Jefe del área jurídica del Programa de Derechos Humanos del ministerio del Interior, Rodrigo Lledó, informó que el ministro Mario Carroza aceptó la intervención de la institución en la investigación que busca clarificar las causas del fallecimiento y el posible envenenamiento del Premio Nobel de Literatura, poeta y ex diplomático comunista Pablo Neruda.
El Poeta murió días después al golpe de Estado, el 23 de septiembre de 1973. Su deceso se produjo justo un día antes de partir al exilio, en circunstancias que hasta el día de hoy no han sido aclaradas. Según consignaron los medios de la época, el vate habría fallecido a causa de un paro cardíaco.
Pericias toxicológicas realizadas durante 2013 no arrojaron resultados concluyentes, pero determinaron que Pablo Neruda no murió de un paro cardíaco y que también que padecía un avanzado cáncer.
Sin embargo, la conclusión que determinó continuar con la investigación y los peritajes es que no se logró establecer si murió de muerte natural o por acción de terceros.
Con fecha 14 de noviembre de 2013, la ampliación del informe arrojó que la negatividad en los resultados de los estudios toxicológicos no permitieron descartar ni confirmar la posibilidad de que horas antes de su fallecimiento, el poeta pudiese haber recibido algún agente químico, biológico o radioactivo, que posteriormente perjudicara su estado de salud en forma aguda.
El secretario ejecutivo del Programa de Derechos Humanos, Francisco Ugaz informó cuál sería el rol de la institución en esta causa.
“Nnuestra intervención, en este proceso judicial iniciado el año 201, tiene por objeto promover el esclarecimiento de los hechos que afectaron a don Pablo Neruda, con el objeto de establecer la verdad. Existen antecedentes iniciales en la causa que él habría sido envenenado y en ese sentido, esos indicios también apuntan a la intervención de determinados agentes, por tanto existen antecedentes de que éste podría constituir un crimen de lesa humanidad”.
El jefe del área jurídica del programa, Rodrigo Lledó, explicó que hasta ahora existen indicios para investigar la posible intervención de terceros en la muerte del poeta comunista.
“Lo que es claro en la causa, revisando toda la causa, no solamente esta última pericia, es que Pablo Neruda no muere de cáncer, si bien él tenía cáncer y estaba afectado de cáncer la causa de muerte hoy día es desconocida. Las pericias del año 2013 establecieron que el poeta tenía cáncer, pero no establecieron que murió a causa del cáncer, lo que hoy día se está intentando con estas nuevas pericias es ver daño celular que podría haber provocado un veneno que ya no está presente en el cuerpo”.
El sobrino de Pablo Neruda, Rodolfo Reyes, que representa a la familia en esta causa que investiga el juez Carroza valoró que por primera vez una institución del Estado intervenga en esta causa.
“Este Programa encontró que había un asidero jurídico y por eso se hicieron parte. Nosotros queremos agradecer, porque es una necesidad no tan solo para la familia, sino que para Chile y el mundo conocer las verdaderas causas de la muerte de Pablo Neruda”.
De acuerdo a la información entregada, la pericias de genética forense microbiana, podrían contrastar muestras para el análisis de un segundo peritaje de materias inorgánicas, posibles materiales pesados y eventualmente orgánicos no realizados con anterioridad, pudiendo ratificar la existencia o no, de algún elemento que no fue encontrado en el tejido biológico, asociado a posibles causas de la causa de muerte del escritor.
Según sostuvo Lledó, la intervención del programa es colaborar y acelerar los procesos de la investigación que lleva el ministro Mario Carroza, agregando que los expertos españoles, chilenos, y eventualmente canadienses, podrían establecer el daño celular y proteico en los restos del poeta, para confirmar o descartar que agentes externos hubiesen provocado la muerte.
Los familiares y representantes del programa, destacaron las similitudes que existen en esta causa con la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva, quien en1982 luego de una cirugía simple muerte en la Clínica Santa María, el mismo centro hospitalario donde fue internado Pablo Neruda, que según declaraciones de su asistente Manuel Araya, habría sido asesinado en dicha clínica producto de la aplicación de una inyección letal.