Los conflictos que reveló la elección del nuevo director del Teatro Municipal

Una parte de los trabajadores cuestiona la falta de información y participación en el proceso de elección y el directorio defiende su actuar. Mientras, otros sectores subrayan que la institución recibe millonarios fondos públicos y, por lo tanto, debería ser más democrático.

Una parte de los trabajadores cuestiona la falta de información y participación en el proceso de elección y el directorio defiende su actuar. Mientras, otros sectores subrayan que la institución recibe millonarios fondos públicos y, por lo tanto, debería ser más democrático.

La designación del francés Frédéric Chambert como nuevo director del Teatro Municipal no dejó a todos satisfechos. Luego de una extensa espera, el pasado miércoles fue presentado el hasta ahora director del Teatro del Capitolio de Tolouse, lo que provocó duros cuestionamientos.

Las críticas no fueron hacia él, sino hacia el extenso proceso que siguió el directorio de la Corporación Cultural de Santiago, presidido por la alcaldesa Carolina Tohá, quien en junio del año pasado le pidió la renuncia a Andrés Rodríguez, quien ha encabezado el teatro desde 1981.

Fue la presidenta del Sindicato del Coro del Teatro Municipal, Loreto Mardones, quien cuestionó la falta de participación e información sobre el proceso. En realidad, dijo, se enteraron de la noticia por la prensa: “Los trabajadores somos el motor del teatro y sabemos perfectamente bien las falencias de la administración anterior. Hay aspectos que se pueden corregir, como la política de administración en lo laboral, ya que por 30 años hemos tenido un sistema de administración absolutamente vertical, donde los trabajadores no hemos tenido ninguna participación. Se dio un gran paso al cambiar al director general, pero nos parecía que esta señal debía ser de un modo más inclusivo. Nos habría gustado enterarnos no solo a través del diario”, dijo.

La presentación de Frédéric Chambert fue el corolario de un proceso que incluyó la evaluación de unos 30 candidatos y entrevistas presenciales a los finalistas, entre los cuales el único chileno era el director de orquesta Max Valdés, quien finalmente declinó su postulación.

Antes de regresar a Europa, el nuevo director se reunió con los distintos equipos del teatro, con directores de otros centros culturales y museos y, finalmente, con los cinco sindicatos de trabajadores del teatro. El encuentro se realizó en la tarde del viernes con la participación de dos integrantes del directorio, la ex Primera Dama Luisa Durán y la periodista María Inés Silva, y para el presidente del Sindicato de Administrativos, Pedro Muñoz, la primera impresión fue positiva: “Parece una persona muy capacitada”, señaló.

En esa línea, el dirigente marcó una diferencia con el Sindicato del Coro: “Sobre lo que se haya dicho, no voy a opinar. La administración y la alcaldía son los que manejan estos temas, como se manejan en cualquier empresa. Podemos tener diferencias, pero no es un tema de los sindicatos. A nosotros nos interesa que el nuevo director trabaje con todos los trabajadores del teatro y se lo hicimos saber”, explicó.

“Tenía que ser un proceso cerrado”

“Efectivamente fue un proceso bastante cerrado”, admitió María Inés Silva, quien argumentó que “en general los procesos de este tipo en teatros de ópera a nivel mundial se realizan así, porque estás buscando personas con competencias muy específicas y que están en otros cargos. Ellos mismos piden reserva”.

En ese sentido, María Inés Silva consideró que si el proceso hubiera sido más participativo “quizás no se hubiera podido tener candidatos de tan buena calidad como los que llegamos a tener, porque ellos mismos no hubieran aceptado participar. La decisión de indagar y ver la posibilidad de que también fuera un candidato extranjero suponía estas condiciones”.

“Cuando empiezas a abrir, se sabe inmediatamente y se producen muchas especulaciones, lo que genera más incertidumbre entre los mismos equipos internos, entonces eran muchos factores los que nos convencían que tenía que ser un proceso más cerrado”, indicó.

¿Directores por concurso?

La elección tuvo repercusiones incluso más allá de los pasillos del Teatro Municipal. El director teatral Ramón Griffero, quien antes encabezó el movimiento Liberar al Municipal, cuestionó la elección de un director extranjero y, sobre todo, lo cerrado del proceso: “Si es plata chilena, si es plata del Estado, lo mínimo es que así como en el Fondart se hace concurso público para ver a quién se otorga dinero, el principal teatro de nuestro país sea un espacio democrático y republicano y que sus directores sean escogidos por concurso, no entre cuatro paredes”, cuestionó.

De hecho, la Corporación Cultural de Santiago fue la institución que lideró los aportes directos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) en 2015, con más de $2.630 millones de pesos, por encima del GAM, las Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles y el Centro Cultural La Moneda, por ejemplo.

En ese sentido, Loreto Mardones estimó que las políticas administrativas del teatro incumben no solo a sus trabajadores y autoridades. Para graficarlo, habla de la brecha salarial que existe hoy: “Hay desigualdades abismantes, donde un trabajador gana nueve, diez o hasta doce veces menos que un cargo gerencial. En una empresa que maneja sus propios dineros, esto podría no ser problema, pero en una empresa que tiene más de un 60% de financiamiento público sí es un problema. No solo para los trabajadores y gerentes, sino para quienes administran fondos públicos, para la municipalidad, para el Estado. Hay que revisar eso”, concluye.





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