Inégal será el conjunto encargado de ofrecer el tercer concierto de la Temporada de Cámara 2015 de la Orquesta Sinfónica de Chile, el miércoles 17 de junio a las 19:30 horas en el Centro Gabriela Mistral, GAM.
Juan Pablo Aguayo en flauta, Cristián Gutiérrez en violonchelo y Sergio Massardo en piano, conforman el trío estable. A ellos se suma esta vez, como músico invitado, Rodolfo Mellado en violín. Juntos, interpretarán la Sinfonía Nº 41 en Sol mayor K551 “Júpiter”, de Mozart, y Sinfonía Nº 3 “Eroica” Op.55, de Beethoven, ambas obras con transcripciones del célebre pianista Johann Nepomuk Hummel.
La costumbre de transcribir grandes obras sinfónicas a formatos más pequeños de cámara fue muy extendida en el romanticismo con el fin de acercar los repertorios de grandes teatros a los hogares. Muchas veces se hacían debido a la fama de la obra original que acarreaba un seguro éxito de venta. Así, son innumerables los formatos y las obras que han sido transcritas en la historia de la música.
Juan Pablo Aguayo, flautista, comenta que “hace muchos años supe de las transcripciones de estas sinfonías de Beethoven y de Mozart, hechas por Hummel a principios del siglo XIX. Cuando supe de ellas y además que tenían flauta, que es mi instrumento, siempre tuve en mente alguna vez tocarlas porque me parecía fascinante esto de poner música sinfónica en un formato tan reducido. Entonces, por mucho tiempo le di vueltas y se presentó ahora la posibilidad”.
Así, ésta será la primera vez que el ensamble interprete estas obras, por lo que han debido desarrollar un arduo trabajo de preparación. “Como cualquier programa de música de cámara requiere de mucho ensayo, por lo que nosotros nos juntamos regularmente”, señala Aguayo.
Agrega que “lo interesante ha sido confrontar la transcripción con el original. Hemos conversado mucho sobre qué hacer en determinados lugares, porque inevitablemente tenemos en la mente el original, que tiene timbal, por ejemplo, 15 o 20 violines, y no tiene piano. Entonces, la transcripción tiene que tomar ciertas decisiones, de cierta manera traicionar la sonoridad de la obra original y nosotros ahí hemos discutido mucho, nos hemos maravillado también y por otro lado hemos apreciado la genialidad de Hummel al reducir esa gran sonoridad a sólo cuatro instrumentos”.