Economía mundial hacia el fin del dinero en efectivo

Y si bien es cierto, terminar con las transacciones de dinero en efectivo es una de las acciones más enérgicas que se pueden aplicar contra el lavado de dinero y la evasión fiscal, la puesta en marcha de una economía mundial sin efectivo y completamente electrónica, podría acrecentar una verdadera dictadura financiera.

Y si bien es cierto, terminar con las transacciones de dinero en efectivo es una de las acciones más enérgicas que se pueden aplicar contra el lavado de dinero y la evasión fiscal, la puesta en marcha de una economía mundial sin efectivo y completamente electrónica, podría acrecentar una verdadera dictadura financiera.

El gobierno de Dinamarca propuso eliminar la obligación que tienen las empresas minoristas de ese país de aceptar pagos con dinero en efectivo. Así, desde el próximo año, el país se convertirá en el primero “sin efectivo” en el mundo. Las tiendas de ropa, gasolineras, o restaurantes, no estarán legalmente obligados a aceptar dinero “cash”, una propuesta que forma parte de un paquete de medidas que tiene por objetivo reducir costos e incrementar la productividad de los negocios.

La decisión danesa se produce en medio de informaciones según las cuales los bancos centrales están planeando mayores restricciones del dinero en efectivo, un modo eficaz de evitar “corridas bancarias, la intensificación de la guerra de divisas y la defraudación fiscal” y corresponde a una propuesta realizada recientemente por Kenneth Rogoff, economista de la Universidad de Harvard y Willem Buiter, economista jefe del Citigroup.

Según informa la media europea, hacia fines de abril se realizará en Londres una importante reunión de representantes de los principales bancos centrales del mundo “para trazar el camino hacia el fin del dinero en efectivo”. Y si bien es cierto, terminar con las transacciones de dinero en efectivo es una de las acciones más enérgicas que se pueden aplicar contra el lavado de dinero y la evasión fiscal, la puesta en marcha de una economía mundial sin efectivo y completamente electrónica, podría acrecentar una verdadera dictadura financiera.

En efecto, la propuesta pretende que todos los pagos se realicen forma electrónico-digital para facilitar supervisión y transparencia. En este orden, Francia ya ha anunciado un endurecimiento del uso de efectivo y a partir de septiembre limitará los pagos en efectivo a mil euros. Los bancos deberán informar a las autoridades de todas las transferencias al interior de la UE que superen los 10 mil euros. En Grecia, en tanto, todos los pagos mayores a 70 euros deberán realizarse con cheques o tarjetas. El modelo de Suecia y Dinamarca, pioneros en los pagos electrónicos, podría ser el futuro de todos los países europeos y luego del mundo.

Por de pronto, la banca de Estados Unidos también avanza en dicha dirección. Como informó Bloomberg, el banco JPMorgan ya anunció que desde mayo cobrará 1 por ciento de comisión sobre los depósitos que excedan los fondos requeridos para las operaciones habituales de sus clientes, lo que equivale a una tasa de interés negativa. Es decir, los usuarios deberán pagar por el privilegio de depositar dinero en efectivo, debido a que, para la banca, mantener grandes cantidades de dinero en efectivo no es un buen negocio. De allí que entidades como JPMorgan están comenzando a evitar el efectivo a menos que los depositantes paguen por el privilegio de depositarlo.

La propuesta pone también bozal a las corridas bancarias y la fuga de capitales, resultado de la desconfianza global, y constituye un método radical para evitar estas fugas, aunque, por cierto, la única manera de que el modelo funcione es su aplicación simultánea en todo el mundo, que es lo que analizarán los banqueros centrales que se reunirán en Londres a fin de mes.

Como es evidente, una determinación global de esta naturaleza tendría efectos universales relevantes. Rogoff y Buiter son de la opinión de que las actuales tasas de interés negativas a los depósitos no están ayudando al repunte de la economía dado que los grandes capitalistas evaden impuestos al transar sus operaciones en efectivo. Rogoff recordó una redada realizada contra los barones de la droga en México, donde se encontraron 250 millones de dólares contantes y sonantes. Buiter, más cauto, señala que solo deberían permitirse los billetes de pequeña denominación (5 euros), eliminando todos los billetes superiores a esa cifra.

Actualmente el efectivo se utiliza en el 85 por ciento de las transacciones globales, lo que da cuenta de la magnitud del cambio que proponen Rogoff y Buiter. Según los datos del estudio, ‘Card payments in Europe – A renewed focus on SEPA for cards’, cada europeo de la Eurozona realizó 71 operaciones de pago electrónico en 2012 (el doble que en 2000) y 79 de promedio en la UE de los 28. Los últimos puestos de la clasificación los ocupan Bulgaria (4), Grecia y Rumanía (7), Hungría (27) e Italia, donde las 28 operaciones anuales registradas evidencian que sus habitantes prefieren pagar en metálico. Suecia realiza 230;  Dinamarca, 224 y Finlandia, 213, apostando por el dinero de plástico. Reino Unido, registró 167 transacciones de este tipo, Portugal, 115; Francia, 130 y Bélgica, 111.

En Chile, las operaciones electrónicas financieras y comerciales han aumentado en forma exponencial en los últimos 10 años, una tendencia en paralelo a las estadísticas del Eurosistema que muestra el “gran potencial de crecimiento de los pagos con tarjeta en todos los países de la UE, especialmente en los del centro y sureste de Europa”, según un informe de dicha agrupación, el que califica el dinero de plástico como el “mayor instrumento de pago electrónico minorista” y adelanta que “el objetivo sería crear una verdadera zona europea de pagos (SEPA) con tarjeta armonizada, competitiva e innovadora”.





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