Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 24 de abril de 2024


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La Estrella y El Mercurio mienten


Martes 3 de marzo 2015 11:45 hrs.


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Con pesar, el mundo de los trabajadores se entera de la muerte de otro joven trabajador portuario en faenas, cuestión que si no se aplican los protocolos y normas estipuladas en la última normativa aprobada, llamada “Ley Corta”, seguirán sucediendo, como lo fue el doloroso conteo de muertos en faenas el año 2014.

Algunos que tratan de vender cruces dirán que el joven no era portuario, pero el Código del Trabajo define quiénes son trabajadores portuarios: “Se entiende por trabajador portuario, todo aquel que realiza funciones de carga y descarga de mercancías y demás faenas propias de la actividad portuaria, tanto a bordo de naves y artefactos navales que se encuentren en los puertos de la República, como en los recintos portuarios” (Art. 133).

Casi todos se han olvidado de aquellos parlamentarios que con asombro discurseaban sobre las condiciones medievales que los trabajadores portuarios tenían y raudos aprobaron la Ley Corta que venía, entre otras cosas, a devolver el derecho de todo trabajador a tener un descanso o comer algo en jornadas que superan las cuatro horas seguidas. Sin embargo, no se preocuparon de asegurar el financiamiento para que esas leyes que aprobaron se fiscalizaran y se cumplieran.

Que dirá la Directemar, que dirá la Inspección del Trabajo o la Seremi del Trabajo sobre la muerte de Sebastián Saavedra Carter, un joven de 28 años oriundo de Lo Rojas, comuna de La Cruz, extraordinario estudiante según su profesor Patricio González San Martín, que murió aplastado por las ruedas de un camión, según la prensa oficialista, concubina de quien paga más, porque estaba “wasapeando”. Es decir, el diario ya dio el veredicto, por lo tanto el difunto corrió esa suerte por descuido. No obstante, el teléfono está intacto y este no muestra ningún tipo de comunicación en la hora de su muerte.

¿El Fiscal Rubén Rojas, a cargo de la investigación, creerá lo que dice La Estrella, diario hijo de otro matutino mentiroso como es El Mercurio, o encausará la investigación hacia donde debe ir? Es de esperar que así sea, que tome nota de algunas cosas de las que no se preocupó la periodista y que logre responder las siguientes interrogantes:

a. ¿El camión tenía alarma de retroceso o de avance como debe ser según las normas que ocupan todos los vehículos al interior de un recinto portuario?

b. ¿Estaban demarcados los lugares donde se puede caminar y por donde pasan los vehículos?

c. ¿Existe algún lugar habilitado para que los trabajadores puedan comer y descansar o donde se comuniquen con sus mandates para recibir instrucciones?

Al parecer, el tema es un poco más complejo que el burdo titular que el rasca editor le dio a la nota, tratando de emular a La Cuarta. Es más, la inexperta periodista, seguramente a contrata, ni siquiera investigó que Sebastián no debía trabajar ese turno. Es más, la gran noticia no es que el joven murió, con el perdón de los deudos; la noticia es que fueron violadas todas las normas de seguridad que nos imponen los acuerdos internacionales a propósito del terrorismo. Aquí se suplantaron identidades que tanto Terminal Pacifico Sur (TPS) como Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL) NO FUERON CAPACES DE DETECTAR, por lo tanto, en particular EEUU, podría declarar a nuestro puerto como NO SEGURO y exigir que sus buques sean cargados en otro puerto.

Es indignante la liviandad con que autoridades y la prensa alcahuete entregan las noticias, siempre cuidando y siendo cómplices de las verdaderas causas de los accidentes fatales que ocurren en los puertos de nuestra patria, puertos que algún día volverán a ser nuestros.

Jorge Bustos

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