lo representa la sequía que se prolonga en intensidad y también en frecuencia.
En contraste, la directora de la organización medio ambiental Chile Sustentable, Sara Larraín, dijo que esta Cumbre especial convocada por Ban Ki-moon es un intento bastante desesperado de Naciones Unidas de lograr algún tipo de acuerdo productivo antes de la reunión de Lima en diciembre de este año, que es donde se supone que estaría el borrador final que sería aprobado en París en 2015.
La medioambientalista afirmó que no hay una claridad sobre los compromisos de los distintos países para enfrentar el aumento en el calentamiento global. Sara Larraín recordó que la mayoría de los gobiernos, empezando por Estados Unidos, han planteado temas vinculados con el crecimiento de las economías y la mantención de los niveles de competitividad, lo que ha impedido más compromisos con el Protocolo de Kioto.
“A estas alturas es obvio que la temperatura va en aumento, ya estamos en 0,9 y casi llegando a 1,0 grado de aumento y los impactos climáticos de temperatura en la producción de agua son evidentes. Dicho esto, lo que sí puede hacer la sociedad civil es incidir lo más posible en los gobiernos locales para realizar estrategias de adaptación con el objeto de mitigar los impactos, pero no está al alcance de la sociedad civil implementar las políticas públicas que se requieran”, afirmó Sara Larraín.
Por su lado, la directora de la Fundación Terram, Flavia Liberona, se mostró un poco más optimista de las discusiones y los eventuales consensos que se puedan alcanzar en esta Cumbre del Clima, por el hecho de que a este encuentro asistirán muchos jefes de Estado y ministros de Medio Ambiente y podrían comprometerse para futuros acuerdos de sus países en la reducción de emisiones de contaminantes.
La medioambientalista enfatizó que el tema de Cambio Climático ha sido puesto en la agenda recurrentemente por las organizaciones no gubernamentales (ONG) y el mundo académico. Además, recordó que en 1992 la Convención de la Tierra fue alentada por las ONG.
Liberona precisó que Latinoamérica en porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero contribuye con el 8% y dijo que las emisiones de Chile provienen del sector transporte y de las termoeléctricas, mientras que los otros países de la región sus contaminantes se originan en el cambio de uso de suelo, es decir, en la deforestación que abre paso a centros urbanos.
“Chile es un país vulnerable al Cambio Climático, es decir, es un país que va a sufrir y está sufriendo los embates de este fenómeno y, en ese sentido, es muy importante tener políticas públicas adecuadas para adaptarse a los efectos del Cambio Climático, para mitigar efectos y sobre todo para hacer gestión de desastres naturales. De eso yo diría que no tenemos nada”, indicó.
Flavia Liberona concluyó que los efectos del Cambio Climático afectan directamente a los seres humanos y añadió que “somos muy vulnerables y nos enfrentaremos a temas tan complejos como la escasez de agua, desastres naturales por inundaciones, migraciones de personas, ingreso de plagas agrícolas donde no las había y aparición de enfermedades, entre otras”.