Más de 200 personas han muerto en el noreste de Nigeria. Los ataques iniciados la noche del miércoles son atribuidos al grupo islámico Boko Haram, ha afectado a varias localidades del Estado de Borno, epicentro de la organización.
Esta, ha sido catalogada como la peor semana de violencia desde la entrada en funciones del nuevo presidente Muhamadu Buhari en mayo. Algunos de los episodios más violentos se han vivido en mezquitas, en medio de la oración que cientos de fieles realizan por estar en el mes del Ramadán.
El jefe del Estado de Nigeria condenó enérgicamente el hecho. A través de un comunicado de prensa calificó de “inhumanas” y “bárbaras” las acciones de los islamistas. Por ello, hizo un llamado a fortalecer una coalición internacional que sea capaz de atacar a los insurgentes.
Ya en el primer ataque, 97 personas perdieron la vida en la aldea de Kukawa, cerca del lago Chad. Dos horas después y a cincuenta kilómetros del lugar, en Monguno, otros 48 fieles reunidos para orar fueron fusilados en la noche, según dijeron a la AFP.
En tanto, el jueves sucedió el episodio en la mezquita de Malari donde 12 orantes murieron tras la explosión del templo. El puerta a puerta también ha sido parte de las acciones emprendidas por Boko Haram, quienes ejecutaron a 11 hombres elegidos en una aldea del nordeste de Nigeria, porque se “habían negado a integrar sus filas”.
El recuento total es aún más desalentador. Según cifras que llevan los organismos internacionales, hasta la fecha van 423 víctimas de ataques desde la llegada al poder del nuevo presidente. Por ello, algunas de las medidas en las que se trabaja para detener la ola de violencia es la conformación de una nueva fuerza multinacional conjunta (MNJTF), que contará 8 mil 700 hombres (Nigeria, Níger, Chad, Camerún y Benín), la que será desplegada de aquí a fines de julio en el noreste del país.