Son en total 27 óleos y 34 dibujos, de diversos tamaños realizados entre 2009 y 2011, los que componen la muestra Botero en Chile. De ellos, destaca la serie completa de Via Crucis, la Pasión de Cristo, que el artista colombiano Fernando Botero donó en 2012, a propósito de sus 80 años, al Museo de Antioquia de Medellín, ciudad natal del pintor.
La serie, que evoca la pasión y muerte de Cristo desde el particular punto de vista del artista colombiano, se ha presentado en Nueva York, Ciudad de Panamá, Lisboa y numerosas ciudades colombianas, llegando a Chile por primera vez a cargo de la curatoría de Nydia Gutiérrez. Al respecto, el director de la Corporación Cultural de Las Condes, Francisco Javier Court, indicó que “representa un Vía Crucis muy especial, con toda la carga e ironía propia de Botero, y no se acerca a la Pasión desde una perspectiva religiosa, sino que propone una mirada pictórica a una de las escenas más representadas en la historia occidental”.
En la inauguración de la muestra, en 2012, el artista colombiano señaló que la primera pincelada de este Via Crucis proviene de muchos años de estudio y admiración por el arte clásico, por los renacentistas italianos que cautivaron su atención desde la primera vez que vio de cerca un Piero della Francesca en el Museo Nacional del Prado, en donde fue copista cuando estudiaba en Madrid.
A partir de ese hecho, el artista se cuestionó la posibilidad de pintar estas obras nuevamente, considerando que fueron las más importantes dentro de los siglos XIII, XIV y XV y que después desaparecieron ante un mundo que se volvió más laico.
“Ningún artista considerado importante ha pintado a Cristo en el siglo XIX o XX, ni existe tampoco ningún cuadro impresionista religioso. Picasso no hizo sino una acuarelita de la Crucifixión; él, que trabajó todos los temas. Así que decidí hacerlo mi nuevo proyecto. Seguramente habrá críticas, un pintor que hoy en día se ocupe de Jesús y María… Me toman por convencional, pero en realidad yo toda la vida he hecho mi trabajo a contracorriente”, señaló Botero.
En esa línea, Botero plantea, con la ironía que lo caracteriza, la vigencia de la serie más recreada en la historia del arte occidental. Y muestra diferentes capítulos y personajes bíblicos que protagonizaron el camino de Cristo hacia su muerte en la cruz, según la creencia cristiana, pero lo hace a su manera, con un descomunal Jesús en medio de la vorágine contemporánea. Entonces, el tema es sólo el punto de partida para plantear sus conocidos cuestionamientos al sistema.
Los personajes que participan de la serie, incluido el mismo Botero en miniatura, así como las lágrimas, las gotas de sangre o los clavos, aparecen bajo formas gruesas y volúmenes exagerados, con el estilo mundialmente identificado del pintor colombiano.
En cuadros como Crucifixión, un Cristo verdoso aparece crucificado en un parque lleno de edificios, mientras que en El beso de Judas, se puede contemplar al apóstol traidor con pantalón moderno y un reloj. También hay personajes con sombreros, guayaberas y calaveras, como en El descenso de la Cruz o un policía (en vez de un romano) azotando a Cristo con una vara de hierro, botas militares y un bigote al estilo nazi en El camino de las penas.
Botero en Chile estará abierta al público entre el 8 de octubre y el 30 de noviembre en el Centro Cultural de Las Condes, de martes a domingo, entre las 10:30 y las 19 horas, con entrada gratuita.