Revisiones y relecturas de El Quijote, a cuatro siglos de su publicación

El19 y 20 de agosto se celebrará la novena versión de las Jornadas Cervantinas, que este año llevan por título "Cuatrocientos años «impreso y en estampa»: Revisiones y relecturas de Cervantes", con ocasión del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de "El Quijote". Los profesores Jéssica Castro y Francisco Cuevas, integrantes del comité organizador del encuentro y académicos del Área de Literatura Española de la U. de Chile, entregan claves para entender la actualidad de Miguel de Cervantes y del ingenioso hidalgo de La Mancha.

El19 y 20 de agosto se celebrará la novena versión de las Jornadas Cervantinas, que este año llevan por título "Cuatrocientos años «impreso y en estampa»: Revisiones y relecturas de Cervantes", con ocasión del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de "El Quijote". Los profesores Jéssica Castro y Francisco Cuevas, integrantes del comité organizador del encuentro y académicos del Área de Literatura Española de la U. de Chile, entregan claves para entender la actualidad de Miguel de Cervantes y del ingenioso hidalgo de La Mancha.

Las jornadas nacieron el 2006 a partir de un pequeño grupo de estudiantes del monográfico del profesor Eduardo Godoy sobre El Quijote. Nueve años después la idea sobrevive como una instancia de reflexión en torno a la obra de Miguel de Cervantes que perdura principalmente gracias a las y los estudiantes de pregrado, quienes encuentran allí un espacio donde pueden discutir, compartir y publicar. Registro de las jornadas son los dos números de los Cuadernos de Estudios Cervantinos, que reúnen ponencias de estudiantes de pregrado con las de académicos como Carla Cordua, Manuel Jofré y el mismo Eduardo Godoy.

Para la profesora Jéssica Castro la participación de las y los estudiantes es fundamental en el sentido de generar un diálogo intergeneracional y de abrir la oportunidad de que alumnos y alumnas de pregrado puedan comentar la obra original y la crítica con investigadores, investigadoras, porfesoras y profesores invitados, y también con pares de otras universidades quienes estudian a Cervantes desde otras perspectivas. “El interés, desde luego, es que la literatura española se expanda”, comenta.

Presente y relecturas: tradición y modernidad

El 2005 se celebró el cuarto centenario de la primera parte de El Quijote (1605) y este 2015 es el turno de la segunda parte, publicada en 1615. A pesar del tiempo, las aventuras de don Quijote parecen nunca cesar de ser actuales.

Una muestra de aquello es la insistencia del director británico Terry Gilliam, reconocido por ser parte del grupo Monty Python y la dirección de películas como Doce monos, quien en 2016 rodará The man who killed Don Quixote, adaptación que, luego de dos décadas de intentos fallidos, finalmente se concretará con el financiamiento de Amazon.

Es así como con cuatro siglos de distancia podemos preguntarnos por qué esta novela sigue fascinando y releyéndose permanentemente. Más allá de repetir algo muchas veces dicho, cosa que pasa con los clásicos y los textos canónicos, para Jéssica Castro y Francisco Cuevas la idea clave es la tradición y la modernidad existentes en El Quijote.

El académico Francisco Cuevas compara el ejercicio narrativo de El Quijote con películas como Matrix e Inception: “Se ha dicho mucho y hay muchos libros dedicados a ese tema, pero realmente, y sobretodo la segunda parte, es una novela súper moderna, narrativamente hablando. A veces no reflexionamos sobre ello porque lo hemos escuchado tantas veces, pero piensa que todos o gran parte de los personajes de la segunda parte han leído la primera parte de El Quijote y con eso se juega narrativamente. La idea, trabajada por Cervantes, que de pronto te dice que no puede seguir escribiendo porque ya no tiene materiales y te cuenta cómo él mismo sale y compra ese libro que él reescribe y luego lo que tú lees es lo que él copió de lo que otro ha traducido de lo que otro ha escrito en árabe”. El Quijote está plagado de estos juegos, explica Cuevas: “Cervantes nos dice que don Quijote va a un sitio y don Quijote en la propia novela decide no ir a ese sitio porque encuentra que hay un impostor que lo está falsificando. Hay un juego de lo que hoy llamaríamos intertextualidad y metanarratividad que es muy contemporáneo y muy moderno”.

”Olvidamos que la literatura del Siglo de Oro y específicamente El Quijote es muy experimental”, comenta Francisco Cuevas a lo que añade algo esencial: “luego, algo tan simple como que Cervantes escribe muy bien”.

Por su parte, la profesora Jéssica Castro destaca cómo sus estudiantes se van encantando con El Quijote. “Primero parten diciendo ‘qué lata, cómo vamos a tener que leer esto’, tienen prejuicios en torno al libro sin haberlo abierto, ‘profesora, no se entiende’, ‘está en castellano antiguo’”, dice. Y para ella la verdad es que “no es tan complicado, y se lee bastante bien. Obviamente no entiendes algunas palabras porque el léxico ha cambiado, pero no ha cambiado la gramática ni la sintaxis. El español se forma muy pronto. El español de Cervantes no es como el inglés de Shakespeare que sí es más complejo”, explica. Además, al menos con la primera parte, se ríen muchísimo.

La popularidad de este texto clásico proviene de su origen. Antes de que fuera una novela canónica fue un best seller. Hay datos de que en 1607, dos años después de su publicación en España, ya había en América recreaciones carnavalescas con figuras de don Quijote y Sancho. A Chile llega más tarde, en el siglo XVIII, pero a los virreinatos de México y Perú llega bastante rápido. Y hay que considerar que el libro ganó su propio espacio, pues no nació como clásico, primero porque la novela no era un género prestigioso y porque Cervantes era desconocido en el mundo de las letras hasta el momento en que publicó la primera parte. Lo fundamental es que cuatro siglos después sigue divirtiendo y generando encuentros.

¿Dónde y qué Quijote leer?

Como reconocidos cervantistas, Jéssica Castro y Francisco Cuevas recomiendan una serie de lugares donde acceder a la obra de Cervantes. En internet, por ejemplo, existen buenas versiones como la de Florencio Sevilla en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Sin embargo, para quienes prefieren el papel, la edición canónica es la del español Francisco Rico, la cual está en las librerías chilenas. Para Jéssica y Francisco las revisiones de Rico son las más fieles a la intención de Cervantes. “Es el Quijote más cercano al original que uno puede leer”, aseguran.

“Recomendamos que lean una edición anotada por las cosas que puedan causar duda. Es mejor una que sea más comprensible a la que tenga las comas mejor puestas. Lo ideal es una anotada que no los aleje tampoco. Rico hizo bien en sacar una versión con una serie de notas y otro volumen con notas para especialistas para no dificultar la lectura”, explica Jéssica Castro.

También se puede encontrar otras más escolares como la de Martín de Riquer, la cual es muy buena resolviendo lo que un lector actual podría no entender. Las anotaciones, explica Jéssica Castro esclarecen referencias a cosas de la época, costumbres, otros textos, juegos de palabras y refranes, principalmente.

En Chile también existen algunas versiones y relecturas como los MicroQuijotes que publicó Juan Armando Epple en 2005. El libro es una una recopilación de textos hispanoamericanos que recrean al Quijote y que tienen mucha participación de chilenos.

Otra edición de El Quijote es la del profesor Eduardo Godoy, publicada por Editorial Origo. Jéssica Castro explica que se trata de un texto divulgativo con notas para acercar el texto a los estudiantes. Además adelanta que será presentado durante las Jornadas Cervantinas.

Por último, y para completar el acercamiento a la obra de Cervantes, Castro y Cuevas destacan la muestra Cervantes y la ruta del Quijote, que se presenta en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica. Allí se encuentran en exhibición primeras ediciones de El Quijote, entre ellas una de 1615 que a pesar de tener cerca de 400 años está prácticamente nueva. La muestra estará abierta hasta al 31 de julio y es una excelente antesala para la novena versión de las Jornadas Cervantinas.

Fuente: Facultad de Filosofía y Humanidades.




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