El robot de exploración de la sonda espacial europea no tripulada Rossetta se posó la tarde de este miércoles sobre un cometa a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra, un hito sin precedentes en la historia de la astronomía.
El módulo Philae se desprendió de Rosetta como estaba previsto y aterrizó unas siete horas después. “Philae nos está hablando, está posado en la superficie” del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, fue el primer anuncio por twitter que realizó Andrea Accomazo y Stephan Ulamec, responsables del vuelo desde la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt, Alemania.
Mientras, en la misma red social, el robot anunció: “¡He llegado! ¡Mi nueva dirección: 67P!”.
Según los investigadores, el robot Philae aterrizó en un área blanda y necesitó de dos intentos para estabilizarse con los arpones bien enganchados.
Rolando Dünner del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica Chile, comentó que los cometas son interesantes para entender la formación del sistema solar y contienen gran información sobre elementos de la Tierra y de la vida.
“En este caso es una misión que requiere una gran precisión por el hecho de que un cometa es un elemento muy pequeño, tiene el tamaño de una ciudad con algunos diámetros solamente, entonces tiene poca fuerza de gravedad por lo que es difícil ponerse en órbita y luego lanzar un equipo que se pueda adherir. Es un proyecto que técnicamente es muy complejo” señaló el experto.
Dünner explicó que el principal objetivo del proyecto es descubrir la composición química del cometa, cuáles son las propiedades mecánicas para luego, el satélite acompañarlo en su recorrido cerca del Sol, donde el cometa empieza a producir una cola de material desprendido. “Así se conocerá la sublimación de los elementos químicos” aseguró el astrofísico.
Por último, Dünner concluyó que este tipo de eventos permiten dilucidar los secretos del Universo y dar un paso para que la humanidad comprenda mejor la vida.