Luego de más de cinco años de negociaciones de carácter secretas, y filtraciones realizadas por la plataforma Wikileaks de algunos de los capítulos del acuerdo, el TPP vio la luz este lunes con el acuerdo alcanzado por los ministros de Comercio y representantes de los doce países que conforman este nuevo bloque comercial.
En el pacto de libre comercio promovido desde hace años por los Estados Unidos participan Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Malasia, Brunéi, Vietnam, Chile, México y Perú, todos ellos parte de la cuenca del pacífico, excluyendo a China.
El TPP agrupará a las naciones que conforman el 40 por ciento del PIB mundial y podría convertirse en el acuerdo regional más grande de la historia.
Reacciones oficiales
A través de un comunicado de prensa el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama prometió que el Congreso y los ciudadanos de su país tendrán “meses” para revisar el TPP antes de que él proceda a firmarlo. Además valoró el acuerdo porque refleja “valores americanos” y “coloca en buena posición a los trabajadores estadounidenses”.
El mandatario alabó varios aspectos del tratado como las facilidades que otorga a las empresas para elevar sus ventas y “la apertura de la Internet”. Al finalizar el comunicado de prensa, afirmó que, cuando más del 95 por ciento de sus potenciales clientes viven fuera de las fronteras, no pueden permitir que países como China escriban las reglas de la economía global.
Desde Chile, también se refirió al cierre de las tratativas el canciller Heraldo Muñoz: “Estamos complacidos porque se ha logrado un acuerdo muy valioso para Chile, resguardando nuestros intereses, pues va a permitir consolidar nuestra relación con la región Asia-Pacífico. El TPP definirá los acuerdos comerciales del siglo XXI”.
En ese sentido, afirmó que Chile será parte “del esquema económico más grande y moderno del mundo, considerando que el TPP es la negociación plurilateral más importante de los últimos 20 años”.
Secretismo implacable y filtraciones
La negociación se ha hecho en absoluto silencio, pero según sostuvo la Cancillería, el acuerdo considera 30 capítulos, que abarcan las siguientes áreas: Acceso a Mercados, Reglas de Origen, Obstáculos Técnicos al Comercio, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Defensa Comercial, Competencia, Compras Públicas, Servicios, Inversiones, Comercio Electrónico, Telecomunicaciones, Entrada Temporal, Servicios Financieros, Asuntos Legales, Propiedad Intelectual, Medio Ambiente, Laboral y Cooperación. Adicionalmente, se han incorporado los denominados temas horizontales que incluyen Coherencia Regulatoria, Competitividad, Desarrollo y Pequeñas y Medianas Empresas.
De todas esas áreas sólo se conocen tres capítulos, gracias a una filtración realizada por Wikileaks.
Carlos Figueroa, vocero de la “Plataforma Ciudadana Chile Mejor Sin TPP”, afirmó que la negociación se ha hecho en absoluto silencio, lo que ha impedido poder dimensionar los costos que asume el país con este acuerdo.
El vocero se refirió a los tres ítems conocidos: medioambiente, propiedad intelectual (que afecta desde las patentes de los medicamentos a los derechos digitales) y la regulación de las empresas del Estado.
La preocupación por las normas que regularían los medicamentos ha sido un tema relevante, ya que, los dirigentes afirman, podría implicar pagar mucho más caro por ellos afectando políticas públicas y programas como la Ley Ricarte Soto.
Otra preocupación para estas organizaciones tienen que ver con las reglas de propiedad intelectual en materia de Internet, ya que el tratado mantendría la posibilidad de entregarle incentivo a los prestadores de servicios para combatir la piratería o el intercambio ilegal de archivos, de forma de hacer una especie de policías de la red de los ISP (Internet Service Provider o Proveedor de Servicios de Internet).
Finalmente, otro punto que inquieta dice relación con abrir la posibilidad para que las empresas transnacionales demanden al Estado chileno, con lo que arriesga su soberanía, un tema que desde la plataforma califican como “sumamente delicado”.
Tramitación en el Congreso Nacional
Ahora, el acuerdo debe der ratificado por el Congreso Nacional, sin embargo, eso supone la imposición al propio Parlamento.
Claudio Ruiz, director de la ONG Derechos Digitales, afirmó que los únicos que han tenido acceso al documento han sido los negociadores de la Cancillería, lo que es relevante ya que ahora corresponde al Parlamento revisar el acuerdo y decidir si se aprueba o rechaza.
“Es decir, el Congreso hoy día no tienen ninguna atribución para poder modificar ciertas cláusulas que puedan vislumbrarse como negativas para el país”. En síntesis, el poder legislativo sólo se pronunciará sobre si el TPP se aplica o no en Chile.
En ese sentido, el especialista manifestó su temor sobre que la Nueva Mayoría intente generar un acuerdo transversal para no afectar más la imagen de la Presidenta Michelle Bachelet, por lo que cerrarían filas en torno del acuerdo. Aún así, afirmó, seguirán exigiendo una discusión abierta y transparente.
Pero no sólo la ciudadanía está pidiendo la apertura de la norma, también lo han hecho parlamentarios como Camila Vallejo, Gaspar Rivas, Giorgio Jackson, Gabriel Boric y el senador Alejandro Navarro, quienes son parte de la plataforma. De hecho, en conversación con Radio Universidad de Chile, Navarro adelantó su voto en contra y sostuvo que no aceptará votar “a ojos cerrados”.
“Al menos yo no voy a aceptar cláusulas de silencio alguno cuando en una sociedad como la chilena que está reclamando y exigiendo transparencia, que las cosas se pongan sobre la mesa y donde la clase política tiene un extraordinario rechazo. En ese sentido, yo no estoy en un pedestal ético, también soy parte del problema, soy un senador que también está siendo cuestionado, pero quiero ser parte de la solución”, dijo.
Volviendo al TPP, el senador del Movimiento Amplio Social (MAS), sostuvo que “es ingenuo creer que es un tratado de integración, cuando en realidad nos somete”.
En ese sentido, indicó que Chile podría haberse mantenido al margen de esta negociación: “El país no tiene la necesidad de firmar un tratado de esta naturaleza, que sólo representa restricciones y aumentos de costos”, dijo. Además, afirmó que “debemos dejar de seguir las líneas de Estados Unidos y buscar la integración en nuestro propio barrio”.